¡Hola!
A estas alturas me atrevería a afirmar que casi tod@s los que me leéis habéis usado ya la famosa pintura a la tiza, la chalk paint, aunque sea en pequeños objetos o manualidades, o como en mi caso, que he pintado casi todos los muebles de mi casa con ella.
Si estás pensando en pintar y eres "primeriz@" puedes consultar este post (click aquí) en el que os explico cómo usar la pintura chalk paint.
Que sí que no hay que lijar ni dar imprimación , pero vamos a tener una cosa clara, no es oro todo lo que reluce, para que el acabado sea perfecto hay que seguir unas pautas, que yo por mi experiencia con ella te cuénto hoy.
Normalmente los muebles antiguos que nos encontramos para restaurar tienen una base muy oscura, y por lo general el color o colores elegidos para renovarlos son colores claros, en mi caso el blanco nieve o el gris invernal.
En estos casos es necesario 3 manos de pintura , incluso más, porque el color oscuro es muy persistente.
Por otro lado aunque nos la venden como la pintura "mágica" en la que no hace falta lijar, para que el resultado final sea óptimo y además el contacto con el mueble sea agradable sí es necesario lijar.
No he usado rodillo en ninguna ocasión pero la brocha siempre deja señal, aunque sea la apropiada para la pintura a la tiza, si quieres este aspecto genial , pero si por el contrario quieres eliminar las marcas tendrás que hacerlo a golpe de lija suave y poco a poco.
Cera para proteger y para un acabado perfecto. La cera se aplica y transcurridos unos 15 o 20 minutos se lustra con un paño fino de algodón, aunque yo uso una media . Además para limpiarlos en el futuro también se puede usar la cera.
Hoy os enseño otro trabajo de restauración que me encomendaron, una mesita de noche en color blanco y con un ligero decapado.
La verdad es que ha cambiado su aspecto totalmente, y ahora sus formas sinuosas y detalles se aprecian mucho más con este acabado.
¡Con tiempo y dedicación se pueden rescatar muchas piezas y hacer que luzcan mucho más bonitas!
Imágenes: Lola Navarro.