¿Cómo se extinguirá la humanidad y cuál será su legado?

¿Se acabará el mundo tal y como lo conocemos? ¿Qué legado dejaremos?

La ciencia ficción nos intenta responder a tales cuestiones e incluso hace que lleguemos a fantasear con ellas. ¿Un meteorito? Probablemente. ¿Una raza extraterrestre nos invadirá y nos destruirá? Sin duda es la opción más interesante, pero lo dudo.

El universo es un lugar muy hostil, pues existen rocas más grandes que nuestro propio planeta, agujeros negros que pueden expulsar rayos gamma y freírnos en unas décimas de segundo, supernovas, etc. Sin duda, ahí fuera, estamos condenados, pero ¿qué pasa con nuestro planeta?. Aunque parezca mentira, lejos de albergar vida, la Tierra en un lugar más hostil de lo que pensamos, ya que tiene desiertos incompatibles con la vida; tiene un clima, que como se revele, tumba nuestras construcciones y en muchos casos se cobra vidas humanas; a su vez, tiene unos océanos muy profundos, de los que  no se conoce ni el 10% de su contenido.

Pero todo eso se queda atrás ante nuestro verdadero enemigo: nosotros mismos. No nos matará un meteorito, ni una supernova, pues antes de que todo eso tenga la oportunidad, nosotros mismos habremos acabado con la raza humana. Guerras, cambio climático, extinción de especies muy importantes para el ciclo de la vida… Todo por la borda por el simple hecho de tener los bolsillos llenos, porque aquí, se antepone el dinero a la preservación de nuestro planeta y al futuro de nuestra especie. Si es el cambio climático el que nos mata, ¿qué quedara de nosotros?

Si las construcciones aguantasen la sacudida de los elementos, de igual forma, no tardarían muchos años en caer, pues al carecer de mantenimiento, las estructuras se debilitarían. Notre Dame, la Sagrada Familia, el Big Ben, hasta pasando por cualquier rascacielos de Nueva York, perecerán junto con nosotros. Es por ello, que si los extraterrestres existen, si llegan aquí tras cinco mil años después de nuestra ida, les costará encontrar algún vestigio de vida inteligente, pues el mayor impacto a simple vista que ocasionamos en vida, como los edificios o el plástico, ya no existirán en el planeta. Los edificios modernos tienen una vida útil de unos cien años como mucho y el plástico tarda en degradarse unos mil.

¿Pero sabéis qué? Si esos hipotéticos alienígenas tienen cierta inteligencia, encontrarán algo que les dará una pista de que en este planeta hubo una vez vida inteligente: los huesos de pollo. Hace siglos que el ser humano domestica animales para su propio beneficio, así que, suponiendo y asumiendo que esos hipotéticos extraterrestres tuvieran cierto parecido a nosotros, comprobarían que hace unos cinco mil años, en este planeta hubo un ser vivo que criaba a otro. Es sabido que desde el siglo pasado, el consumo de pollo y de carne en general, se ha disparado considerablemente, lo que ha contribuido en gran medida a lo que provocará nuestra muerte como especie. Esto se debe a que el ganado genera gran cantidad de metano que va a la atmósfera, contaminando el planeta. Entonces, como actualmente hay mucha demanda cárnica, se tienen más animales que contaminan, haciendo así un círculo vicioso que no beneficia a nadie. Todo provoca, que dado el alto consumo de pollo por todo el globo, sus restos se fosilicen y pueden ser encontrados por los arqueólogos del futuro.

Si lo piensas, querido lector, es triste que el mayor legado que le vamos a dejar al universo, no es la tecnología que tanto nos ha costado adquirir, pues esta es perecedera. No serán los edificios que tanto nos ha costado erigir, pues como mucho, solo quedarán sus cimientos y asumo que no serán fáciles de encontrar. No serán las increíbles novelas que ha dejado la mente humana, contando cada aventura mejor que la anterior. El mayor legado que vamos a dejar, va a ser el vestigio de una criatura que sometía a otras para su propio beneficio. Que las producía en masa para esclavizarlas y usarlas como simple bien de consumo, privándolas de su libertad desde que nacen hasta que las metían en ollas. Pero supongo que aquellos alienígenas, si se parecen a nosotros, comprenderán y se dirán a sí mismos, que es el precio por la supervivencia.