El hidromiel o aguamiel es una de las bebidas más antiguas del mundo y su historia se remonta a miles de años. Este delicioso néctar de los dioses ha experimentado recientemente un nuevo resurgimiento en los círculos de las bebidas artesanales y la cerveza craft.
De forma similar a la cerveza, el hidromiel se elabora mediante fermentación, solo que en vez granos y lúpulos se usa miel. Al igual que sucede con la cerveza, existen muchos tipos de hidromiel: hidromiel tradicional (elaborado solo con agua, miel y levadura), Cyser (miel diluida en zumo de manzana), Short mead (carbonatado, para consumo inmediato), Pyment (miel fermentada con zumo de uva), Metheglin (hidromiel con especias, como el hidromiel Loki), etc.
De nuevo, de forma similar a la cerveza, hay muchas formas de beber hidromiel Al ser una bebida con una historia tan larga e intensa, existen muchísimos tipos de recipientes que se han usado a lo largo de los siglos.
El cuerno vikingo
El cuerno para beber ya aparecía en las ilustraciones de la antigua Grecia, los Balcanes, Escandinavia, Georgia y Armenia. Además, se sabe que se usó de forma habitual hasta la Edad Media.
El cuerno está vinculado sobre todo a los vikingos. Es importante destacar que esto puede ser más una creación popular que una realidad histórica. El hidromiel era una bebida que estaba muy presente en la cultura vikinga. Aunque no hay evidencias históricas sólidas que demuestren que los vikingos bebían hidromiel exclusivamente en cuernos, es posible que hayan utilizado una variedad de recipientes, incluyendo cuencos de madera, vasijas de cerámica y, sí, ocasionalmente cuernos.
La imagen del vikingo bebiendo hidromiel de un cuerno se ha popularizado en gran medida a través de la literatura, las representaciones artísticas y la cultura popular. A menudo se utiliza como un símbolo visual para evocar la cultura vikinga y su conexión con la bebida.
La jarra
Las primeras jarras que se conocen datan de hace más de 2000 años, estaban hechas de madera y eran enormes. En la época de la Europa vikinga empezaron a aparecer las jarras de estaño y plata. Estas eran más duraderas y ligeras, por lo que se podían transportar. Los alemanes eran especialmente famosos por sus jarras con tapa, un tipo de recipiente para beber hidromiel y cerveza que está resurgiendo en la actualidad.Durante la Edad Media y el Renacimiento, las jarras de cerámica se volvieron muy populares. Estas jarras a menudo tenían un diseño decorativo y se utilizaban tanto de forma privada como en tabernas. Con el tiempo, la loza se convirtió en un material común para la fabricación de jarras. La loza es un tipo de cerámica fina y vidriada que se popularizó en Europa durante los siglos XVII y XVIII.
Hoy en día, las jarras se pueden encontrar en una gran variedad de materiales, como cerámica, vidrio o metal, y en diferentes diseños que se adaptan a los gustos personales y las preferencias estéticas. Muchos productores de hidromiel incluso han creado jarras temáticas o exclusivas para sus marcas, añadiendo un toque especial a la experiencia.
La copa
Las primeras copas de la historia se fabricaban con cerámica y los registros arqueológicos afirman que fueron fabricadas en torno al año 4000 a.C. Con la llegada de la Edad de Bronce, este antecesor de la copa moderna empezó a fabricarse con metales e incrustaciones de piedras preciosas, y los documentos históricos señalan que se habrían utilizado como símbolos de estatus y muestras de riqueza y poder.Tras la invasión romana la metalurgia experimentó un gran auge en Europa. La plata, el oro y otros metales similares se comenzaron a utilizar en la fabricación de copas. Estos recipientes empezaron a adquirir un significado religioso y a utilizarse en ceremonias y ritos sagrados.
Cuando los vikingos desembarcaron en la antigua Britania, las copas de oro fueron uno de los primeros objetos robados a los monjes y sin duda los utilizaron para beber hidromiel.
El vaso moderno
En la actualizad existen vasos fabricados específicamente para beber hidromiel. El más óptimo suele ser un vaso de 25 cl de tallo fino. De esta forma al sujetarlo la bebida no se calienta. El borde del vaso debería ser preferiblemente estrecho para favorecer la apreciación del aroma y el sabor del hidromiel.
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