Algunas tardes, en las calles de nuestras pequeñas ciudades de provincia, pueden verse personajes insólitos que apuran el paso. Están ataviados en lo esencial, con una vestimenta oscura, un maletín y una citación. La mayoría usan una pajarita negra que resalta la silenciosa austeridad de esos tíos furtivos y sibilinos. El farmacéutico observa que no parecen ir ni a un funeral pues es muy tarde, ni parecen acudir a una noche de depravación y excesos, pues es muy temprano. ¿Adonde van ? Como se puede apreciar, los enigmas en provincia son desconcertantes. Nuestros tenebrosos caminantes entran uno detrás del otro en un café-restaurant que parece ser una etapa obligada en la ruta principal a su misterioso destino. Cerca del mostrador hay otros compañeros, igualmente vestidos de oscuro, con otros maletines y otras pajaritas negras Al llegar cada uno de ellos todo es besos, abrazos; ostentosa alegría, susurros cómplices. Y miradas que dicen mucho. Detrás del mostrador el Auvernés, los párpados bajos como limpiando el parabrisas. Los presentes hablan de la lluvia y del buen tiempo. Sobre todo de la lluvia. Para ellos siempre sigue lloviendo. Y la sala está húmeda aun cuando todo esté seco. Al punto de hablar en términos velados, como para no mojarse. Seguro que hay una historia de agua detrás de eso. Felizmente el negocio no sufre mucho pues la mayoría de ellos no beben, por así decirlo. Tienen una manía que consiste en hacerse pasar por una familia numerosa con eso de hermano mío por aquí, o querido hermano por allá, « ¡Oh mi padrino! y «¡Ah, hijo mío... « «¿Y su hermana? Para el Auvernés, es seguro, que esos cabrones están tratando de ocultar sus pistas
De acuerdo, ellos no están lo que se dice muy perfumados, pero se besan lo mismo. Es la banda de los besuqueadores.Otro indicio: hablan sobre todo de hermanos lo mismo que de una dama, de estado viuda y con numerosos hijos. Mientras tanto, ninguna persona ha visto jamás a uno de ellos en compañía de una mujer!. Las sospechas del Auvernés se acentúan: se pregunta si por casualidad esos Señores no serán......? Es que hay detalles que no dan lugar a duda. En esa banda de besuqueadores se encuentra un coloso barbudo con pelo negro en las orejas y que trabaja en una ladrillera. El mes pasado el barbudo se lamentaba al revisar su maletín: había cargado su collar y las joyas. El Auvernés barbudo y con pelos negros en las orejas llevaría collar y joyas si se lo pidiera? ¿Y porqué nó porta-ligas si ellos lo hacen? Jamás se sabrá. Además se interesan mucho por los jóvenes aprendices. En voz baja hablan de lazos de amor y borlas, y también de toques. Y aunque no hablan de látigos, ni lo hacen de cadenas, cadenas de unión le dicen. Vamos.. si algunos hasta se jactan de sus atributos. Si, si, sus atributos, palabra de Auvernés ! Es seguro que todo eso no pesa sin consecuencia sobre su salud. En voz baja dicen que algunos están atacados de una enfermedad grave, la « cordonitis » aguda. Aparte de los que están en las tejas, no se sabe que fabrican. Es todo cuestión de decoración y de metales. Lo cierto es que la mayoría de ellos son carpinteros, pero no de los más dotados, pues cuando hay cuestión de planchas siempre son más largas. O más cortas, pero esto es más raro. En sus talleres, para medir las planchas usan el metro. Y más bizarro, también los grandes metros.
