Por José Manuel
Beltrán.
Donde se inventó la forma de pedir un
café en Málaga. Así reza el eslogan
del Café Central, en Málaga capital, un establecimiento con mucha historia en
pleno centro histórico.
Se
dice, y con mucha razón, que el lenguaje y expresiones de los andaluces es muy
peculiar aunque, en ocasiones, quien quiere utilizarlo de forma despectiva lo
único que hace es culpabilizarse aún más de su incultura. A lo largo y ancho de
nuestra “piel de toro” coexisten expresiones y denominaciones con un claro
carácter local que, allende de esas figuradas fronteras, no tienen
entendimiento.
Algo
tan simple, como lo es pedir un café, ocurre en Málaga. Este hecho, tan
habitual en nuestra forma diaria de actuar, se puede convertir en una
“conversación de besugos” si lo extrapolamos fuera de la provincia.
“Por
favor, una nube, un sombra y un mitad”. La cara de asombro y desconcierto del camarero puede ser de órdago
y, aunque pueda ser exagerado (algo de lo que en ocasiones también se achaca a
los andaluces), lo normal es que el camarero te muestre la terraza y te diga: “señor, puede usted sentarse donde quiera y
colocar la sombrilla a su antojo”. Está claro, ni tú estás en Málaga ni el
camarero es de Málaga.
Una
parte de la reciente historia de España pasa por nuestros cafés, y ahora me
refiero a los establecimientos. Lugar de encuentro, de tertulias, charlas y
debates; con estrecho vínculo a las artes y las letras, al flamenco y a los
toros, lugar de reconocimiento y referencia en la vida social y la de los
artistas.
Se
tiene constancia de la existencia del Café Central allá por 1.910. Ya existían,
en la misma zona de la actual Plaza de la Constitución, otros establecimientos,
generalmente muy pequeños: el Café Suizo, el Café Munich… Después de la Guerra
Civil y tras varias experiencias en el mundo de la hostelería, D. José Prado
Crespo va comprando poco a poco los locales aledaños para unirlos todos
finalmente, allá por 1.954, bajo el nombre de Café Central que era el que
estaba cosechando más éxito.
Y surge la peculiar forma de pedir el
café en Málaga.
Los
tiempos de la postguerra fueron durísimos. La escasez de materias primas
elementales, las cartillas de racionamiento y el coste de los productos
conllevaban, como así fue en el caso de D. José, a agudizar el ingenio. No se
podía permitir que, en base al gusto de los clientes, se tuviese que tirar café
o realizar uno nuevo porque no era de agrado.
Lo
mejor: establecer perfectamente las medidas, tanto del café como de la leche,
intentando acomodar todos los gustos de los parroquianos. Es así como surge la
carta de cafés del Café Central, su mural de azulejo donde, a simple vista,
puedes elegir a tu gusto cualquiera de las nueve denominaciones.
¡Oye, que en el mural figuran 10!. Cierto es. En dos filas de 5, en la superior se
especifican gráficamente las medidas del Solo, Largo, Semi Largo, Solo Corto y
Mitad. En la fila inferior se recogen las otras cuatro modalidades: Entrecorto,
Corto, Sombra y Nube.
Una
evidente falta de estética se produce al encuadrar en la primera fila a 5 cafés
y en la inferior solo a 4. Solución: la que aportó uno de los empleados de raza
gitana de D. José, quien en término de guasa le dijo: falta el “No me lo ponga”. Mural completo. Ahí figuran las diez formas diferentes de pedir café en Málaga y que,
curiosamente, una de las más importantes marcas de café de España, Santa
Cristina, que no era el proveedor habitual del Café Central, ha popularizado
por todos los rincones.
El
Café Central se ha ido acomodando a los tiempos. Además de su parte de
cafetería cuenta también con restaurante, bodeguilla y salones para todo tipo
de eventos y grupos.
Ahora
solo falta que tú, ciudadano, cuando hagas parada y fonda en Málaga pidas el
café “como Dios Manda”, y que cuando
un servidor te pida un café allende de nuestras fronteras no sea necesario que
me preguntes de dónde vengo. ¡Málaga, por supuesto!. Disfrútalo, siempre con
salud, ciudadano viajero.
Nota: Excepto la del panel, el resto de fotografías están tomadas de la web del Café Central.
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