Revista En Femenino

¿cómo me libré del ipad?

Por Lai Pv @laicapi

Érase una vez, en la familia terremoto, un día en que aquí servidora iba a entrar en el salón y se paró a mirar. Terremoto mayor estaba con el teléfono, ya no sé si el mio o el de su padre; y pequeña terremoto jugaba con el Ipad. Y la una miraba que hacía la otra. Y se peleaban por tener el dispositivo electrónico que no tenían. Me paré en seco, me di cuenta que yo no quería eso, y que tenía que averiguar como hacer que ese “juguete” de los tiempos de hoy en día, desapareciera de casa.

El padre de las criaturas reconozco que creía que yo exageraba un poco (quizás aun lo cree). Pero otro suceso me convenció en mi cruzada. A mi me gustan mucho los niños, y cuando voy a cualquier restaurante o parque, siempre me fijo en los niños. Me gusta verlos jugar felices en su mundo. Pero cada vez me encontraba más con niños que no jugaban felizmente en su mundo, sino que miraban pantallas. Ya fuera que sus padres estuvieran comiendo en un restaurante, o estuvieran paseando de compras, o camino a la guardería. Ellos con su pantalla. Pero se pierden el paisaje, pensaba yo! Yo jugaba bajo la mesa de pequeña cuando salía a comer con mis padres! La visión del mundo bajo esa mesa era muy divertida. Veía bambas y tacones, pies que corrían y que se arrastraban, y el tiempo pasaba a otro ritmo. Y jugaba y pintaba, y lo pasaba bien en mi mundo. ¿Cómo podían esos padres dejar que sus hijos se perdieran todo eso? ¿por qué no jugar con ellos o no darles siempre el teléfono o el ipad?

Y entonces, porque estamos para equivocarnos, un día fuimos a celebrar mi cumpleaños y lo primero que hicieron las terremoto al sentarse fue pedir el teléfono a su padre. Y seguidamente a mi. Ahí me vi, ejemplo de lo que a mi no me gustaba. Las mías también lo hacían. Y esa es una costumbre que se adquiere, no es innato que sea lo primero que pidan para entretenerse. No podía ser!

Yo que me alucinaba viendo grupos de amigos sentarse en una mesa, tomarse fotos, y después hablarse por whatsapp mientras se las mandan… y probablemente cada vez que me sentaba en una mesa con amigos tenía el teléfono más cerca.

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Ahí inicié mi cruzada contra los dispositivos electrónicos y en favor de la comunicación 1.0, la de antaño; en el fondo, la que mola

Y eso que me gustan las conexiones de hoy en día, me encanta ponerme al día con mis amigos por Whatsapp, amanecer con fotos de la familia en el teléfono, de eventos que me he perdido, de momentos que no puedo compartir pero de los que me pueden hacer parte, aunque sea por foto. Me encanta tirarme en el suelo un sábado por la mañana con las niñas, Ipad en mano y llamar a la familia. Que ellas hagan el payaso un rato mientras apenas escuchan lo que les dicen, pero se familiarizan con esas caras y voces que apenas ven una vez al año. Pero el hecho es que los dispositivos electrónicos conectan y desconectan al mismo tiempo. Yo misma me veo a veces que, quizás camino a casa, me pongo a chatear con una amiga y la historia está interesante, entonces dejo el teléfono con sonido, y whatsapp me llama y no me deja concentrarme de mi tiempo con las terremoto. Me puedo “quedar pegada” en una conversación si me estoy poniendo al día o riendo a carcajadas, pero eso me roba mucho tiempo. Y eso sin tener en cuenta las notificaciones por mails del trabajo, o por los grupos de whatsapp del colegio, o las que genere el blog. Y al padre de las criaturas le encanta leer en el ipad, bloguerar desde el Ipad, cotillear facebook o twitter. Y no, eso había que cambiarlo. De esto hace un año y medio. Yo no quería verme como esta imagen:

comunicacion familiar

foto del blog 50 crisis

  1. ¿Cómo empecé? Por mi. Dejando en silencio el teléfono en la cocina, y a poder ser boca abajo. Como trabajo con horario flexible tenía que dejarlo en un lugar donde pudiera verlo de vez en cuando por si tenía algún mail del trabajo, pero estaba en silencio para que no fuera un elemento de distracción, y boca abajo para no ver la lucecita de las notificaciones al pasar. Dejando mi teléfono fuera de juego, las terremoto se acordaban menos de pedírmelo.

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2. Lo siguiente fue pedirle al padre de las criaturas que escondiera el Ipad, que siempre se carga en el pasillo, durante una temporada. Así era otro elemento visual que desaparecía, para reducir la tentación.

