Más vale prevenir que lamentar dice un conocido refrán, sobre todo cuando se trata de prevención del cáncer de mama. Este se hace principalmente importante pues nadie está libre de sufrir esta enfermedad. Sin embargo, el realizar algunos cambios en nuestro estilo de vida, además de autoexámenes periódicos, podrían reducir los factores de riesgo para desarrollar un cáncer de mama.
El primero de ellos es disminuir el consumo de alcohol, pues se ha comprobado que hay una relación directa entre el consumo de alcohol y el cáncer de mama. Según algunos estudios médicos, en mujeres cuyo consumo de alcohol es mínimo (o completamente nulo), el ácido fólico -nutriente presente en frutas cítricas y algunos vegetales- reduce el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
Llevar un peso corporal adecuado y constante también ayuda a reducir factores de riesgo. Ejemplo de ello es la relación que existe con la obesidad, sobre todo con el sobrepeso ganado durante y post menopausia; esto se debe principalmente a la conexión entre los niveles de estrógenos que abundan en el tejido adiposo de exceso y el cáncer, debido a que por naturaleza el busto debe lidiar con tejido graso.
Realizar actividades físicas diarias, como caminar, debe ser un hábito a fin de que se mantenga una vida saludable. Esto ayudará a mantener un peso ideal lo que disminuirá el riesgo de contraer la enfermedad. Los médicos recomiendan un promedio de 30 minutos diarios por lo menos 5 días a la semana.
Finalmente, debemos reducir la cantidad de grasas saturadas que consumimos. Si bien es difícil dejar de lado las papas fritas con mayonesa o las hamburguesas, podemos reducirlas limitándolas a una vez por mes o, si tienes fuerza de voluntad, eliminarlas de tu dieta completamente. Lo ideal, dicen los especialistas, es lograr que el consumo de grasas ocupe el 35% de las calorías en la dieta diaria, especialmente si estas son saturadas. De preferencia cambiar las grasas saturadas por insaturadas y consumirlas crudas, es decir en ensaladas.
Recuerda que toda prevención no te asegura que la enfermedad no se desarrolle, simplemente reduce las posibilidades de que esta aparezca.
Fuente: Revista Jockey Plaza, Edición 15, Octubre 2009.