Revista Religión
Leer | FILIPENSES 1.12-18 | Durante su reclusión en una cárcel romana, el apóstol Pablo escribió una de sus cartas más jubilosas y alentadoras. En esta epístola a la iglesia en Filipos, el apóstol usó sus circunstancias como una oportunidad para ser ejemplo de la manera en que se deben manejar los conflictos y las críticas.
Es claro por este y otros pasajes, que Pablo tuvo que lidiar con conflictos importantes, incluso con miembros de la iglesia en Roma. Algunas personas estaban molestas porque Pablo predicaba a los gentiles, en vez de hacerlo exclusivamente a los judíos. Tampoco les gustaba que enseñara la salvación por la gracia, no por la ley. Las palabras de Pablo revelan que algunas personas estaban enseñando el mensaje con una motivación muy diferente a la suya.
Notemos que Pablo respondió con una actitud positiva. El tono de su carta es de aliento y esperanza. No arremetió contra sus críticos; tampoco se defendió personalmente. Defendió su mensaje, el evangelio verdadero, pero lo hizo con amor, no con dureza.
Pablo enfatizó el lado positivo. Se regocijó porque, aunque la motivación fuera por sinceridad o por envidia, Jesucristo estaba siendo anunciado, y el mensaje del evangelio verdadero estaba siendo propagado. Pablo estaba tan preocupado por las almas de los demás, que respondió con generosidad en vez de egoísmo.
Pídale a Dios que le ayude a mantenerse en el mismo rumbo de Pablo, aunque su situación pueda implicar críticas y controversias. Los guardias de la prisión conocieron el evangelio por medio del apóstol encarcelado. Las palabras y la conducta suyas pueden reflejar a Cristo a los no creyentes a su alrededor.
(En Contacto)