Los de Planeta, sí, la editorial, me han encargado una reseña del libro de Amaya Ascunce "Cómo no ser una drama mamá" porque les gusta mi blog. Por si no os habéis coscado del tema, otra vez. LOS DE PLANETA ME HAN ENCARGADO UNA RESEÑA DEL LIBRO DE AMAYA ASCUNCE PORQUE LES GUSTA MI BLOG. Lo que no saben los de Planeta es que, para mí, eso no es trabajo, porque sigo a la Nena y a su Drama Mamá desde hace tiempo. Más concretamente, desde que mi propia Drama Mamá la descubrió. Y que su libro ya me lo había leído yo por mi cuenta y riesgo. Y que me había partido de risa. Imaginad la escena: mi santo y yo, en el salón, en una de esas raras ocasiones en las que los enanos no interrumpen cien veces. Él en pleno brote de ipaditis, yo con el libro de "Cómo no ser una drama mamá", partiéndome el culo.
- Pero, ¿se puede saber de qué te ríes? - me pregunta.
- Es que es buenísimo...
Porque lo que tiene el libro de Amaya Ascunce es que todos lo hemos vivido en propias carnes. Nuestras madres nos han dicho a todos lo de "Te voy a lavar la boca con jabón" o lo de "Nena, ponte recta". Y lo malo es que nos lo siguen diciendo treinta años más tarde. Sin ir más lejos, mi madre, el domingo:
- Me encanta cuando te pones falda larga o pantalones.
- En otras palabras, mamá, que no te gustan mis piernas.
- Nooooo, mujer, es que cuando una las tiene gorditas, no debe ponerse falda corta.
- Eso, arréglalo aún más - le dice mi padre.
Que, vamos, quien tiene una drama mamá tiene un tesoro. Y aprende a reírse de ello (como Amaya o como su madre, porque, nena, si yo escribo algo así de mi madre, me excomulga) o se convierte, con el paso de los años, en una drama mamá que dirá a sus hijos lo de que si le quitas lo negro al plátano está buenísimo, que todo lo hace por su bien y que vayan con cuidadito. Pues eso, hijos míos, que no os lo tenga que repetir, que ya tenéis lectura obligatoria para el verano.