Es frecuente que en las épocas del embarazo se tengan trastornos estomacales o digestivos, sobre todo en el tercer trimestre de embarazo. No afectan ni hacen daño al embarazo, pero pueden ser dolorosas y molestas.
El crecimiento del bebé es la principal razón de esto, ya que constriñe los órganos internos y estómago de la madre dando lugar a las malas digestiones, además de ganas de vomitar, gases, estómago lleno, dolores abdominales y más. Además, las hormonas relajan los músculos que hay en el aparato digestivo haciendo que los ácidos del estómago suban por el esófago con más facilidad.
Algunos de los remedios para las malas digestiones son:
No acostarse después de comer
No pasarse de peso
Usar ropa ligera
Masticar bien la comida y comer sin prisas
Comer con frecuencia, en pequeñas dosis
Reducir los líquidos en las comidas
Combatir el estreñimiento
Evitar la acidez
Cocinar platos de forma natural
Si se va a hacer una siesta no se recomienda que sea justo después de comer ni tenga una duración de más de 20 minutos. Con respecto a las comidas, deben ser al menos 5 con más frecuencia de lo normal en cantidades pequeñas masticando bien y tomar líquidos entre comidas no en las comidas. La dieta ha de ser sana y equilibrada, con todos los nutrientes que son necesarios para el cuerpo y durante el embarazo.
Después de las comidas ayuda tomar una infusión digestiva, aunque siempre habrá que haberle preguntado antes al médico cuáles son las infusiones que se pueden o no tomar en esos momentos. Con todas estas recomendaciones y alguna rutina de ejercicios o movimiento diario puede ser suficiente para combatir las malas digestiones en el embarazo, al menos lo máximo posible.
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