Propongo un breve repaso de cómo inflar bien un globo, porque hay pocas cosas que transmiten tanta alegría y que dicen “fiesta” más que un globo, ¿verdad? No es tan sencillo como parece, pero una vez que cojas el truco, verás que no hay ninguna diferencia entre el esfuerzo requerido para inflarlo bien o mal, y en el resultado final se nota mucho.
Inflar el globo demasiado (desafortunadamente, esto es muy común) distorsiona la forma, crea un “bulbo” en el cuello y da al globo una forma de pera. Un globo demasiado inflado pierde su línea, no parece tan redondo y perfecto, y el efecto final no es tan alegre. Un globo bien inflado por otro lado tiene líneas más sencillas y elegantes, y la forma de un óvalo que termina en punta.
Aquí tenéis la diferencia:
Mal inflado
Bien inflado
Aquí podéis ver el efecto alegre de un ramillete de globos, todos bien inflados, todos con líneas sencillas y formas redondas. Si estuvieran mal inflados los globos, el ramillete parecería más caótico, más “estresante”.
Además, si inflas el globo demasiado, el látex está más tenso y como consecuencia más quebradizo, es más probable que explote. Si colocas el globo en el sol o en una habitación con calefacción, el calor hará que el helio o aire dentro del globo se expanda, estirando aún más el látex, y es probable que en breve escucharás un “¡bum!”. (En otro post os explicaré por qué un globo hace tanto ruido al explotar, es curioso…)