Estudiar una carrera es una de las actividades más excelentes y creativas que puede tener un ser humano a lo largo de su vida. El contacto con el saber es un horizonte infinito de libertad. Por el contrario, la ignorancia en cierto modo es una esclavitud. Pero el paso por la universidad también permite aprender a cualquier estudiante de otras personas que se encuentran en su misma situación. De hecho, en la universidad es posible conocer a personas de culturas muy diferentes, poner en práctica las habilidades sociales, descubrir la ilusión por conocer gente nueva y ser constante a la hora de mantener una amistad.
A nivel intelectual, la etapa universitaria permite a cualquier alumno tomar conciencia del valor del esfuerzo y la perseverancia como sinónimo de éxito en la vida. Preparar un examen es una labor que implica una organización eficaz del tiempo, por ello, cualquier alumno debe organizarse su propio calendario con las horas de estudio necesarias a lo largo de la semana. Está claro que cualquier estudiante debe dedicar más tiempo a aquella asignatura que es más difícil mientras que debe invertir menos tiempo en aquella materia más fácil.
Por otra parte, cualquier alumno que desee concentrarse de verdad, debe estudiar siempre en un lugar iluminado. Además, también puede acudir a la biblioteca para evitar las distracciones propias de estudiar en casa, por ejemplo, ver la televisión o escuchar la radio. Pero las horas de estudio siempre deben incluir un tiempo de descanso para que la mente pueda desconectar.
Por otra parte, a nivel físico, también es fundamental cambiar de postura. Por ello, conviene estirar las piernas y dar un paseo aunque sea corto cada hora. Tras un descanso, cualquier estudiante vuelve con más energía para emprender la lectura de un libro y así podrá superar un examen con una buena nota.