Cómo nacieron los proyectiles modernos

Hasta la mitad del siglo XIX, loscañones carecían de estrías: su alma era lisa. Todos los proyectilesque disparaban tenían forma esférica, y no poseían ni gran alcanceni demasiada precisión.
Más alláde los 2.000 o 3.000 metros resultaba muy difícil hacer blanco. Porotra parte, no se podían fabricarproyectiles muy grandes, porquehubieran hecho falta unas bocas defuego enormes.   Se pensó entonces en la posibilidadde fabricar proyectiles más alargados y, por consiguiente, de mayorpeso. Las almas de los cañones serayaron con surcos helicoidales las estrías, que guiaban al proyectil y le hacían girar sobre sí mismo, de forma que conservase esemovimiento rotatorio incluso durante el vuelo, pero sin dejar de mantener la punta dirigida hacia adelante. Su diseño, además, aseguraba un alcance mucho mayor y unamayor precisión de disparo