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Como mucho, da risa

Por Esperanza Redondo Morales @esperedondo

Como mucho, da risa

Imagen: Wikipedia.

Esta serie es la tontería más grande que he visto en mucho tiempo. Ya per se nunca me ha interesado el tema zombie, ni vampiros, ni demás monstruos más o menos creíbles, pero por curiosidad, he visto los seis episodios de la primera temporada; por curiosidad y quizás por empatía con los zombies, pues gracias a un inesperado proceso gripal, mi aspecto y estado de ánimo eran similares a los de los "caminantes", sin fuerzas apenas para cambiar de canal en el mando a distancia... Aunque reconozco que ha tenido sus momentos de coña y me he reído, pero como no creo que esa sea la intención de la serie, va a ser que algo que se hace para dar miedo y al final da risa no está del todo bien resuelto.
En primer lugar, ya hemos visto miles de series y películas iguales e idénticas y seguro que mejores. Novedad cero. En segundo lugar, queda demostrado que son mucho más peligrosos los humanos sanos que los afectados por no se sabe qué y convertidos en zombies. Al fin y al cabo, los zombies, llamados de forma políticamente correcta "caminantes", son víctimas y deambulan de un lado a otro buscando comida. Los pobres ¿qué van a hacer? Y para colmo, son bastante tontos. En tercer lugar, el maquillaje de los zombies es de risa. De cada cien, uno puede estar más currado en cuanto al tema de dar susto, pero el resto se han maquillado ellos en casa y están tan cutres que dan risa. Y los figurantes que hacen de zombies se ve que son eso, figurantes reclutados al tuntún a cambio de un bocata y sin mucho arte en su deambular. Más que zombies, parecen resacosos de botellón; grupitos recién salidos de un after de regreso tambaleante a su casa y con peor pinta que estos "caminantes" me he encontrado algún domingo por la mañana. Vamos, que los zombies dan más pena y risa que miedo, un gran fallo.
Pasemos a los humanos supervivientes.
El prota es un poli al que en su normal rutina de su trabajo de detener facinerosos le pegan un tiro tres cuartos de hora antes de la misteriosa eclosión de los mutantes y cuando despierta del coma se encuentra con el fregao. No tiene ni pies ni cabeza cómo se salva, pero se salva. Porque es el prota y es poli, punto en boca. Y como es el careto que más veremos en la serie y nos tiene que inspirar confianza de que es capaz de salvar al mundo, tiene pinta de buena gente o, lo que es lo mismo, puro producto anglosajón de piel clara, ojos azules y complexión atlética pero estilizada. No llega a guaperas oficial pero es agradable de ver. A mí me recuerda vagamente al malo de Terminator, pero en poli bueno y guay. Y no nos cabe la menor duda de que es un buen hombre lleno de justos valores e ideales. Y sabemos que, justo antes de que le pegaran el tiro, andaba preocupado y tristón porque su matrimonio no pasaba un buen momento.
Su compi poli es el confidente de tal reflexión. Los delincuentes que le pegan el tiro tienen, sospechosamente, pinta de eso que en medios cinematográficos norteamericanos todos sabemos que son "latinos". Vaya. Lo menciono porque el tema "latino" en esta serie es francamente preocupante.
Bueno, pues estábamos en que despierta el hombre en el hospital destrozado y en ruinas y el resto de la ciudad no tiene mejor pinta y ya intuye el hombre que algo raro pasa, pero será una pareja de supervivientes, un padre y su hijo de raza negra, quienes le pongan al tanto de que los zombies son malos, que si te muerden te conviertes en uno de ellos y que hay que pegarles un tiro en la cabeza o aplastarles la misma para matarlos definitivamente.
... Por resumir, que no me voy a poner a contar los seis episodios al dedillo. El poli, ya enterado de qué va el asunto, va a su casa y no hay nadie, pero como ve que no hay fotos en las paredes deduce que su mujer e hijo están vivos. Bien.Vale. Es decir... En plena catástrofe de zombies comedores de carne humana, huyendo para ponerse a salvo de tan angustiosa amenaza, para los guionistas la mentalidad femenina es así, que te pones a recoger toooodas las fotos de las paredes y tooodos los álbumes de fotos que tienes por casa... El guionista de tan curiosa idea debe de tener una madre muy peculiar... La pareja de padre e hijo le dice al poli que hay rumores de que en la no muy lejana ciudad de Atlanta hay un enorme campamento de supervivientes custodiado por la policía, y allá se nos va nuestro prota en busca de su familia.
