"Por paisaje se entenderá cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos"
Convenio Europeo del Paisaje
Si atendemos a la definición de paisaje del Convenio Europeo Paisaje, encontramos que establece dos aspectos constitutivos del concepto: un sujeto o sujetos que perciben, y un objeto que es percibido. Desde un punto de vista Kantiano, el sujeto percibe, a través de una serie de categorías, la realidad que (pre)supone. Categorías que son: de los sentidos; valores y significados propios; tipos y características más o menos consolidados por su propia memoria y cultura.
Entre las primeras categorías (las de nuestros sentidos) podemos decir que en primer lugar percibimos en el espacio y en el tiempo; en consecuencia, percibimos elementos estáticos, y dinámicos. Además, percibimos el entorno por otros sentidos (olores, sonidos, tacto, etc.). En cuanto a la valoración, el perceptor se plantea cuestiones, respecto a su entorno, como: ¿me gusta? ¿Es funcional o práctico? ¿Lo comprendo? ¿Es familiar? ¿Es bello u opresivo? ¿Transmite prosperidad? ¿Pobreza?
Finalmente, si aumentamos, desde lo más objetivo –espacio, formas, cambios-, el grado de subjetividad en este proceso, llegamos a una tipificación y caracterización (en el perceptor) de su entorno. En base a aspectos de carácter como, si es: armónico (o no); Homogéneo / heterogéneo; Coherente / estrafalario; Legible / no legible; Bello…
Todo este proceso debe, paralelamente, considerarse dentro de una “intersubjetividad”, es decir, la consideración de las percepciones de numerosos sujetos, grupos, tipos y comunidades que perciben.
Si desarrollamos un paso más este primer esquema, podemos identificar, en primer lugar, un nivel de elementos de análisis que, siguiendo lo planteado, cabe definir como categorías de percepción:
- De apariencia: relativas al espacio (morfología y texturas); al tiempo (dinámicas y procesos) y a otros sentidos.
- De “latencia”: procesos latentes; funciones dominantes; Leyes del Sistema Urbano (planificación, catastro, leyes del sistema de tráfico); Estructuras relacionales/referenciales; Carácter sociológico/histórico (de los barrios o zonas)
- De significados: Símbolos; Referentes personales; Preferencias estética
A partir de lo anterior, se considerarían unos elementos elaborados para el estudio de dicha imagen: un estudio de la visibilidad del territorio (urbano) –lo que se ve, y lo que no-; y sobretodo, una tipificación de paisajes –unidades- y de otros elementos lineales o puntuales; y su valoración.
Podemos ya considerar a continuación la fragilidad de estos paisajes, entendida como cruce o superposición de los distintos grados de visibilidad, y de calidad de los espacios urbanos. En paralelo, el estudio de las dinámicas y problemas más acuciantes, así como elementos referenciales e identitarios, permiten asomarse, por su intencionalidad y carácter que invita a la intervención, de una forma natural a niveles propositivos, con una visión operativa y de gestión de los paisajes: planificación, gestión, difusión, etc.
Modelo conceptual/metodológico
Este que se ha descrito es el camino que se siguió, para llegar a un modelo conceptual y metodológico de la tesis; este modelo se organiza en varios niveles.
En primer lugar, Elementos de Análisis, es decir, aquellos que podemos recopilar para obtener un conocimiento de los paisajes urbanos, más amplio y sólido. Estos elementos serían, primero, de la Base Paisajística, es decir, de aquella realidad que pretendemos más o menos objetiva. En este aspecto se consideran: elementos explícitos (forma del terreno, traza, volúmenes, texturas); implícitos o subyacentes (dinámicas y episodios históricos, funciones dominantes, sistemas reguladores de las dinámicas, carácter socioeconómico, densidad de población…); complementarios: olores, colores, ruidos, vegetación, fauna, tráfico, gente...; y singulares, tanto naturales como artificiales.
Segundo, de la Percepción: aquí podemos catalogar y tipificar a los perceptores, su forma de percibir habitual, y sus distintos referentes y simbología propia.
Por último, respecto a la Visibilidad, correspondería aquí la identificación de los lugares de percepción, y en consecuencia, de la cuenca visual del territorio.
En segundo lugar los Elementos elaborados de síntesis y diagnosis, tipifican y caracterizan los paisajes, así como permiten diagnosticar sus procesos, problemas, potenciales. Son: las Unidades de Base de Paisaje y de Unidades de Borde Urbano. Su caracterización y valoración, organizada, por los perceptores. La Identificación de Dinámicas, Potenciales y Problemas. Y desde el lado de la visibilidad, la exposición visual, el potencial de vistas, y la identificación de los bordes urbanos. A nivel consolidado, se determinan las unidades definitivas de paisaje con la inclusión de la visión social (participación pública), su fragilidad, entendida como superposición de la visibilidad y la fragilidad. Y los perfiles, fachadas urbanas, y fondos escénicos.
