La Iglesia Católica Apostólica y Romana es una organización mundial con un músculo enorme, leyendo los recientes escándalos de pederastia y demás abusos, observamos que ese músculo por falta de ejercicio se va convirtiendo en grasa.
La Iglesia Católica requiere modificar su operación, llevan décadas siglos recibiendo donativos, y en el caso de México monopolizaron por más de 400 años a la Fe, y la falta de evolución en la praxis les ha costado la pérdida de cientos de miles de fieles creyentes, mismos que han optado por religiones más cercanas, sin tanta burocracia y con más impacto en sus vidas diarias.
Con cerca de medio millón de sacerdotes en todo el mundo, la Iglesia pudiera sacar más provecho de ese ejército de sotanas, hay que ponerlos a trabajar, no solo a predicar, ya se les olvidó que Jesús era verbo no sustantivo. Cada Iglesia católica en el mundo debería enfocarse a difundir el conocimiento, no solo de la religión, sino de todo aquello que sea práctico y que permita a los feligreses de cada parroquia adaptarse a los tiempos actuales y sacarles provecho.
Claro, eso cuesta trabajo, pero será peor si no empiezan hoy, mañana seguirán perdiendo adeptos.
En lugar de lavarle los pies a sus compañeros de oficio, el Papa debería darles la bendición y permitir que se casen, y desde el seno de una familia dirijan su grey y que se esfuercen por mantener hijos, pagar doctores, escuelas, ropa, o sea todo lo normal de una vida en familia, no estar becado por difundir antiguas tradiciones.
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