Hace ya bastante tiempo (el 9 de Marzo de 2010), escribía yo aquí una entrada en la que les comentaba como un francés (Barthélemy Schere) había ideado una especie de plan que pretendía ayudar a los norteamericanos a alcanzar su libertad. Dicho plan consistía en una descabellada invasión a Irlanda de los soldados norteamericanos vestidos como indio. Pero a pesar que dicha invasión nunca se llevó a cabo, parece que a los Irlandeses les llego el rumor de dicha invasión y les gustó la idea puesto que intentarían algo parecido con la intención de lograr su independencia allá por el 1866. ¿De qué hablo? Pues verán, para comprender lo que sucedió debemos volver un poco más atrás que esta fecha, hasta 1958 y la fundación de la IRB…
Algunos de los Fundadores de la IRB
Cansados del dominio británico (el cual data desde cerca de 1171), un grupo de irlandeses, entre cuyas principales figuras podemos encontrar a James Stephens, Thomas Clarke, John O´leary y Charles Kickham, fundaron en Dublín cuando corría el año 1858 la “Hermandad Republicana Irlandesa” (IRB en gaélico). Dicha organización secreta tenía como misión combatir la ocupación británica y movilizar a los irlandeses para lograr la independencia de la isla.
No mucho tiempo después (aun durante el mismo año de 1858) se creó una rama “americana” de la organización, formada por irlandeses que vivían en EEUU. Esta rama adquirió el nombre de “Hermandad Feniana” y su líder era un tal John Mahony a la cabeza. El objetivo de esta organización era, inicialmente, la recaudación de fondos en Norteamérica, entre los miembros de las numerosas colonias irlandesas, para el objetivo de la independencia de su vieja patria.
Sin embargo, no mucho después de su creación, la rama americana mostro una personalidad propia un tanto más radical de la que se podía esperar. Así fue que la Hermandad Feniana se decidió por un plan descabellado: Invadir la parte de Canadá que era controlada por los ingleses (la Columbia Británica) e intercambiarla por la independencia de Irlanda. Pero, a diferencia de la descabellada idea de Schere, los fenianos no se detuvieron simplemente en la idea, sino que intentaron llevarla a cabo y casi lo logran… o algo así.
En 1866 la Hermandad aprobó una resolución que le permitía recaudar fondos para poder organizar un ejército y llevar a la práctica su plan. Y, aunque lo normal hubiese sido mantener todo el “proyecto” en el más celoso secreto, los fenianos no se quedaron tan callados como deberían y hasta la prensa británica se hizo eco de la noticia; pero, como es obvio, nadie creyó que hubiese algo de cierto en la historia: ¿Quien en 1858 creería que un grupo de irlandeses marginados por diferentes cuestiones en Norteamérica invadiría el sur canadiense para conseguir la independencia de su madre patria que se encontraba tan lejos y con un océano de por medio?.
- Coronel John O’Neill
Pues lo cierto es que debieron de haber tomado la notica absolutamente en serio, puesto que, a pesar de que el reclutamiento no tuvo el éxito esperado (entre los muchos factores a tener en cuenta como causa de esto no debemos olvidar que la Guerra de Secesión había terminado un años antes) y que sólo pudieron reunir un ejército de 7.000 hombres al mando de John O’Neill (antiguo oficial del ejército confederado igual que muchos de los fenianos), los fenianos estaban decididos a llevar su plan hasta las últimas consecuencias y efectivamente atacaron Canadá
El 31 de Mayo de 1866, 800 fenianos comandados por O’Neill cruzaron el Niágara y comenzaron a ejercer su “magnifico” plan. Y no comenzaron del todo mal, poco después de pisar tierra canadiense se enfrentaron, y vencieron, a un pequeño ejército de voluntarios canadiense, logrando así tomar Fort Eire, una pequeña ciudad en los límites entre los dos países de Norte América. Era un comienzo prometedor, pero fue entonces cuando los estadounidenses decidieron intervenir.
Viendo que la descabellada noticia de la posible invasión no era un mal chiste como seguramente había supuesto, Andrew Johnson (presidente estadounidense) decidió enviar a sus mejores generales Ulysses S. Grant y George Meade con la misión de retener en suelo norteamericano al resto de las tropas fenianas que se preparaban para completar la invasión y, además, cortar las vías de suministro que pudieran abastecer a los fenianos en territorio canadiense. Finalmente, al verse rodeados, sin suministros ni refuerzos, los fenianos abandonaron su aventura y O’Neill fue arrestado.
Un plan ingenioso, pero absurdo a la vez. Sin Canadá para utilizarla como intercambio, los irlandeses debieron alcanzar su libertad de otra manera… Pero esa es otra historia…
Fuente: Blog Historia de la Historia