Revista Maternidad

Cómo manejar las golosinas en los niños

Por Mamuchas
Cómo manejar las golosinas en los niñosEl consumo de dulces ha pasado a convertirse en un hábito cotidiano: en todos los colegios existen los kioscos con libre acceso por parte de los niños.
Las golosinas son una tentación a la que pocos niños se resisten. Sus atractivos colores y formas los atraen; se dejan arrastrar por la variedad de sabores que deleitan sus paladares. Pero lo que muchos no saben es que estos dulces tan adictivos no aportan ningún nutriente y sí excesivas calorías.
Las golosinas aportan las llamadas "calorías vacías", con un valor nutricional casi nulo. Están constituidas básicamente por azúcares simples (fructosa, glucosa y sacarosa) de rápida absorción, aditivos y colorantes artificiales para obtener los llamativos colores... ¡Pero los niños no pueden resistirse a ellas!
Todo es bueno si se utiliza en la justa medida, sin embargo los niños ante este producto no tienen control. Además, por el fácil acceso a las golosinas hay que vigilar las normas de higiene que las rodean: es muy importante que estén empaquetados en bolsitas individuales ya que es un producto que va directamente a la boca del niño.
Aunque es difícil negarle un caramelo a un niño, los padres deben tener en cuenta que un abuso de estos productos puede perjudicar su crecimiento. Profesionales de la salud coinciden en que no hay que prohibir las golosinas, como ningún alimento, pero sí enseñar a los niños cuánto y en qué momento pueden consumirlas.
Un consumo moderado puede resultar el más grande de los placeres; su abuso puede derivar, cuanto menos, en trastornos digestivos, aumento del peso corporal y un aumento de caries.
Los caramelos, chicles, entre otros, son sólo unos ejemplos del amplio abanico que pueden encontrarse en los kioscos, todos ellos con grandes dosis de azúcares, grasas y aromas, sin olvidar una gran variedad de colorantes, tanto naturales como artificiales, que les dan ese aspecto tan vistoso y que están permitidos utilizar.
Es importante, entonces, educar a los niños sobre al consumo cuidado de aquellos alimentos o productos que le dan placer pero que no los alimentan. Ellos deben saber que no hay alimentos bueno o malos: todos pueden consumirse, teniendo en cuenta la cantidad.
Lic. Cristina MaceiraNutricionista
Fuente: Nutrar.

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