Revista Religión
Leer | COLOSENSES 3.15-17 | La mente es la torre de control de la vida. Las decisiones determinan las acciones, y éstas, a su vez, afectan al futuro inmediato y distante. La persona que seremos dentro de veinte años, habrá sido influenciada por la manera como pensemos hoy. Si queremos que nuestro futuro sea agradable al Señor, tenemos entonces que comenzar a programar de inmediato nuestra mente con pensamientos rectos.
En Romanos 12.2 y Efesios 4.23, el apóstol Pablo le dice a los creyentes que rechacen la manera de pensar del mundo y que renueven sus mentes. Se nos ha dado la capacidad de pensar como Cristo, si nos sometemos a la obra del Espíritu Santo. El creyente debe buscar con afán las cosas de Dios como un acto de sumisión. Esto significa abrir nuestra mente solo a las ideas de la Biblia. Es importante que nos protejamos de la mentalidad del mundo, porque hemos de ser siervos de Dios.
Una segunda manera de ser sumisos, es filtrar nuestros pensamientos por medio de la Palabra de Dios y de la voluntad de Él. Este es un paso práctico que nos permite identificar los conceptos erróneos. Debemos considerar si una actitud o manera de pensar es agradable al Señor y útil para convertirnos en quienes Él nos ha llamado a ser. Por tanto, si un pensamiento no es bíblico, podemos decidir rechazarlo (2 Co 10.5).
Naturalmente, la única manera de saber si un pensamiento agrada al Señor, es leyendo su Palabra. Dios da en la Biblia ejemplos de vida y de maneras de pensar rectas, y ofrece dirección para que escojamos esas normas. La Biblia es el manual de instrucción de nuestra torre de control.
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