En este comentario voy a hablar como padre, tengo dos hijos que acuden al mismo instituto. al mismo curso y mismo grupo, están haciendo secundaria, como padre me toca sufrir el proceso educativo desde el otro lado de la trinchera.
Lo que se ve desde este lado es muy triste: profesores/as que son incapaces de llevar un grupo, son desbordados todos los días por sus alumnos/as, los/las alumnos/as saben que el/la profesor/a es débil y se aprovechan de esa debilidad. Profesores/a que no dan clase porque pierden la hora en intentar que el alumnado les escuche, tal como dicen mis hijos/as la clase es un caos. Pierden el tiempo de la clase entrando en el juego de los/las alumnos/as ya que en vez de marcar el profesorado el ritmo de la clase, lo marcan los/las alumnos/as, el/la profesor/a pierde el tiempo intentando imponer disciplina mientras es toreado por el alumnado. El/la alumno/a se da cuenta que tiene un poder muy grande pues sabe que sí se porta mal saca al/la profesor/a de sus casillas y se acaba la clase.
En este proceso se favorece la creación de líderes negativos en el grupo pues los/las alumnos/as problemáticos son los que determinan el ritmo de la clase, adquieren un protagonismo que de otra manera nunca tendrían. Luego el principal objetivo del/la profesor/a tiene que ser no caer en el juego y seguir estrategias que releguen a esos/as alumnos/as al último lugar de la clase, hay que buscar un grupo de alumnos/as que apoyen al/la profesor/a y dejen aislado/a al infractor/a.
Como padre lo que me deja perplejo es ver que el profesorado carece de recursos para afrontar esos retos, como profesor soy consciente de las dificultades, pero desde mi experiencia sé que hay técnicas para sobrellevar de una manera más garbosa esos inconvenientes. Soy consciente de que los grupos son muy diferentes unos de otros, que los entornos e idiosincrasia de cada instituto es única, pero creo y afirmo que nunca he llegado a esos extremos y si algún días llegase a una situación similar reflexionaría sobre mi labor buscando soluciones e informandome de los posibles planteamientos didácticos para afrontar ese problema. Lo que nunca haría es que todos los años y cada vez con más rapidez pierda el control de los grupos donde doy clase.
La pregunta surge rápidamente ¿Qué hacen esos/as profesores/as para solucionar el problema? . Por experiencia sabemos que no hay soluciones radicales, que muchas veces hay que buscar que el problema se minimice aunque no desaparezca, siempre tendrás uno o dos alumnos/as que no quieren hacer nada, que vas a tener que levantar la voz todos los días, pero de ahí a que no puedas dar la clase y que los/las alumnos/as te marquen el ritmo media un mundo. Igual que yo todos los días aprendo algo, que no hay curso donde no varíe mi manera de trabajar en el aula y que siempre soy receptivo a ensayar nuevas estrategias para dar clase, ¿Por-qué estos/as compañeros/as no hacen lo mismo? ¿Por-qué se resignan a pasar un curso y otro también de está manera tan poco elegante?.
En mi vida laboral he encontrado muchos/as compañeros/as con idéntico problema y siempre ha pasado lo mismo, el/la profesor/a protesta en la sala de profesores, en los claustros, en las evaluaciones y a todo aquel que lo quiera escuchar pero nunca he visto que haya modificado su manera de afrontar una clase, sigue utilizando la misma estrategia todos los años, obteniendo los mismos resultados. Busca el amparo del tutor/a, de Jefatura de Estudios, del Director pero el/ella nunca modifica su estrategia
¿Por-qué no cambian su estrategia de dar clase?