Finalmente, a un nivel propositivo se determinarían (a priori) unos criterios para el paisaje urbano; y objetivos y propuestas, derivados, estos sí, del análisis. Y se definirían unidades de ordenación, y seguramente, unas áreas y elementos de especial interés paisajístico, transversales a aquellas.
Este esquema conceptual/metodológico se refleja en la siguiente figura.
Merece la pena aquí destacar algunos de los aspectos mencionados en el esquema anterior, en tanto que son aportes genuinos de la tesis, y también por su relevancia particular en cuanto a la interpretación de los paisajes urbanos.
En primer lugar, dado el carácter fundamentalmente visual por el que se reconoce la escena urbana, cabe concluir la relevancia de los denominados elementos primarios, para definir casi íntegramente los diversos tipos de paisaje; estos elementos primarios son relativos a la morfología del espacio, y a la textura, o su acabado superficial; son: la morfología del terreno; la trama urbana, o posición de los elementos en planta; la volumetría o descripción “en altura”; y la cobertura, o textura.
Las diferentes combinaciones de estos cuatro, como se ha dicho, definen perceptivamente casi cualquier tipo de paisaje urbano. En la siguiente figura se muestran cuatro ejemplos de combinaciones de las variables morfológicas mencionadas, reflejándose, como se puede ver, una amplitud de tipologías morfológicas característica de muy diversos tipos de ciudades.
Esto puede convertirse en una herramienta de interés por ejemplo para el diseño colectivo y participado de nuevos entornos urbanos, si se desarrolla un software de utilización fácil que permita a cualquiera combinar las variables y generar tipos morfológicos posibles para ser consensuados por una comunidad o grupo de interés, por ejemplo.
Bajo estas variables, subyacen lo que hemos denominado aspectos “latentes” o subyacentes, que permiten explicar y comprender otros aspectos del paisaje, no definibles a un nivel abstracto/formal: los procesos históricos de la ciudad; los usos y funciones característicos; los grupos socioeconómicos mayoritarios (o clases sociales); la densidad de población; los sistemas de regulación del entorno urbano –planificación, infraestructuras, etc.-.
Cabe destacar la relevancia que a veces representan otros aspectos: los que se han denominado “Elementos complementarios”: tráfico, gente, fauna y flora, olores, ruidos, etc. Así como los “Elementos Singulares” en la trama –edificios, elementos naturales, espacios abiertos, etc. referentes-, tan relevantemente desarrollados en investigaciones como las de Kevin Lynch, en la medida en que precisamente estructuran, y transmiten un sistema relacional cohesionador de tipo cognitivo –entre partes desagregadas, en definitiva- tan importante como el que pueden representar las infraestructuras y redes de tránsito, abastecimiento, etc.
Para la identificación de tipos o unidades, se propone como método el partir de elementos estructurantes clave, principalmente los morfológicos ya descritos más arriba (morfología, trazas urbanas, alturas edificadas) y partiendo de este bosquejo, complementar y precisar la definición con los otros aspectos. También se plantea la identificación de tipos en los bordes urbanos, y en el espacio periurbano (la tesis desarrolla un modelo específico para el estudio del paisaje periurbano, que por su extensión no se describe aquí).
Un aspecto que se desarrolló particularmente es el de la valoración, con el objeto de identificar patrones y sistemas organizados temáticamente que faciliten la cualificación de los paisajes tanto a nivel técnico, como del de la propia ciudadanía y visitantes.
A partir de diversos trabajos y autores, así como de experiencia en participación pública en paisaje, se sistematizaron las dimensiones de valor del paisaje en cuatro grandes áreas –ambiental, estética, histórico-identitaria, y social- que a su vez se desagregan en diferentes parámetros, los cuales se pueden, en cierto grado, medir a través de indicadores. Ello se representa en la siguiente tabla.
