Oyendo y leyendo las noticias cada vez tengo más el deseo instintivo de salir corriendo, lo que no se es hacia donde.
En primer lugar el debate del Estado de la Nación, que no sé porque se celebra ya que el Estado de la Nación es cosa sabida y se resume rápido: jodida. Además, si no se celebrase nos ahorraríamos un espectáculo deplorable y vergonzoso, con profusión del “y tú más”, en especial por parte del Presidente Rajoy, que como siempre no perdió la ocasión de soltar un discurso de verdadera y profunda vergüenza ajena. Me imagino que cuando uno de los muchos parados de este país tiene la desgracia de oír un discurso de Rajoy, debe opinar de si mismo que es idiota perdido porque ¿Cómo se entiende que él esté todavía parado con lo bien que van las cosas según Rajoy?. Mientras Rajoy mentía y desbarraba en el Congreso el Banco de España denunciaba que las cifras reales de rebaja de salarios son el doble de las oficiales. A los mentirosos como los del PP se les pilla casi siempre.
El domingo 23 en Barcelona se inauguró el MWC, Mobile World Congress, y la inauguración se lió cuando un empresario se negó a darle la mano al Príncipe Felipe, según él porque no permite que los catalanes votemos. Me parece absurdo. Las quejas sin ofender son mucho más eficaces, y que conste que mi tendencia es más bien por la República, pero no para hacer chorradas. Debe tratase de uno más de los tipos y tipas cuyo objetivo en esta vida es salir al menos una vez en TV.
El lio ya había empezado antes porque la entrada al recinto del congreso estaba siempre plagada de grupos con pancartas protestando todo lo protestable habido y por haber, pero al menos no molestaban a nadie ni impedían el paso, además algunos de los que protestaban eran trabajadores en paro que tienen todo el derecho de defender sus intereses. Lo que ya no tiene tanto sentido es lo que ha hecho una de esas asociaciones de vecinos por cuyo presidente nadie ha votado nunca, Prou Pujades, que se manifiesta contra la subida de las tarifas de transporte público de Barcelona, que por supuesto su intención es loable y no les falta razón, pero a veces la pierden por sus métodos, y así ocurrió esta vez cuando un grupo de ellos que a duras penas llegaba a los doscientos, se dedicaron a cortar calles en algunas horas punta de inicio o final de las actividades del congreso para crear grandes embotellamientos, también provocaron algunos bloqueos del transporte público y al querer entrar en manifestación en el Hotel Casa Fuster provocaron una pequeña batalla campal en que un botones del hotel resultó herido leve. Me imagino que los barceloneses que tienen empleo gracias a los muchos millones que aterrizan en la ciudad con motivo del MWC estarán encantados con ellos, y los que tuvieron que trabajar a fondo y muy bien durante años para conseguir que el MWC se celebre en Barcelona como sede fija estarán dando saltos de alegría.
En 2012, cuando todavía no tenía el blog y escribía notas que mandaba a mis amigos, escribí lo siguiente referido a algunos de los métodos hispanos de manifestarse:
“Da la impresión de que es imposible que se reúnan varias personas a protestar por algo sin cortar calles, carreteras, autopistas o incluso vías férreas.
En los años 70 se produjo una famosa e histórica huelga de General Motors que duró meses. Cuando la huelga ya llevaba varias semanas, fui a una reunión en un despacho de abogados situado en el edificio Chrysler de Nueva York, donde, al menos entonces, también estaban las oficinas comerciales de General Motors para la costa este. Alrededor del edificio se paseaba ininterrumpidamente una manifestación de los trabajadores de GM, que sin embargo no me impidieron acceder al edificio. Antes de entrar se me acercó uno de los manifestantes, grande como un armario y negro como la noche, que se presentó como Howard y me pidió que le atendiese 5 minutos para explicarme las razones de la huelga. Le dije que lo sentía, pero que llegaba justo a la reunión, pero me comprometí que al salir le escucharía. Me dejó entrar sin problemas, aunque creo que se quedó con la impresión que no me vería más. Al cabo de más de hora y media salí del edificio y busqué a Howard que quedó tan sorprendido que me invito a un café en un Coffee-shop cercano donde aparte explicarme que la huelga era debida a problemas de pensiones, me dijo que había estado en Barcelona con la Navy y se lo había pasado en grande. Lógicamente salí del edificio Chrysler convencido de que los trabajadores de GM eran unos tipos fantásticos y que además tenían toda la razón. Cuando me encuentro bloqueado por una manifestación de idiotas, pienso que quien sea que los ha perjudicado ha hecho muy bien.
Para montar una manifestación como la de GM (que se mantuvo a lo largo de toda la huelga) en primer lugar todos los que participan en ella tienen que estar muy convencidos de lo que hacen y de como lo hacen, y además requiere mucha disciplina y buena organización. Para que una pandilla de subdesarrollados mentales corten una vía pública solo necesitan cuatro locos, más cafres que ellos, que se jueguen el tipo al cortar el tráfico, y a partir de ahí juerga, gritos y vidrios rotos. De pena.”. Hoy solo añadiría que la forma más frecuente de manifestarse en España demuestra falta total y absoluta de organización e imaginación para hacer algo que tenga impacto sobre la ciudadanía sin cabrear a terceros, y encima piden solidaridad cuando ellos no la tienen con quienes no tienen nada que ver con su problema.
Mis instintos de salir corriendo quedan muy aminorados cuando veo cosas como “Operación Palace” de Jordi Evole. La verdad es que yo me lo tragué. A lo largo del reportaje pensaba que la figura del general Armada no encajaba en lo que estaban explicando, pero pensé que al final justificarían su arresto, consejo de guerra, condena e indulto, y al final lo que hicieron fue explicar que todo era un truco, muy, pero que muy bien hecho por cierto. Pero repito, me lo tragué.
Del programa me gustaron muchas cosas, y una de ellas es que no ha gustado nada a la mayor parte de la caverna mediática, lo que por sí solo demuestra que fue hecho con calidad y honestidad. Uno de los presentadores del Canal 13, con una frase “ingeniosa”, llamó tontos a los que nos gustó el programa. El pobre hombre no sabe la alegría que me dio, porque me encanta sentirme insultado por los que hablan y lo que hablan en dicho canal, cosa que, afortunadamente ocurre con mucha frecuencia, sobre todo siendo catalán, porque el insulto es la principal herramienta de trabajo que utilizan los cavernarios.
En la tertulia que Jordi Evole montó al final del programa Iñaqui Gabilondo dijo algo muy cierto: que si mucha gente se lo había creído quedaba demostrado lo relativamente fácil que es inventarse la verdad.