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Cómo no ser comida del paro

Por Interesproductivo @RoberttiGamarra

comida del paro

@morguefile

Hemos visto en más de una ocasión que el primer estadio después de perder una iniciativa o el puesto de trabajo suele ser la decepción. En el momento de quedar descabalgado del compromiso contractual el ataque de pesimismo es muy grande, se suele perder toda voluntad por seguir, llevándose consigo cualquier proyecto de futuro. Uno se convierte en la comida del paro. Por eso es fácil establecer, de forma global, un mapa de comportamiento del individuo en ese momento de decepción, cuya radiografía deja tres etapas bien legibles en su proceso de readaptación, como son el reposo, el bajón y el resurgir. Cada período tiene su particularidad y deben contribuir a conformar el panorama global de superación personal.
El reposo es un momento inmediatamente posterior a encontrarse inactivo. No es una actitud reprochable, todo lo contrario; puede considerarse como un premio a tantos años de férreo esfuerzo por desarrollar las tareas del trabajo diario. Este reposo puede estar motivado por elementos sencillos que cubren las primeras necesidades, como la compensación económica recibida como liquidación que permite vivir sin trabajar por un tiempo, las prestaciones sociales derivadas de las contribuciones aportadas hasta ese, la necesidad de descansar después de tantos años detrabajo continuado, etc. Estos son elementos que, a primera vista, generan un estado de tranquilidad, aún cuando a sabiendas de que pronto se deberá volver al mercado, es natural tomarse ese tiempo de relax.

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El bajónde las expectativas se genera cuando se ha superado la primera fase y empieza a vislumbrarse un panorama completamente desconocido. Ahora ya hay un nuevo elemento que rompe la relajación inicial y es buscar fuentes de ingreso. La economía de resistencia está a punto de acabar, los meses han transcurrido demasiado rápido, incluso el mercado de dónde se ha salido brevemente ha cambiado a una velocidad de vértigo y el primer contacto sólo sirve para salir escupido de cualquier intento de acercamiento. A partir de ese momento las sensaciones son demoledoras, predomina un panorama de soledad que conduce a las personas a verlo todo de forma negativa. Pareciera como si de repente todos los amigos, conocidos, antiguos clientes, se hayan alejado a propósito para no contagiarse de esa peste de inactividad que uno lleva escrito en la frente. ¿Qué hago ahora?
El resurgir debe ser el camino. No es una tarea menor de todas las que se deberá afrontar, y sólo se puede resurgir con mentalidad creativa. No se trata de crear algo, sino de utilizar la creatividad para eludir los malos momentos, para desdibujar el pesimismo y entregarse a nuevas actividades. Incluso el entorno más cercano debe cambiar si eso va a contribuir a regenerar las perspectivas. Cuando surgen los problemaslos amigos se alejan, por lo tanto no es recomendable volver a ellos si existe la posibilidad de mejorar, ellos seguirán alejándose con el menor indicio de dificultad. El problema de un elemento particularísimo de las personas, una de las pocas cosas que es difícil de compartir. Las alegrías, los logros, las ideas, todas son compartibles entre las personas, pero el problema prácticamente siempre debe asumirlo el que lo padece y en soledad.
Si la persona es escupida del mercado sólo le quedarán dos caminos posibles: la resignación o la iluminación. Y debo decir que es infinitamente mejor predisponerse a lo segundo que a lo primero, porque la iluminación abre las puertas a nuevos horizontes.
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