Como ejemplo, podemos ver algunos ejemplos gráficos, vinculados por orden con los pares de imágenes de la figura anterior:
- Adaptación a las condiciones físicas del lugar, versus transformación intensa del medio a través de procesos técnicos y tecnológicos
- Presencia o ausencia de la trama verde o natural (Goiania, El Cairo)
- Complejidad funcional (mezcla de usos en un centro urbano) frente a simplicidad: suburbio residencial de Los Ángeles (con centro comercial en primer plano)
- La repetición de “tipos” propia de la ciudad tradicional proporciona una grata homogeneidad. Frente a la seriación repetida de las edificaciones recientes, que resulta en una homogeneidad monótona y banal
- Legibilidad (estructura de plazas, avenidas, edificios singulares) –Plaza Mayor de Madrid- versus ilegibilidad (trama seriada y repetitiva, sin hitos, de Los Ángeles)
- Valor histórico e identitario (Morella, Castellón) frente a la falta de carácter de lo moderno (ensanche de Vallecas)
En paralelo, el estudio de visibilidad, identificando los lugares frecuentados por grados, arroja un mapa de exposición visual del entorno urbano.
A continuación, la fragilidad, como cruce entre niveles de calidad del paisaje y de visibilidad (los espacios de mayor calidad y más visibles serán los más frágiles) arroja una mapificación por niveles de fragilidad. Se propone en paralelo, instrumentada por la participación pública, la identificación de dinámicas, problemas y potenciales del paisaje (muy vinculados al proceso de valoración).
Igualmente, como producto del Estudio de visibilidad, se estaría en condiciones de identificar Elementos referenciales (relevantes): fachadas urbanas; perfiles; fondos escénicos.
Todos estos elementos elaborados (unidades, fragilidad, dinámicas y problemas, elementos referenciales) son tan intencionados que suscitan naturalmente la intervención, la acción propositiva o de gestión, que debe desarrollarse a través de su formalización en objetivos y propuestas, según unos criterios preestablecidos. No merece la pena detenerse en estos aspectos, similares a cómo pueden encontrarse en otros instrumentos de planificación.
Sí conviene recordar la importancia de la identificación de áreas y elementos de especial interés paisajísticos (trascendiendo las unidades, por transversalidad) definidas por su fragilidad o por la especial oportunidad que suponen en un contexto determinado.
La aplicación
Como se dijo, la tesis nace de una serie de trabajos en torno al paisaje y la ciudad desarrollados con anterioridad a la misma. En la Tesis se desarrollan, adicionalmente, tres aplicaciones concretas: una enfocada a lo urbano, en la ciudad de Temuco (Chile) donde el autor trabajó y vivió; otra enfocada a lo periurbano, por su magnitud en este lugar, en Dubai; y otra en un núcleo rural, Monreal de Ariza, España.
Se describen brevemente algunos de los aspectos significativos de la aplicación en Temuco.
En primer lugar, la identificación de morfologías, tipos de tramas, de volúmenes y de texturas permitió un primer bosquejo de las unidades de paisaje. Después se identificaron usos, episodios históricos, carácter socioeconómico y demográfico, elementos estructurales de la trama.
Otros elementos relevantes fueron los atmosféricos, los sonidos y ruidos, fauna y flora características… Así como un inventario de singularidades urbanas: río, cerros, edificios, plazas y avenidas… Y aspectos culturales locales con implicación paisajística.
Se determinó, en paralelo, la visibilidad, considerando las zonas más frecuentadas, y se desarrolló una valoración participada, en base a una serie de dimensiones y parámetros, de las unidades y elementos pre-operacionales del paisaje.
La Participación pública, que se desarrolló, se enfocó a una identificación paralela de unidades de paisaje, de elementos y valores a destacar, y una valoración más o menos estructurada del paisaje urbano, tal como representa la siguiente figura.
El cruce de visibilidad y calidad, permite identificar la fragilidad del paisaje urbano. A partir de lo anterior, y de una identificación, de nuevo participada, de dinámicas y de problemas y potenciales del paisaje, de elementos referenciales –perfiles singulares, fondos escénicos a preservar (volcanes), de fachadas urbanas- se llegó a la formulación de objetivos para las unidades y el conjunto, así como para los espacios frágiles y determinados elementos “transversales”. Y finalmente, se desarrollaron una serie de propuestas, especificando las directrices establecidas en los objetivos.
Cada unidad y elemento del paisaje (finales) quedaron identificados en fichas como la de la figura expuesta más arriba, con descripción de sus aspectos más relevantes –morfología, textura, historia, usos, visibilidad, fragilidad, elementos singulares… Algunas de las propuestas más significativas, asociados a objetivos más generales, relativas a áreas paisajísticas singulares –bulevares, plazas, riberas fluviales, trama verde, cerros, patrimonio- se desarrollan con más detalle, como puede verse en la figura de abajo.