El Auvernés está desconfiando: esa historia de los grandes metros no está clara. En Auvernia los metros no son grandes ni pequeños, miden un metro, eso es todo.Sus planchas son de madera arce. Viejo, seco y de un metro. Sus aprendices ignorantes terminan el discurso siempre por: « He dicho, Viejo- erable- metro! » « Vieux- erable- métre » No son racistas, ¡Ah no¡ . Ellos mismos son trabajadores inmigrados. Sobre todo de la vieja Escocia.y de los antiguos que son bien aceptados. No usan faldas y no tocan gaitas pero se ve que son escoceses en que, de mal humor, exigen todo el tiempo aumentos de salario. Después de las diecinueve horas llega el jefe. Se le reconoce en su mallete que es más grande. En voz baja pregunta: ¿Tenéis las espadas y la venda?. Responden con un signo de cabeza. Es bueno tener a un buen hermano en los mataderos de Sain Flour , da un escalofrió en la espalda.. En silencio salen en fila india. Lo que dicen es que para abrir sus « trabajos ». El Auvernés tiene sus propias ideas al respecto. Los trabajos por los cuales se colocan guantes de algodón. Ni vistos ni conocidos, nada de huellas dactilares. Un poco antes de la medianoche regresan para cenar en la sala de la primera etapa donde se encierran como los conspiradores. Traen con ellos dos comisarios- pregoneros. Ellos dan la orden a todas las columnas de cargar con « pólvora blanca ». Seguidme. A continuación golpean como sordos golpes con el mallete sobre la mesa. Y recomienzan otra administración de pólvora blanca unos diez minutos después. Jamás de separan de sus malletes. Deben negociar grandes cantidades. Es increíble. Y lo que sigue, vosotros lo habéis adivinado: levantan el codo a la salud de quien.... del Presidente de la Republica! Y desconfían de los intrusos, jamás dejarán que la esposa del Auvernés les sirva.. « ponedlo aquí, los aprendices más jóvenes lo harán, están aquí para eso». De acuerdo, pero algunos de esos « jóvenes » tienen cincuenta, y a veces alguno que camina hacia los sesenta y dos. Y aunque los demás repitan que cuando que tienen tres años que no se sabe leer ni escribir, deben servir sin tropezar y con una sonrisa a los que tienen siete. El Auvernés se rasca la cabeza: es difícil de seguir. Es seguro que disimulan las huellas. Locuras de jóvenes, además, que sería si hubieran comprendido bien las reflexiones en el cuarto. Reflexiones, reflexiones sobre el Vitriol. Es como con sus platos. Ah! Sus platos.... Así que toman el café en tazas como todo el mundo pero siempre están buscando sus platos,(bols) sus cinco platos. Y porqué cinco platos si son más de treinta?.... Ahora sí que el Auvernés ya no tenía dudas: ¡son ! Por poner mantequilla sobre espinaca, son traficante de drogas. Además siempre su causa está hacia Oriente, y todos tienen la mente en llegar allí. A pesar del peligro. El mes pasado contaron que ya no había tanta gente en el Oriente pues se había desfondado. 47 desaparecieron en el pozo, tres Aprendices, según parece se asieron a las columnas, los que sin duda les salvó y otros se precipitaron valientemente para llamar a la ambulancia. Como en la mafia, con sus padrinos deben hacer una rendición de cuentas. Prevenidos preparan los ataúdes: obligan a sus víctimas a escribir un testamento delante de cráneos y osamentas. Hay una cuerda con un nudo para el escote de las cabezas fuertes. El porta espada que lo acompaña, es un villano siempre dispuesto a decapitar. Decapitación.,mn ¡pok *------------çjutrdew ... Decapitación... la hora de hablar ha llegado dice el jefe. Al entender lo de decapitación la persona no para de reír. Todos sacan sus chequeras y firman sin vacilar. Saben que están en riesgo, sus alusiones a la pena impuesta a un escocés « rectificado » de una rama de R.E.R no deja lugar a dudas sobre la fría determinación del jefe y de los padrinos. Vamos, no tomaran al Auvernés por un idiota. Su pólvora blanca no es harina y sus viajes no están seguramente organizados por el Club Mediterráneo. Y a pesar de lo diga su tía, el Auvernés sabe bien que esas gentes nada tienen que ver con el Ejército de Liberación de los Enanos de Jardín. Es otra cosa, es algo más importante, pero, ¿qué es?. A la mujer del Auvernés le pica la sangre: la homosexualidad, ¿se adquiere o es hereditaria?. Y sin mujeres, se pueden reproducir? Y sus drogas? .pero la policía, ¿qué hace? Quizás.. Quizás... a pesar de todo son buenos clientes y en el comercio todo ello se puede comprender. Además todos ellos van muy bien vestidos, y aparecen los días de sus tenidas. y modestos: portan las medallas y decoraciones dentro de sus maletines. Tienen altas relaciones. Invitaron a un diputado y a oficiales provinciales. A veces viene a tomar una sencilla sopa de repollo hasta un príncipe : el Sublime Príncipe del Real Secreto que vive en París en la Avenida Villiers. Debe ser un atleta con mala suerte pues siempre tiene treinta y dos en la clasificación general. Moraleja : Tenemos una gran ventaja sobre el Auvernés y sus certezas basadas en el sentido común y la observación. Sabemos que está totalmente equivocado. Y como dijo el filósofo, « si todos los que creen que no se equivocaron es porque la verdad no esta lejos ». Seguimos a la búsqueda, a despecho de hallarla.
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