En tiempos de crisis se recorta y parece que los recortes suelen ser en la parte más sensible, el personal. Otra manera de recortar sería racionalizar al máximo el consumo de medicamentos, que suele ser una de las mayores partidas de los sistemas sanitarios y dicho sea siempre será más saludable para la población pues estamos sobremedicados.
El último número del prestigioso Butlletí groc afirma lo siguiente:
“La crisis económica determina que el Estado disponga de menos recursos, también para el sistema de salud. Para paliar la situación se pueden hacer dos cosas: o bien se incrementan los ingresos (aumentando el gasto del Estado en sanidad, la carga impositiva para ponerla al nivel de la media de la UE, los copagos [repagos diría yo] sobre medicamentos o imponiendo nuevas tasas) o bien se reduce el gasto”.
En Cataluña el gasto en medicamentos equivale a un 25-30% del gasto público en salud. Datos recientes indican que España es el segundo o tercer consumidor mundial de medicamentos, en cantidades por habitante. En dicho número sus editores se preguntan si un uso más saludable y prudente de los medicamentos puede producir ahorros que permitan evitar o minimizar los recortes en otros capítulos, como personal y ciertas prestaciones asistenciales. Y realizan varias propuestas:
-Las autoridades sanitarias deberían crear un contexto adecuado para la prescripción saludable.
-El sistema de salud tiene que seleccionar los medicamentos más idóneos con procedimientos públicos y transparentes.
-Los precios de los nuevos medicamentos y su financiación a cargo del sistema sanitario deberían tener relación con su valor terapéutico.
-La promoción comercial en los centros del sistema de salud tendría que prohibirse. Sus contenidos fuera del sistema de salud deberían estar sometidos a un control estricto. La industria farmacéutica no tendría que organizar ni realizar actividades de formación continuada de los profesionales.
-El sistema sanitario debería contar con un sistema propio de información sobre medicamentos y evaluar de manera continuada y sistemática los resultados obtenidos con los medicamentos en términos de efectos beneficiosos y efectos indeseados.
-Se deberían constituir en todas las áreas o regiones sanitarias Comités Farmacoterapéuticos, integrados y liderados por los profesionales, que: elaboren protocolos terapéuticos; seleccionen los medicamentos más adecuados; organicen la formación continuada de sus profesionales; y estimulen la evaluación de los efectos terapéuticos y los efectos indeseados (farmacovigilancia).
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