Conclusiones y nuevos campos de investigación que se abren:
Se plantearon las siguientes conclusiones, a modo de síntesis del proceso de la tesis:
- El paisaje se construye por el ser humano, a lo largo del tiempo, en una relación funcional con el territorio que habita. Esto es particularmente relevante en las ciudades, en cuanto que son espacios de alta concentración de actividades humanas.
- Es necesario un superior conocimiento y planificación del paisaje de pueblos y ciudades, precisamente por ser los ambientes habituales de la mayoría de la población.
- Pese a lo polisémico y abstracto del concepto paisaje, es posible y necesario traducirlo a aspectos concretos y diferenciados, que lo hagan cognoscible y operativo, para su conocimiento, difusión y gestión.
- Un conocimiento adecuado del paisaje de pueblos y ciudades, será aquél que sintetice por un lado aspectos y variables objetivas que lo condicionan y son reconocibles por la generalidad, con aspectos subjetivos, relacionados con cómo lo perciben los distintos individuos y grupos sociales, y qué significan para ellos.
- Pese a que la visión habitual en las ciudades es fragmentada y de escenas, la percepción tiende a identificar, por agregación, tipos de paisaje con su propio carácter, así como otros elementos (singularidades, fachadas urbanas y perfiles, etc.) que tienen gran importancia en la forma en que interpretamos y nos orientamos en las ciudades.
- Pese a que los límites entre los diferentes espacios son a menudo difusos, resulta de utilidad matizar las metodologías según se apliquen a ciudades, a núcleos rurales, o a las áreas periurbanas.
- El estudio detallado de las distintas formas de percibir en función del grupo social, la edad, el género, los referentes simbólicos etc. Y cómo afecta esto a la imagen conjunta de la ciudad para una comunidad urbana.
- Las formas en que el paisaje y su conocimiento se puede traducir en actividad económica y social, capaz de generar renta, empleo y bienestar a la población.
- Precisar los conceptos de fragilidad visual y fragilidad paisajística en las ciudades, de forma equiparable a como se trabaja en espacios supra-urbanos. En concreto, cabe ahondar en cómo se puede concebir la capacidad de absorción (o capacidad de sufrir alteraciones sin una afección importante para la imagen global) en las ciudades.
- Estudiar en detalle cómo están afectando las dinámicas recientes de las ciudades, así como de los modos de vida y las tecnologías, a su imagen, para poder establecer referencias para su planificación.
- Formas de introducir los resultados del modelo propuesto, en los instrumentos de planificación.
Miguel Gómez Villarino (Madrid) es Arquitecto, Doctor, por la Universidad Politécnica de Madrid. Experto en Análisis Financiero por la Universidad Complutense de Madrid. Ha trabajado en planificación urbana y territorial en España y diversos países de Latinoamérica, incluyendo la Universidad Católica de Temuco en Chile, la Universidad de Buenos Aires, y como investigador en la Universidad Politécnica de Madrid. Actualmente trabaja con la empresa Melissa Consultoría e Ingeniería en Madrid.
Créditos de las imágenes:
Imagen 1: Tramas urbanas de diferentes ciudades del mundo (fuente: Geoff Boeing) Imagen 2: Esquema conceptual de partida (fuente: Miguel Gómez Villarino) Imagen 3: Esquema de un sistema, en que forma y textura conciernen a su imagen (fuente: Miguel Gómez Villarino) Imagen 4: Primera aproximación metodológica (fuente: Miguel Gómez Villarino) Imagen 5: Modelo conceptual/metodológico (fuente: Miguel Gómez Villarino) Imagen 6: Los cuatro componentes espaciales que principalmente definen los tipos de paisajes urbanos (fuente: Miguel Gómez Villarino) Imagen 7: Ejemplos de tipos de paisajes urbanos, por combinación de las variables morfológicas mencionadas (fuente: Miguel Gómez Villarino) Imagen 8: Elementos complementarios, singulares y referenciales (fuente: Miguel Gómez Villarino) Imagen 9: Valoración de los paisajes urbanos (fuente: Miguel Gómez Villarino) Imagen 10: Ejemplos de parámetros de valoración: adaptación, trama verde, complejidad funcional, factor tipificación vs. seriación, legibilidad, valor histórico (fuente: Miguel Gómez Villarino) Imagen 11: Lugares de visibilidad; Exposición visual de la ciudad, y modelo de ficha para la participación pública (fuente: Miguel Gómez Villarino) Imagen 12: Ejemplo de ficha identificadora de una unidad de paisaje, y ejemplo de objetivos y propuestas para áreas singulares (fuente: Miguel Gómez Villarino)