Hace años, en mis comienzos como trader, realizé una inversión en sistemas automaticos en la que metí la pata hasta el fondo. Quiero contar esta experiencia, así como lo que debí haber hecho para evitarla, por si puede servir de ayuda para que otros inversores no caigan en el mismo error.
Afortunadamente sólo me arruiné en porcentaje, no en dinero absoluto, porque invertía poco dinero. Pero lo malo es que arrastré a mi familia y amigos al mismo hoyo.
Esta es la historia:
Los sistemas automaticos
La cosa tiene que ver con sistemas automaticos. Corría el año 2005. Un día me topé con varias páginas web que vendían decenas de sistemas de futuros.
Un sistema automatico es un programa de ordenador que opera según ciertas reglas rígidas, reglas que en el pasado han tenido un beneficio demostrable. Es un tema del que se puede hablar mucho, pero aquí los explican un poco (en inglés)
Los sistemas tenían nombres rimbombantes (tales como “Diana”, “Poseidón”,”Mercurio”, “Roma”, “Paris”, etc etc ) y rentabilidades históricas brillantes. Operaban siempre contra futuros de índices (el futuro del DAX aleman, del Ibex35 español, etc).
Los creadores de las páginas parecían programadores muy competentes, dando multitud de detalles sobre el trading cuantitativo, el control del riesgo, etc.
Y obtenían las siguientes rentabilidades anuales:
- Roma : 50% anual
- Diana: 41% anual
- Berlin 37% anual
- Efeso: 21% anual
( etc etc)
Pero lo mejor es que las páginas eran muy interactivas: permitían elegir cualquier sistema entre dos fechas,y comprobar la rentabilidad año por año. Y no sólo eso, sino que podías elegir multiples sistemas para comprobar la rentabilidad de todos los sistemas operando conjuntamente.
El mensaje principal de los vendedores de sistemas era:
Al combinar 4 ó 5 sistemas, la rentabilidad se mantiene, pero el riesgo disminuye en gran medida.
Esta idea es correcta. La diversificación de una inversión entre varios sistemas siempre mejora la relación rentabilidad/riesgo, más cuanto menor sea la correlación entre sistemas. Es la vieja idea de “no poner todos los huevos en la misma cesta”.
Así que estuve probando decenas de sistemas y combinaciones en el histórico disponible de 6 años, del 2000 al 2005.
Al final dí con una combinación de 4 sistemas , que operando todos a la vez no perdían ningún año, y obtenían más del 30% de rentabilidad anual en promedio:
No recuerdo los nombres y cifras con exactitud, pero más o menos eran así:
Los 4 sistemas conjuntamente eran muy rentables, un 33% en promedio, además a través de años muy cambiantes en la bolsa.
Después, hablé con los responsables de los sistemas. Les torturé a preguntas y correos y me convencí de que no eran unos ladrones. De hecho, el dinero en realidad se enviaba a un broker español muy conocido, con el que había que firmar un contrato en apariencia muy serio.
El problema era que para invertir en tanto sistema, necesitabas un capital grande; en este caso unos 14.000 euros.
Yo tenía el capital disponible, y no veía fallos en la idea. Pero aún así, de un modo intuitivo me parecía ver mucho riesgo. Además, tenía muy poca experiencia en estos temas, por lo que decidí no arriesgar tanto dinero.
La jugada
En vez de eso, hablé con mi familia y mis amigos: les expliqué la jugada, les pasé las direcciones web y les hablé de la rentabilidad probable.
También hablamos del riesgo, pero claro, al invertir entre muchas personas aunque todo fuera fatal tampoco nos arruinaríamos.
En resumen, tras varias charlas y discusiones, junté una cuadrilla de familiares y amigos, y entre todos reunimos los 14.000 euros con facilidad; al fin cabo somos todos de Bilbao.
Y sin más, ingresé el dinero en el broker, con idea de probar un año a ver qué pasaba.
Desde el principio, el broker me pareció serio. Firmamos el contrato, y la empresa, utilizando nuestro dinero y los sistemas que había elegido, comenzó a comprar y vender casi todos los días contratos de futuros, mandando a mi cuenta de correo un estadillo diario muy detallado.
Los resultados
En Enero, la cuenta se deslizó poco a poco por las pérdidas: -2%, -4%, -6%. No era problemático, estaba dentro de las expectativas. Yo maileaba los resultados a la cuadrilla.
En Febrero y Marzo, la cuenta se movió hacia abajo suavemente, llegando hasta el -10%. Aún no era preocupante.
En Abril, un par de sistemas dieron un tremendo salto en unos pocos días, y la cuenta subió hasta cerca del 37%.
Yo estaba optimista pero un poco prudente, porque los sistemas oscilaban mucho. Sin embargo, tras un Mayo y Junio con pequeñas pérdidas, a principio de Julio un nuevo pelotazo del 25% nos situó en el 63%
A esas alturas del año, la cuadrilla estaba entusiasmada, y yo más.Algunas voces prudentes hablaban de cerrar todo y coger los beneficios, pero claro, ¿cómo vamos a vender en plena subida?. Hay que seguir la tendencia, the trend is your friend.. ¿no?
Asi que seguimos. Llegó el verano, y todos nos fuimos felices de vacaciones.
Durante el mes de Agosto yo vigilaba los sistemas, que seguían operando por su cuenta, ajenos a nuestro entusiasmo.
Llego Septiembre, y la cuenta tocaba ya casi el 80% de beneficio.
¡80% en menos de 9 meses!
Todos me felicitaban por mi acierto (¡y yo no tenía ni idea de cómo funcionaban los sistemas!) y planificaban, me llamaban por telefono porque planeaban meter más dinero, meter más gente y prosperar y prosperar, que la vida es corta.
Entonces llegó el calvario.
El desastre
A partir del 5 de Septiembre, uno de los sistemas comenzó a desbarrar. Fuertes tirones para arriba y para abajo, pero sobre todo para abajo. La cuenta bajo un 23% en pocos días, dejándo el beneficio en un 36%
La bajada sorprendía, pero aún estabamos optimistas.
Pero el drawdown sólo había empezado: en Octubre otros sistemas se unieron al primero que seguía perdiendo, y comenzaron a comerse nuestros beneficios: del 36% bajó en una semana al 30%, en otra semana al 18%, en otra semana al 8%, y al final de Octubre, casi al 0% de beneficio.
Estabamos anonadados. En 2 meses lo habíamos perdido todo. Y los movimientos de casi todos los sistemas seguían siendo erráticos.Noviembre fue un mes de transición, con pocos movimientos. Pero en Diciembre empeoró: el efecto del apalancamiento acelera las pérdidas si el capital baja de un umbral: -5%, -10%, -15%, -30%. A mediados de Diciembre llegamos al -50%. Perdíamos la mitad de la inversión.
Asustado, mandé vender todo. La orden llegó al broker, pero tardo unos días en procesarse, días con poco capital y mucho apalancamiento.
Recuperé lo que quedaba: un 22%, es decir, aproximadamente un 78% de pérdidas.
¿Qué había pasado?
Ahora lo se: aquellos sistemas no podían funcionar, era imposible. Y la pena es que pude haberme dado cuenta. Tenía a mi alcance una prueba definitiva que desmontaba todo el tinglado.
¿Cual?
Para no alargarme, lo cuento en el siguiente artículo.
¿Y que pasó con la cuadrilla? ¿Qué me dijeron? ¿Qué me hicieron?
¿Tú que crees? Una pista: no vas a acertar…