La llegada del mal tiempo anticipa la venida de esos días de perros en los que aparecen tres de los máximos enemigos del ciclista de carretera: la lluvia, el viento y la nieve. Lo peor es que estos tres elementos aparecen juntos en algunas gélidas jornadas en las que resulta inviable salir a pedalear. ¿Cuál es la alternativa a seguir en estos casos? Sin duda, una idónea es realizar un entrenamiento con rodillo.
Todos los cicloturistas han recurrido a esta forma de preparación, o a la que otorga la bicicleta estática, en alguna ocasión. Sin embargo, ¿las rutinas que efectúan son correctas? He aquí la principal cuestión. Para ayudarte a encontrar una respuesta, en este artículo te proponemos un plan de entrenamiento con rodillo que ha sido diseñado por el experto Chema Arguedas, con el que a buen seguro te mantendrás en la forma física adecuada durante la época del año en que el cielo se vuelve gris y las aceras brillan por el reflejo de la húmeda lluvia.
Plan de entrenamiento eficiente para rodillo
Este especialista recomienda un sencillo programa de entrenamiento en rodillo que combine las salidas por carretera con los entrenamientos indoor con este aparato. En concreto, marca tres días a la semana de pedaleo indoor y dos outdoor. El plan dura exactamente un mes y se desarrolla de la siguiente forma.
Los lunes, propone tres cuartos de hora de rodaje con rodillo que vendrán bien para eliminar las toxinas acumuladas en el organismo y romper a sudar, con esa grata sensación que siempre lleva aparejada. Para los martes, marca una jornada de descanso, mientras que los miércoles opta por un entrenamiento de resistencia en el que pedaleemos, sentados en la bicicleta, a entre un 80 y un 85 % de fuerza cardíaca máxima, dentro de series de cinco repeticiones de tres minutos cada una que se podrán aumentar, en número, durante la última semana.
Para el jueves, Chema Arguedas propone trabajar la intensidad aeróbica entrenando durante un buen rato a entre 90 y 100 pedaladas por minuto, con las mismas series de 5×3 que en la jornada anterior. En cuanto al viernes, marca una rutina de repeticiones en las que trabajar a máxima intensidad hasta llegar al pulso y, posteriormente, determinar el tiempo que transcurre hasta alcanzar las pulsaciones máximas.
Para el sábado, propone un rodaje a un desarrollo bajo, mientras que, para el domingo, una salida a carretera en la que hacer un buen esfuerzo durante la última media hora.
El aburrimiento: el principal hándicap del rodillo
Si alguna vez has recurrido a este tipo de entrenamiento, sin duda sabrás que uno de los principales puntos negativos que tiene es el aburrimiento. El que a un ciclista, acostumbrado a disfrutar con el paisaje y mimetizarse con la carretera, se le encierre en una habitación durante un buen rato, podría llegar a equivaler a la metáfora del pájaro enjaulado. ¿Cómo se puede superar este hecho? Entre otras cosas, con mucha autodisciplina y motivación en mejorar tus resultados.
Porque, aunque no lo parezca, a ojos inexpertos, el entrenamiento con rodillo es más útil de lo que parece, pues permite mantener mejor los ritmos que en ciudad, donde nos enfrentamos a mil y un obstáculos. Es cierto que a veces resulta bastante complicado mantener el pulso, sobre todo en las etapas más avanzadas de la preparación, pero con un poco de práctica se puede hacer perfectamente y no renunciar a seguir entrenando de forma eficiente durante los días en los que el tiempo no acompaña.