Revista Humor

Cómo saber si te estás haciendo mayor

Por Eklipse


Una docena de señales para saber si vas camino del viejunismo

Hay una web que visito de vez en cuando llamada www.unadocenade.com, en la cual recopilan o describen 12 cosas comunes sobre un mismo tema. Os traigo un artículo que me ha gustado en el cual describen 12 señales para darte cuenta de que te estás haciendo mayor. A ver qué os parece:
Vas por la vida tan contento y tan feliz o por lo menos bastante contento y feliz. Ya no eres un adolescente inseguro, tampoco eres un joven desbordado por los acontecimientos si no que tienes unos treintaitantos bastante molones con los que has conseguido estar a gusto. Vas por la vida con cara de saber por dónde andas.Has llegado a la edad donde comprendes mejor a tus padres y ya no  luchas con ellos. Eres mayor, pero no tan mayor como eran ellos. Tú te mantienes joven y haces cosas de joven. Tú no haces cosas de señor.Pero te equivocas. Un buen día haces algo inconscientemente y de repente un resorte salta y dices: ¡¡Dios mio!!! ¿Qué estoy haciendo?Entras en pánico… y ves cómo los 30 se alejan por el horizonte y tú corres descontrolado hacia los 50.

1. Agarrarte en el asiento del copiloto

Vas sentado en el coche, tan feliz, mirando por la ventanilla, charlando o escuchando música y de repente alguien te dice: ¿por qué te agarras ahí? ¿tienes miedo? Por un momento no sabes a quién se dirigen. Y entonces te miras y vas agarrado al asidero de encima de la ventana, ese que nunca has sabido para qué estaba ahí. Ya lo sabes, eres tu madre. Es el principio del fin.

2. Ver Informe Semanal

Sábado por la noche, preparas la cena, te sientas, zapeas…y te quedas viendo Informe Semanal. Puede que ni siquiera el reportaje de ese momento te interese mucho, probablemente sea sobre la transición…pero te da igual..te quedas por si el siguiente te engancha más. Eres tu padre.

3. Ordenas la despensa

Quieres comer algo. Abres la despensa, coges lo que quieres y sin saber cómo te encuentras ordenando las latas con las latas, las galletas con las galletas. Da igual, es TU despensa, no va a venir nadie a echarte la bronca… pero no puedes evitarlo aunque quieras. El ketchup no puede ir con las almejas machas, es superior a tus fuerzas.

4. Cambias las cosas a un tuper más pequeño

Comes arroz, ha sobrado. De primeras, en vez de guardar el arroz en el mismo plato en la nevera que es lo que hubieras hecho en tus tiempos mozos, buscas un tuper para guardarlo. Oh vaya… demasiado grande… ¿Qué haces? Lo pasas a uno más pequeño… Es el fin, 3 cacharros manchados cuando antes solo hubieras manchado uno. Eres tu madre otra vez.

5. Lees las páginas salmón del periódico

Este es un paso mágico. Un  domingo como otro cualquiera, tras años de apartar el suplemento negocios del periódico… te encuentras leyendo esas páginas. No eres tu padre… no sabes quién eres pero te das mucho miedo.

6. Eliges la comida en la nevera por la fecha de caducidad y no por lo que te apetezca

Ese pensamiento tan de madre.  “Me como esto que si no se va a poner malo y habrá que tirarlo” ¿Por qué? Años esperando para comer lo que te apetezca y ahora comes brécol desechando unos deliciosos spaghettis carbonara.

7. Usas zapatillas de estar en casa

Años de huir de tu madre “no andes descalzo que te vas a poner malo” no han servido para nada. Un buen día te encuentras que sin tus zapatillas de estar en casa no eres nadie… y lo que es peor, ya no sabes disfrutar del placer de ir descalzo. Una catástrofe.

8. Pedir la vez

La primera vez que dices “¿Quién da la vez? O ¿Quién es el último? Inmediatamente te visualizas con un pañuelo en la cabeza y un carrito de la compra lleno de acelgas.

9. La obsesión por la predicción meteorológica

Conocer qué tiempo va a hacer en tu ciudad se convierte en una prioridad absoluta. Ver el parte meteorológico es un ritual cada noche… ”calla que empieza el tiempo” ¿Y qué? Esto es España… no hay ciclones, ni tifones, ni huracanes… no va a pasar nada emocionante. Eres tu abuelo… pero él salía al campo. Tú no tienes excusa.

10. Ten cuidado. Llámame cuando llegues

La primera vez que le dices esto a un amigo o tu pareja… tu madre nota una corriente mágica que le llega por la espalda, deja lo que esté haciendo y sonríe satisfecha sin saber el motivo. Tú te pones a llorar.

11. Escuchar Radio 5

Si, si… todos tenemos la excusa de que en mitad de viaje es lo único que se escucha, que si necesitas conocer la noticias, que si el tráfico, que si tienen programas culturales muy interesantes. Ja. Hace 10 años antes de escuchar Radio 5 hubieras sacado un tenedor por la ventanilla para captar lo que fuera.

12. Jugar al apalabrados

No os engañéis, el apalabrados no es cool, ni moderno, ni guay por mucho que juguemos en nuestros smartphones. El apalabrados es el scrabble de toda la vida, es más, es el intelect de tu abuela, ese que cuando veías que lo sacaban en las tardes de invierno te hacía pensar: mira que hay que estar colgado para jugar a eso. Pues ahí estás tú…totalmente enganchado. Y lo peor es que tu abuela te pegaría una paliza…¿Cuantas de estas cosas te has descubierto haciendo? No disimules. Da igual que nadie te vea, tú lo sabes. La parte buena es que puedes intentar quitarte de alguna… la parte mala es que han llegado para quedarse.


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