Revista Espiritualidad
¿Cómo quieres que te llame, si tu nombre es Libertad?
¿Cómo quieres que te aprehenda perfume de lavanda, si eres más morena que la Noche, brillas más que el azabache y tu sonrisa, vuela y vuela, sin dejarse atrapar?
¿Cómo quieres que no acuda a tu encuentro, si no eres esa barca varada y sin remos que dices flota y se mece con denuedo, cuando te mereces volver a navegar?
¿Cómo quieres que no te ayude con un cuento, si eres princesa, novia del príncipe incendio. En la cabeza portas por diadema una decorada y costosa gema ensartada en plata de bonsái. Por vestido la isla de Gomera con ropa interior de Garajonay te cubre y protege como la seda y la más noble de tus pudendas prendas te espera y… espera. Hasta que en el escote la chispa de los rayos crepita herida y como la más alta de las hogueras, el fuego que sin arder quema por fuera consume por dentro y, espera, hasta la vida?
¿Cómo quieres que mi garganta no te cante, si la silueta de tus adorables notas se zambulle y, sin olas, las pavesas flotan en el lejano y angosto mar del aire?
¿Cómo quieres que sea valle si el lluvioso laúd de mis aguas, brota sin cuerdas las palabras y, el río me desborda, sin dejarme tocar... te?
¿Cómo quieres que no te nombre, si paseas entre mis axones con la naturalidad del sereno que porta candil, llaves y acceso a lugares que quiero y no quiero… donde el humo acude por delante y lo espesa todo… de nuevo?
Sólo soy agua que quiero salir y… no puedo.
No te voy a señalar… Por que dejarías de ser la Noche.
¿Cómo quieres que te llame, si tu nombre es Libertad? Chema García Suscríbete aquí