Curiosamente, el padre y el hijo, que no son del pueblo donde hemos encontrado a nuestro prota, pasan de momento de ir a Atlanta: se quedan tranquilamente en la ciudad... ¿Por qué? Pues porque cada uno tiene sus manías, unos recogen fotos y otros se quedan de turismo de zombies, ya ves tú. Pero quedan en verse más adelante y el poli les da un transmisor (que no funciona) para estar en contacto... Bueno, pues vale también.
El poli, una vez que se ha cambiado la bata de hospital al llegar a su casa, y ya sabiendo que su familia está sana y salva (¿?), se viste, cómo no, con su uniforme reglamentario de poli, sombrero y placa reluciente incluida. Y con uniforme reglamentario de poli lo veremos siempre en los seis capítulos. Bueno, pues vaaaale, uno es poli y que se note. Vaaaale.
Por supuesto, cuando llega sin grandes problemas a su destino, lo del protegido campamento de Atlanta no existe. Se ve que existió cinco minutos pero ahora todo está invadido por zombis. Y a punto de palmarla está el poli rodeado por los zombies cuando encuentra la ayuda de otro superviviente que forma parte de un pequeño grupo que está refugiado a las afueras y bajan a la ciudad de vez en cuando a buscar provisiones. Y se salva, claro. Y después de ciertos problemillas, llega nuestro prota de uniforme con sus nuevos amigos al campamento de supervivientes. A partir de aquí, los zombis carecen y carecerán de toda importancia; están y no están, aparecen y desaparecen, a veces por libre, a veces por manadas, son feos, hacen muecas y les atrae el ruido más que un tonto un lápiz; es decir, van a lo suyo.
Pero lo que cruje son las historias de los supervivientes, entre los cuales, ¡¡cómo no, tachán, tachán!!, están el poli compi de nuestro prota, la mujer e hijo del mismo y los álbumes de fotos, por supuesto. El poli compi va a ser el co-prota y es de clara, digamos para entendernos, tipología de "moreno latino tipo Bardem", y siendo igualmente poli no luce uniforme; eso debe de ser un detalle de los guionistas para indicarnos de forma sutil pero contundente que algo turbio nos oculta... Efectivamente, aunque no del todo de mala fe, se ha erigido en jefe del grupo y se cepilla con ardor a la mujer del prota, que como piensa que su maridín ha muerto porque el propio poli compi se lo ha dicho, no siente excesivo remordimiento por tener ocasionales y placenteras relaciones sexuales con el mejor amigo de su marido. No se ve mucho, pero se intuye que son placenteras y satisfactorias. Pero en cuanto aparece el marido en el campamento, se reconvierte en esposa fiel aunque no demasiado afectiva y manda a freír espárragos al poli latino, el cual se retira pero ya veremos que no se resigna del todo porque el hombre, además del tema fornicación, está enamorado de la esposa de su amigo, y seguro que en la segunda temporada ya nos informarán de que venía de lejos el tema. Me da que la esposa del poli prota estaba encantada con el poli latino y en el fondo, que aparezca el marido le ha fastidiado el rollo...
Me causa cierta risa a la par que bastante desazón el casting de esta serie, como el de muchas otras, con unos estereotipos tan estereotipados que podrías quitar el volumen y saber al dedillo las conversaciones y de qué van e irán cada uno de los personajes... Resumiendo, es una serie aburrida hasta morir por lo previsible, una dudosa mezcla de peli de vaqueros con sheriff bueno con decorado de peli de holocausto nuclear. Si en vez de zombies me pones indios, es una peli de vaqueros de las de toda la vida.. Con el trío amoroso como la nota de romance en la serie ya lo acabamos de rematar, porque resulta de lo más casposo Y hay dos niños, el hijo del poli bueno y la hija de la esposa, ahora ya viuda, del maltratador gordo y sudoroso. Los niños suelen estorbar bastante en este tipo de series, con lo cual me da que no van a durar mucho...
El poli bueno aún no sabe que su compi poli ha refocilado con su esposa y es previsible que se enterará. Y todo ello mezclado da lugar a que ya sabes, o intuyes, con escaso margen de error, quiénes mueren y por qué y quiénes se van a salvar hasta el final y por qué.
Por ejemplo.

