Como decimos, Venus es hoy un verdadero infierno de lluvias de ácido sulfúrico y calor intenso. Sin embargo, según los estudios, antaño fue un vergel con océanos y continentes. Pero con la tecnología adecuada, podríamos crear colonias sobre sus nubes, donde estén a salvo de las duras condiciones venusianas.
En la ficción, el ser humano ha colonizado nuestro planeta más cercano del Sistema Solar en diferentes ocasiones. Obras como Last and first men, The Big Rain o 2312 han simulado la llegada de la humanidad a este mundo infernal.
Sin embargo, más allá de la ficción, los investigadores han propuesto diferentes métodos gracias a los cuales podríamos vivir en Venus.
La más común es la terraformación, que sería una especie de ingeniería biológica que alteraría la corteza y atmósfera venusiana para hacerla habitable para el ser humano. No obstante, ¿tenemos derecho a alterar la naturaleza de todo un planeta? ¿Es una decisión ética? Y, sobre todo, ¿tendremos algún día la tecnología y conocimientos para hacerlo?
Vivir sobre las nubes de Venus
Un segundo método propuesto por el científico de la NASA Geoffrey A. Landis estima que podríamos vivir a unos 50 kilómetros sobre la superficie de Venus, algo parecido a lo visto en series fílmicas como Star Wars. Dado que la atmósfera venusiana es la más parecida a la terrestre, el ser humano podría explorar e investigar en aerovehículos con centro operativo en las ciudades voladoras.
A 50 kilómetros sobre la superficie de Venus la presión es algo más baja que la del nivel del mar en la Tierra, con unos 100 000 Pa, y la temperatura iría de los 0º C a los 50º C. Además, todavía hay atmósfera venusiana para proteger al ser humano de los rayos cósmicos solares.
Los primeros habitantes de Venus vivirían en aerostatos llenos de aire respirable compuestos por un 21 % de oxígeno y 79 % de hidrógeno. Esto se basa en el concepto de que el aire podría ser un gas que se eleva en la densa atmósfera de dióxido de carbono, poseyendo sobre un 60 % del poder elevador que el helio tiene en la Tierra.
Las ciudades aéreas se construirían en materiales de bajo albedo, como nanotubos o grafeno. Así, los primeros colonos de Venus podrían comenzar la terraformación del planeta para hacer su atmósfera respirable.
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Beneficios y desafíos de la colonización de Venus
Colonizar Venus podría tener grandes beneficios. Los viajes son más baratos, pues es el planeta más cercano a la Tierra, con un trayecto de apenas 5 meses. Además, las ventanas de lanzamiento ocurren cada 584 días, más a menudo que las de Marte, que suceden cada 780 días.
Es más, la atmósfera densa de Venus es más protectora contra la radiación solar que la tenue de Marte. También las reparaciones en las ciudades flotantes tendrían bajo riesgo de explosión por descompresión. Tampoco harían falta trajes de presurización y la gravedad es muy similar a la de la Tierra, pudiendo aprovechar los materiales de su atmósfera para la investigación agrícola, por ejemplo.
Ahora bien, hay que proteger a las ciudades flotantes de las lluvias de ácido sulfúrico, especialmente a las naves que viajarían por la superficie. Tampoco habría agua, por lo que se debería producir de forma sintética.
Y como es lógico, crear estas enormes ciudades y enviarlas a Venus tiene un coste enorme, por lo que fabricar estas colonias en las nubes de Venus no es posible hoy en día, pero se están dando pasos para lograrlo en un futuro no tan lejano.