La hipocondría es una condición por la que una persona con algunos síntomas físicos cree tener una enfermedad grave, incluso cuando la evidencia objetiva (por ejemplo, la de un examen médico) indique exactamente lo contrario. Entre los hipocondríacos es bastante común la “invención” de enfermedades de forma permanente. Todas estas personas muestran una preocupación exageradamente alta por su salud física y viven con un miedo paralizante de enfermar de gravedad.
Es importante dejar en claro que, en las personas con hipocondría, los síntomas físicos son un hecho real (no son inventados). Para saber si eres una persona con hipocondría debes fijarte en la forma en que enfrentas tus miedos y preocupaciones (especialmente las que están asociadas a la salud). Si no puedes controlar tus pensamientos o las ideaciones que relacionan un síntoma con una enfermedad grave (de forma automática) puede que debas consultar por este problema. Las personas que sufren de trastornos psicológicos como la hipocondría, a menudo, buscan el consuelo que le pueden proveer sus allegados (como amigos y familiares). Otra práctica bastante común entre las personas que tienen hipocondría es la realización de exámenes más o menos regulares sobre su cuerpo.
Cuando una persona con hipocondría es llevada a consulta (generalmente psicoterapia) se puede pedir una interconsulta con un médico para efectuar un examen físico en profundidad que permita descartar una enfermedad real. Algunos de los síntomas de las personas con hipocondría, por lo demás, se pueden confundir con los de la paranoia y vienen acompañados de angustia. Asimismo, es importante acompañar el diagnóstico con una serie de entrevistas psiquiátricas. Una de las formas de tratamiento que se recomiendan para combatir la hipocondría es la terapia cognitivo-conductual (TCC). Este problema psicológico debe tener un seguimiento continuo, dado que no son nada infrecuentes las recaídas después de haber iniciado un tratamiento psicológico.