«Capturar» es el primero de los 5 pasos para administrar el flujo de trabajo que propone la metodología GTD®.
Consiste en recopilar todo aquello que llama tu atención en contenedores de confianza que vacías con regularidad.
Se trata de un hábito muy sencillo y potente, aunque fácil de malinterpretar. Por este motivo, son muchas las personas que confunden «capturar» con otras prácticas que, aunque en apariencia son similares, en la práctica son muy distintas, tanto en su esencia como en su utilidad.
Por otra parte, la frase «todo lo que llama tu atención» puede resultar poco concreta para algunas personas. Fruto de la natural tendencia de nuestro cerebro a dramatizar y ponerse en lo peor, hay quienes, al escucharla, se visualizan en una especie de «modo captura» permanente, con todo lo que una situación así conlleva.
En GTD®, decimos que algo llama tu atención cuando «aparece» en tu mente sin que tú lo hayas «llamado».
Esta situación se produce con cierta frecuencia, aunque no nos demos cuenta de ello. Cuando pasa esto, es decir, cuando no somos conscientes de que algo está llamando nuestra atención, es porque nos hemos acostumbrado a ignorarlo y no hacer nada al respecto.
Dicho de otra forma, nos hemos insensibilizado ante las cosas que llaman nuestra atención por lo que, para desarrollar el hábito de la «captura», tendremos que re-sensibilizarnos.
Afortunadamente, identificar cuándo algo llama tu atención – aunque no te des cuenta – es muy sencillo, si aplicas estas buenas prácticas.
Reconocer el diálogo interior
Cada vez que te descubras diciéndote frases que empiezan por «podría…», «debería…», «tendría…», «y si…», «algún día…», u otras similares, estás ante algo que está llamando tu atención.
Este tipo de pensamientos es lo que David Allen denomina «incompletos». Hablamos de «incompletos» porque se trata de pensamientos que se han iniciado, pero no se han completado.
Aunque se trata de pensamientos asociados a ideas o a posibilidades, es importante que tengas claro que, como mínimo, tienes que decidir algo al respecto para «completarlos».
Eso que falta por completar puede ser tan simple como decidir que vas a ignorarlo y no hacer nada con ello, pero, incluso en ese caso, es necesario que tomes una decisión.
Hasta que no la tomes, y la gestiones de manera adecuada, ese pensamiento incompleto seguirá llamando tu atención con mayor o menor frecuencia.
Por eso, la buena práctica es capturar lo que llama tu atención cuando llama tu atención, en lugar de dejarlo para más tarde.
Identificar cuándo te acuerdas de algo
Cada vez que te venga a la cabeza un pensamiento del tipo «tengo que…», «necesito… » o «que no se me olvide…», estás también ante algo que está llamando tu atención.
Si no lo capturas, ese recordatorio volverá una y otra vez, y con toda probabilidad lo hará en los momentos más inoportunos, cuando no puedas hacer nada al respecto.
Esto sucede porque tu mente inconsciente sabe que tienes que hacer cosas, pero es incapaz de identificar el momento adecuado para recordarte cada una de ellas. Como también es incapaz de priorizar, te las recuerda una y otra vez, a intervalos aleatorios y sin ningún criterio.
Cuando ignoras este tipo de pensamiento que llama tu atención, la consecuencia es que se te olvidan cosas.
Obviamente, los olvidos son porque quieres, y lo que tus olvidos dicen de ti no es precisamente bueno…
Detectar cuándo estás ante una decisión o un compromiso
Cada vez que decidas hacer algo, esa decisión debería llamar tu atención.
Cada vez que le dices a alguien que vas a hacer algo, estás comprometiéndote con esa persona, y ese compromiso debería llamar también tu atención.
Cada vez que alguien te diga que va a hacer algo que necesitas tú, esa persona se está comprometiendo contigo, y ese compromiso debería llamar tu atención igualmente.
Las decisiones y los compromisos rara vez terminan ahí. A las decisiones y a los compromisos normalmente les siguen otras acciones, sea por tu parte o por la de otras personas.
Cuando tiene lugar uno de estos compromisos y no hacemos nada al respecto, nos encontramos ante lo que Allen llama un «compromiso mal gestionado». El problema con estos compromisos mal gestionados es que, hasta que no los gestiones de manera adecuada, seguirán rondando por tu cabeza y contribuyendo a tu estrés.
Conclusión
Como ves, saber cuándo algo llama tu atención – aunque no hagas caso – es tan sencillo como aprender a reconocer, identificar y detectar unas pocas situaciones muy concretas y habituales.
Cuando en tu diálogo interior te planteas opciones sobre cosas que podrías, deberías o querrías hacer, eso está llamando tu atención.
Cuando te acuerdas de cosas que necesitas o tienes que hacer, eso también está llamando tu atención.
Cuando tomas una decisión, te comprometes con alguien o alguien se compromete contigo, ese hecho está igualmente llamando tu atención.
El cambio es dejar de ignorar todas estas situaciones y reaccionar ante ellas, capturándolas en el momento.
Con estas sencillas prácticas, detectar cuándo algo llama tu atención y capturarlo te resultará mucho más fácil.
Por ejemplo, ¿qué está llamando ahora tu atención?