3. El tercer paso fue contarles a las terremoto que el Ipad y el teléfono se utilizarían solo de jueves a domingo. El resto de días, inventaríamos un juego cada día. En esa época, puse a prueba mi inventiva, y aun más mi paciencia.

4. Una vez estaba reducido a 4 días, pasamos a prohibirlo en la mesa, tanto dentro como fuera de casa. Esto era una prueba para los adultos también. Solo se podía usar el teléfono si alguien nos llamaba (estando en un restaurante) Sino, guardadito.

5. El quinto paso implicó decirle al padre de las criaturas que desconectara un poco para lograr bajar la intensidad del uso de dispositivos el fin de semana (ahora el día que me pongo a chatear antes de las 21 de la noche me persigue diciendo que soy móvil adicta…cómo hemos cambiado!) . él también empezó a dejar el teléfono fuera de su vista. Y empezamos a hacer actividades sábado y domingo desde temprano, para que ni tele ni teléfonos ni Ipad se encendieran hasta, almenos, el mediodía.

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6. Después pasamos a reducir el uso al domingo. Este paso costo las primeras semanas, costó mucho. Incluso las primeras semanas lo cambiamos del domingo al sábado porque no podían aguantarse…pero al final lo logramos. El padre de las criaturas incluso me confesó que creía que me estaba pasando, pero yo a mi aire

:)
Y lo logramos!

7. El último punto es el filtro a las aplicaciones con las que pueden jugar. En mi teléfono ya están, pero en el Ipad aun tenemos una pequeña guerra con el padre de las criaturas. Digamos que este punto está… “en curso”

¿Cómo estamos hoy? En casa se oyen teléfonos sonar a veces, pero suelen estar sin sonido. Además están fuera de la vista, y solo si el padre de las criaturas o yo cenamos solos, ahí si lo usamos, sobretodo para leer. Aunque deberíamos cambiar eso también, porque es una asociación visual que hacen las niñas si están delante. Yo máximo una de las tardes que estoy con ellas tengo el teléfono a mano y aprovecho de ponerme al día, el resto lo dejo en la cocina en silencio y lo recupero cuando están dormidas (en verano no lo he cumplido mucho, porque se dormían a las 23 y claro, ¿a esa hora con quién me pongo yo al día con la diferencia horaria?) El padre de las criaturas deja el teléfono casi siempre fuera de la vista, de lunes a domingo.

terremotofono

Como cámara si que lo utilizamos mucho, y ese uso también se permite a las pequeñas terremoto. Y ¿sabéis qué? He pasado de tener dos niñas completamente enganchadas al teléfono; tanto que la pequeña incluso prefería sentarse con el teléfono que columpiarse o jugar con otros niños…y ahora, ahora pueden pasar dos y tres domingos que ni lo piden. Parecía imposible, pero se puede!! Y cuando vamos a cualquier lugar: pintan, se llevan juguetes, juegan entre ellas, y sí, si tenemos que esperar en una fila una hora yo misma les dejaré el teléfono sin remordimientos, porque puedo entender que se les acabe la paciencia.

¿Cuales son las desventajas del uso de la tecnología?

A mi, los primeros que me vienen a la mente son estos:

  • Malas posturas, problemas de visión, falta de ejercicio y de movimiento, tan sano y necesario en los niños. Pequeña terremoto si está mucho rato con una pantalla delante empieza a decir que está demasiado cansada para jugar a otra cosa.
  • No estimula la creatividad ni la curiosidad
  • Crea adicción, porque no saben manejar los tiempos de tan pequeños
  • Pierden interés en relacionarse con otros niños, se aislan. La mía pequeña prefería el ipad a ir al parque, por ejemplo.

Si no estáis convencidos si eliminar o no el ipad o smatphone de las rutinas familiares, para convenceros a reducirlo almenos en la mesa, podéis leer este post de Un papá en prácticas. Ahora mi cruzada 2016 es con la tele, porque es increíble después de las vacaciones de verano la adicción que tienen las terremoto. Tanto que en vez de jugar juntas cada una se va a una tele! Y les digo ” a qué jugamos hoy?” y tardan 15 minutos en reaccionar. Así que este año voy por la tele, no voy a eliminarla, pero si quiero reducir el tiempo que la ven, a ver si llego a poder ponerle un tapete como nos cuentan desde Rejuega. Ya os contaré.

Pero como no todo es prohibición: para los domingos, las largas esperas en las colas, o las 13 horas de avión que nos tocan cuando vamos a mi Barcelona querida, tengo unos juegos favoritos, que a mi me encantan. El viernes os cuento cuales son.

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Archivado en: Entretenimiento, Maternidad y Crianza, Pequeñas terremoto

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