Como todos los lunes contamos con Mireia Long para que nos hable de temas relacionados con la crianza y la educación de nuestros hijos que pueden cambiar nuestra vida a mejor.
Mireia Long es Co-directora y fundadora de La Pedagogía Blanca. Experta en antropología de la crianza y la educación, en pensamiento divergente, en establecer límites sin castigos y comunicación no-violenta, en aprendizaje online y cooperativo, en organización de espacios educativos y en altas capacidades.
Licenciada en Geografía e Historia, profesora, conferenciante, madre homeschooler. Ha trabajado además como periodista, publicista y actriz. Autora de los libros: “Una nueva maternidad” y “Una nueva paternidad”.
La semana pasada Mireia nos habló de altas capacidades y la acogida del post ha sido tremenda, así que esta semana sigue profundizando en este tema que da tanto de sí. Hoy nos ayuda a reconocer a un niño con altas capacidades en la primera infancia.
¿Cómo reconocer a un niño con posibles Altas Capacidades en la primera infancia?
Como os contaba la semana pasada muchas veces son los padres los primeros en detectar que su hijo tiene habilidades especiales o un desarrollo cognitivo más avanzado que otros bebés. En realidad, hasta los seis años sería prematura una identificación cierta, aunque, mediante baterías de desarrollo, los especialistas ya son capaces de poner atención en niños de tres años.
Pero, ¿a qué señales debemos estar atentos los padres?
Muchos niños de Altas Capacidades son precoces en su desarrollo, sin embargo hay que señalar que no todos los niños precoces serán luego detectados como de Altas Capacidades y no todos los niños de Altas Capacidades han tenido un desarrollo precoz. Aclarado esto, sí es cierto que, en la mayoría de los casos, se pueden señalar algunas características desde muy temprana edad.
Son niños que tienen avances en su desarrollo cognitivo adelantados a su edad, algunas veces desde bebés. Podemos encontrar que los padres cuentan que sostenía la cabeza y miraba su entorno casi desde el primer día de vida. Algunos se mantienen de pie a los 6 meses si a los 9 meses ya caminan, saltándose la fase del gateo.
Muchos comienzan a hablar muy pronto, hacia los 8 meses dicen palabras claramente y pueden decir frases hacia el año, saltándose la fase del balbuceo. Algunos, de manera paulatina y otros de forma repentina, a los dos años hablan de forma clara, con frases muy elaboradas que expresan tiempos verbales correctos y pensamientos complejos.
Os cuento mi experiencia. Mi madre cuenta siempre que, cuando se puso de parto de mi hermano, teniendo yo ni 10 meses, ella despertó a mi padre para decirle que tenían que irse al hospital y yo me levanté, me puse de pie en la cuna y pregunté: ¿va a nacer ya mi hermano?
Tengo fotos con seis meses, agarrando un muslo de pollo comiéndolo a mordiscos y ella cuenta que con seis meses decía muchas palabras y me ponía de pie, caminando a los siete agarrada a los muebles. A los siete recuerdan dónde has escondido algo y saben que algo que tapas está detrás de, por ejemplo, un trapo y poco después que el interruptor sirve para dar la luz o que ellos son su reflejo en el espejo.
Mi hijo es el caso diferente. Hasta los dos años apenas hablaba. Y un día, sin previo aviso, empezó a hablar correctamente, sin fallos de dicción y usando verbos en pasado y futuro y frases enlazadas. Hacia el año y medio conocen muchos colores, hasta diferenciar, por ejemplo, el rosa del lila y otras situaciones que nos indican que han asimilado el pasado y el futuro o el concepto de yo.
Hacia los dos años pueden mantener una conversación y reconocer letras y números sabiendo lo que significa esa representación. Y el avance sigue, para encontrarnos que con tres años tienen un vocabulario extenso y preguntan el significado de palabras que no conocen. En ese año nos asombran memorizando matrículas, comprendiendo los carteles de tráfico, haciendo puzles para niños de seis años, entienden la suma y la resta y comienzan a leer sin ayuda, solo preguntándonos. Recuerdo que mi hijo a esa edad deletreaba perfectamente el nombre de sus amigos sin tenerlo escrito delante.
Tienen una gran memoria y además un pensamiento altamente complejo, suelen ser niños muy activos a interesados que todo el rato quieren hablar y nos preguntan cosas que nos asombran.
Los niños de altas capacidades son activos, hacen muchas preguntas, tienen interés por todo….
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Duermen poco, muy poco algunos, y son muy demandantes de atención verbal y emocional, más que necesariamente físicamente activos, que también suele pasar.
Los padres se pueden sentir agotados porque exigen mucha atención, sobre todo alerta mental. Entran en la fase de las preguntas y los porqués en cuanto adquieren capacidad para hablar, a los dos años o dos años y medio, y son incansables.
Empezamos a ver en ellos perfeccionismo y tienen claro lo que está hecho correctamente y lo que no, lo que puede aumentar las rabietas, aunque, por otro lado, con una presencia emocional cercana y si no hay elementos externos que los disturben, podrán superarla mediante el diálogo.
En general, los padres reconocen que el niño adquiere habilidades cognitivas y de lenguaje antes que los demás, pero estas señales no significa que el niño vaya a tener Altas Capacidades, por más que cuantos más signos podamos identificar más posibilidades habrá.
En el próximo tema os hablaré sobre las emociones y la sensibilidad emocional y a los estímulos físicos de los niños de Altas Capacidades.
¿Qué te ha parecido? ¿ves a tu hijo en alguna de las cosas que ha comentado Mireia? Comparte tu experiencia en los comentarios y si quieres aprender más y recibir más consejos de la Pedagogía Blanca, además de los que os vaya dando aquí, puedes suscribirte al boletín de la Pedagogía Blanca en este enlace