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Me llama un tal “Carlos” de la empresa “no se que Web”. Pasa el filtro aprovechando la inexperiencia del que le atiende. Cuando cojo el teléfono, con mucho ruido de fondo, me dice “Luis, soy Carlos de la empresa no se que web, y estamos ofertando la creación de páginas web a empresas de nueva creación, pymes y autónomos, y quería hacerte una demostración gratis y sin ningún compromiso”.
Primero, me tutea. Está bien, es joven y de un sector “dinámico”. Pero esos son sus modos, no los míos. Luego me dice “nueva creación”. Nosotros vamos por los 22 años. No son las mejores formas para conseguir colaboración. Así que le pregunto:
¿Tú has visto nuestra página web (http://www.formacionycontrol.com/)?. Es una pregunta con trampa. Si me dice que sí, tendrá que explicarme porque necesitamos una nueva, que falla en la nuestra, que por cierto hemos renovado hace un mes. Pero me responde con toda inocencia que “NO”. Le digo: “bueno Carlos, quizás tendrías que haberla mirado, y estaríamos ahorrando tu tiempo y el mío”. Se ofende: “yo es que no se lo ofrezco solo a las empresas que tienen página web”. Y luego remata: “¿Me has dicho que se llama Información y control?”. La última oferta de compra que rechazamos empezó fallando justo por lo mismo, el pretendido adquisidor , Presidente de la compañía que nos proponía la unión, me comento de entrada “que tal por Información y Control”. Vamos, algo así como salir con Maria y llamarla Alicia, si quieres algo conmigo, ¡por lo menos apréndete mi nombre, no!
Un comercial torpe, mejor que sea vago. Así hará el menor daño posible. Torpe y dinámico, como el “Carlos”, es capaz de cerrarnos cualquier mercado, si además no está preparado para reaccionar ¡ni aprender! cuando se le indica que no ha hecho sus deberes. La pregunta ¿sabrá quien le contrato cuanto están gastando en quedar mal en el mercado?