Revista Psicología

¿cómo quieres que te quiera si…?

Por Jagonzalez

Esta entrada surge de un impetuoso estado de ánimo. A pesar de ello, trataremos de calmarnos, moderarnos, atemperar el discurso. Tal vez dejaremos pasar tiempo, escribir con sosiego, repensando, para no estimular repuestas improcedente o procedentemente contestatarias.

Una de los rasgos por los que autodefinimos nuestro carácter es la impulsividad. La experiencia nos demuestra que en muchas ocasiones nos adelantamos a los acontecimientos, hacemos profecías que luego no se cumplen. Esperemos que sea este el caso. Pero no podemos reprimir nuestro deseo de manifestar desasosiego, disgusto, ante las muestras de displicencia implícitas en algunas pretensiones y comportamientos hacia la Fisioterapia, representada en sus profesionales, por algunos médicos especialistas en Rehabilitación. Hemos escrito en algunas ocasiones sobre la relación entre Fisioterapia y Rehabilitación en relación con la confusión originada por la sinonimia supuesta por muchas personas (1) y en relación con el conflicto interprofesional (2). Decimos también que no nos interesa la beligerancia apriorística que se ha fomentado en muchos lugares y de la que, de una u otra forma, hemos sido víctimas. Sin embargo, llegado un punto, resulta inevitable el recelo, la sospecha o  directamente el cabreo.

Tras este circunloquio referimos brevemente algunas circunstancias que nos justifican. En el contexto de convivencia médico rehabilitador-fisioterapeuta muchos presumen una asimetría relacional caracterizada por una jerarquía cuasicastrense. Así, nos encontramos con contradicciones de las opiniones o procederes del fisioterapeuta en base a esa relación aún cuando hay fundamentación para ellos. Esto ocurre.

En paralelo, se proponen, en un contexto de derivación, tratamientos de fisioterapia con un carácter de prescripción. Es cierto que ese carácter se puede atenuar, pero siempre con la complacencia del prescriptor, como una especia de dádiva. En ocasiones, a discreción de ese “derivador”, tomarse la licencia de modificar la prescripción con criterio profesional, se ve como un agravio hacia su autoridad. Al fin, se supone que el prescriptor es el responsable último de tratamiento.

Lógicamente esta mentalidad de verticalidad relacional se puede traducir, y lo vemos, en actitudes que pretenden hacer manifiesto quién está en el nivel superior. Y, lamentablente, esas actitudes se corresponden con las de sumisión y mansedumbre de muchos fisioterapeutas.

En la práctica podríamos poner ejemplos varios de cómo se ve este proceso en clínicas, hospitales e incluso en universidades. Nosotros formamos parte de ese engranaje y no escapamos a estas circunstancias. Así, se puede espetar tranquilamente que “los fisioterapeutas”, que forman parte de la plantilla de un centro, al que dedican su esfuerzo, que contribuyen a su reconocimiento,”no necesitan tanto espacio y que lo han de ceder a los residentes”, que ni siquiera forman parte de la plantilla. Olvidando que lo que ocurre en la mayoría de las ocasiones es la falta espacio y tiempo para la labor administrativa, docente, investigadora y asistencial. Olvidando que el fisioterapeuta tiene otras muchas obligaciones más allá y acá de las derivadas de la atención directa. Olvidando que no es un ejecutor de órdenes. Olvidando las competencias que le otorga su titulación (no se deben haber leído la Orden CIN 2135/2008). Olvidando que los fisioterapeutas tienen formación y práctica para ejercer su profesión sin la tutela de otro profesional (de hecho, la relación rehabilitador-fisioterapeuta es contingente), y que se supone que es el que mejor hace y más sabe de fisioterapia.

No obstante hay médicos rehabilitadores y fisioterapeutas que presumen de trabajo en equipo, de estrecha colaboración, de decisiones consensuadas. Nos parece excelente. Pero sospechamos que la premisa es el reconocimiento previo de la asimetría explícita o implícita y de que las decisiones finales siempre han de llevar una firma concreta.

Hemos sido, al final, suaves, prudentes, hasta tibios. Se podrían contar muchas situaciones en las que la presencia de esta asimetría, de esta dependencia, ese solapamiento, generan conflictos en y con el paciente, desvirtúa la fisioterapia o supone meridianos ejemplos de ineficiencia. La entrada quedaría muy larga. Pero se entenderá por qué, con cierta amargura, la titulamos así.

Referencias

1. González García JA. Fisioterapia o Rehabilitación, ¿es precisa la diferenciación? En Fisioterapia. Acceso el 6 de febrero de 2013 en http://www.madrimasd.org/blogs/fisioterapia/2009/02/27/fisioterapia-o-rehabilitacion-%C2%BFes-precisa-la-diferenciacion/

2. . El Conflicto interprofesional (y II). En Fisioterapia. Acceso el 6 de febrero de 2013 en http://www.madrimasd.org/blogs/fisioterapia/2011/06/21/el-conflicto-interprofesional-y-ii/


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