El marido maltratador, gordo, sudoroso y bastante feo es el primero en ser devorado por los zombies en un ataque sorpresa al campamento, mira qué casualidad. Y hay un viejales simpático que se ha salvado pero tiene todas las papeletas para que la escena de su más que previsible futura devoración en la siguiente temporada sea de las más cruentas de la serie, allá por el cuarto episodio de la segunda temporada. También muere por un mordisco de zombi en este ataque al campamento una linda y joven muchacha rubia, pero no queda deformada como el malo del maltratador ni tarda días y días en morirse pasando las de Caín como otro atacado por un mordisco. Se ve que ser joven, guapa y rubia natural no impide la muerte pero la hace más rápida y llevadera. Curioso... El poli latino fornicador de la esposa del prota lo tiene claro, ya se les ocurrirá algo terrible a los guionistas para que pague su pecado de fornicador latino de mujeres casadas... Tiene esta serie un tufillo pseudorreligioso que asusta mucho más que los zombies...
Como miembro femenino de la no se sabe por qué llamada "especie latina", que debemos de ser tooodos los no asiáticos, no africanos y no descendientes de los primeros pobladores europeos de USA, me carga mucho bastante ese estereotipo físico y social de lo "latino" y hasta me ofende, pero es lo que hay. Tal vez sea una de las razones de mi subconsciente para que esta serie me produce rechazo y no por los zombies, que dan risa. También tenemos un orondo afroamericano, que no se entiende cómo puede estar tan gordo si apenas tienen para comer. Si el grupo se ve rodeado de zombies lo lógico sería utilizar al orondo y mientras se lo comen les da tiempo a huir. Y un simpático chaval asiático con gorra que tiene todas las papeletas para igualmente durar poco, porque el chico es majo, no fornica y dice ser coreano repartidor de pizzas (¿será para que quede representado el colectivo italoamericano, aunque sea de pasada?). Y tanta bondad y simpatía no augura nada bueno...
Volviendo al tema del repetitivo estereotipo "latino" en la serie, en la ciudad tenemos una escena de supuesta tensión entre los protas y un grupo, cómo no, de latinos, o de lo que entienden en USA por latinos camorristas: bajitos, muy morenos, con bigote y pelo grasoso... Que se parecen mucho a los malos que dejan viuda a Demi Moore en Ghost. Ya cansa el estereotipo porque aunque lo "arreglan" y resulta que los "latinos" son unas belliiiiiísimas y tiernas personas, pues ya da igual, es muy cansino el temita. El resto del casting da igual, es totalmente prescindible y según vayan cayendo mejor o peor a la audiencia serán la merienda de los zombies o no.De hecho, en esta temporada ya se han merendado los zombies a la mitad de los supervivientes porque se ve que sus historias iban flojeando y hay que meter ya gente nueva y más cañera. Porque los zombies necesitan carne fresca y según vengan las bajas, nuevos supervivientes aparecerán para rellenar tema, que lo del trío amoroso aburre bastante.Y de momento no aparece reflejado el colectivo gay, qué raro... Pero ya lo harán. O no, en eso los americanos parece que tienen aún sus reparos y se ve que les tira más el rollo de los latinos fornicadores. Pero eso sí, como único científico que queda en el centro de investigación sobre la mutación zombie y su posible solución, nos ponen un tiarrón a lo Charlton Heston en sus mejores momentos pero con cierto aire de intelectual germánico... Los encargados del casting de esta serie parecen tener una mentalidad un poco... ¿antigua? Dejémoslo así...
Se parece peligrosamente a Perdidos, que sobre el papel parecía una historia interesante pero el guión se desmadró con historias sacadas sin ton ni son sobre la marcha y así acabó como acabó, sin pies ni cabeza, es decir, un timo. Y esto tiene la misma pinta, más perdidos que Perdidos; por tanto, paso de segunda temporada. Habría sido mejor que murieran todos en la explosión. Pues sí. Porque ya hemos tenido la tremendísima y supuestamente espectacular explosión del centro donde se investigaba una posible cura al problema de la infección zombie, y por tanto no hay posibilidad de cura y esto se puede alargar hasta el infinito y más allá... Curiosamente y estando todos los protas a no más de cincuenta metros de la explosión, que se supone que producía unos tres mil grados de temperatura, oye, tú, ni un rasguño ni la más leve quemadura...
En fin, pues vale, pues bueno, pues me alegro.
Y así acaba la primera temporada, con una patética caravana de supervivientes en coches más o menos destartalados que van camino a la nada... Buff. Para incondicionales de zombies tampoco la veo muy recomendable. Un susto de vez en cuando, pero visto un zombie, vistos todos. Incluso alguno de ellos se ve que están escojonados vivos de la risa... Pues vale también.
Meses después...
Era inevitable, con la cantidad de veces que repiten los capítulos de las series en la FOX, no tropezarme con los zombies y vale, lo confieso, me he parado un par de veces a ver cómo iba la cosa... Lo dicho, la serie es leeeeeenta, leeeeenta, los zombies son lo de menos, estamos dando vueltas y vueltas a las insípidas relaciones de los protas, un par de golpes de efecto al terminar los episodios pero, decididamente, no me gusta esta serie. Espero que los zombies se lo coman a todos, cuanto antes mejor.

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