En el verano de 2023, un curioso conjunto de vídeos se coló en las plataformas de las redes sociales. Los feeds de Telegram que normalmente promovían narrativas pro-Kremlin de repente empezaron a promocionar una película llamada “Olympics Has Fallen“. Se animaba a los usuarios a escanear un código QR que les dirigía a un canal de Telegram con el mismo nombre. Al llegar a este canal, los espectadores se encontraron con un largometraje con una estética similar y un juego de palabras con el título de la película estadounidense de acción política “Olympus Has Fallen“, estrenada más de una década antes. Un audio generado por IA que imitaba la voz del actor de cine Tom Cruise narraba un guión extraño y serpenteante que menospreciaba la dirección del Comité Olímpico Internacional.
Casi un año después y a menos de 80 días de la inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024, el Centro de Análisis de Amenazas de Microsoft (MTAC) ha observado una red de actores afiliados a Rusia que llevan a cabo una serie de campañas de influencia maligna contra Francia, el presidente francés Emmanuel Marcon, el Comité Olímpico Internacional (COI) y los Juegos de París. Estas campañas podrían anticipar las amenazas en línea que se avecinan para la competición internacional de este verano.
El largo historial ruso de menosprecio de los Juegos Olímpicos
La Rusia moderna, al igual que su predecesora, la Unión Soviética, tiene una larga tradición de intentar socavar los Juegos Olímpicos. Si no pueden participar en los Juegos o ganarlos, intentan socavar, difamar y degradar la competición internacional en la mente de los participantes, los espectadores y el público mundial. La Unión Soviética boicoteó los Juegos de Verano de 1984 celebrados en Los Ángeles y trató de influir en otros países para que hicieran lo mismo.
Funcionarios del Departamento de Estado de Estados Unidos vincularon a actores soviéticos con una campaña que distribuyó de forma encubierta folletos a los comités olímpicos de países como Zimbabue, Sri Lanka y Corea del Sur. Los folletos afirmaban que los competidores no blancos serían objetivo de extremistas estadounidenses, una afirmación que sigue una estrategia de medidas activas de eficacia probada: utilizar cuestiones sociales divisivas para sembrar la discordia entre un público objetivo.
Un aspecto recurrente de la influencia maligna rusa es su capacidad para resurgir temas en un momento posterior en un país diferente. Sorprendentemente, cuatro décadas después, estamos siendo testigos de afirmaciones similares de violencia extremista anticipada que surgen en el contexto de los Juegos de París este verano. Por separado, en 2016, piratas informáticos rusos penetraron en la Agencia Mundial Antidopaje y revelaron información médica privada sobre las atletas estadounidenses Serena Williams, Venus Williams y Simone Biles.
Dos años más tarde, el ciberataque “Olympic Destroyer” contra los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018 en Pyeongchang, Corea del Sur, logró desconectar algunos de los servidores internos de los Juegos de Invierno. El Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a dos oficiales del GRU ruso en relación con el hackeo en 2020.
La lenta combustión del descontento del presidente ruso, Vladímir Putin, y del Kremlin con el COI y la posibilidad de participar en los Juegos Olímpicos -un acontecimiento de orgullo para el Gobierno ruso desde hace mucho tiempo- se ha intensificado en los últimos años. En 2017, el COI concluyó extensas investigaciones sobre el uso de drogas para mejorar el rendimiento patrocinado por el Estado ruso en varios Juegos Olímpicos en 2017, lo que dio lugar a la prohibición formal de que Rusia participara en los Juegos de Invierno de 2018.
El año pasado, en 2023, el COI confirmó que se permitiría a los ciudadanos rusos competir en París, pero solo como atletas neutrales, con prohibición de lucir la bandera o los colores de la Federación Rusa. Poco después de esta decisión, el MTAC comenzó a detectar una serie de operaciones extranjeras de influencia maligna que continúan en la actualidad, y sospechamos que pueden intensificarse a medida que se acerca la ceremonia de apertura de París 2024.
Las tácticas del viejo mundo se encuentran con la era de la IA
A partir de junio de 2023, los prolíficos actores de influencia rusos -que Microsoft rastrea como Storm-1679 y Storm-1099– dirigieron sus operaciones para apuntar a los Juegos Olímpicos de 2024 y al presidente francés Emmanuel Macron. Estas operaciones de influencia rusas en curso tienen dos objetivos principales: denigrar la reputación del COI en la escena mundial y crear la expectativa de que estalle la violencia en París durante los Juegos Olímpicos de Verano de 2024.
El sitio web y el vídeo “Olympics Has Fallen” fueron los primeros de los muchos vídeos que MTAC encontró de Storm-1679. El vídeo, que pretendía ser un falso documental de Netflix narrado por la conocida voz del actor estadounidense Tom Cruise, indicaba claramente que los creadores del contenido habían dedicado un tiempo considerable al proyecto y demostraban más habilidad que la mayoría de las campañas de influencia que observamos. Un análisis más detallado confirmó que el falso documental utilizaba audio generado por inteligencia artificial que se asemejaba a la voz de Cruise para dar a entender su participación, imitaba la icónica escena introductoria de Netflix y su marca corporativa, y promocionaba falsas reseñas de cinco estrellas de medios de comunicación reputados como el New York Times, el Washington Post y la BBC, todo ello entre hábiles efectos especiales generados por ordenador.
Las cuentas de redes sociales asociadas a Storm-1679 promocionaron el documental a través de varias plataformas, intentando llegar a usuarios de redes sociales estadounidenses y europeos. Como se informó anteriormente en el informe del MTAC de diciembre de 2023, Storm-1679 engañó a celebridades estadounidenses para que grabaran vídeos cortos en Cameo, un popular sitio web en el que los usuarios pueden pagar por mensajes de vídeo personalizados de celebridades, y editó engañosamente los vídeos para convertirlos en propaganda antiucraniana. Entre las ediciones de esos vídeos de Cameo se incluían anuncios de Olympics Has Fallen y enlaces con códigos QR al canal de Telegram donde se alojaba, dando la falsa impresión de que los famosos estadounidenses respaldaban y promocionaban la película.