¿Cómo se financia la ONU?

La Organización de las Naciones Unidas tiene presencia en casi todo el mundo y actúa en un amplio rango de ámbitos. ¿Cómo se financia?

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es una organización compleja que cuenta con varios presupuestos financiados de distintas formas. La Secretaría General de la ONU gestiona un presupuesto ordinario, otro para las misiones de paz y un tercero para los tribunales dependientes de la ONU: los Tribunales Penales Internacionales para Ruanda y la antigua Yugoslavia, y el Mecanismo Residual Internacional de los Tribunales Penales, órgano heredero de esas dos cortes. Bajo el paraguas de la ONU hay, además, agencias especializadas como la Organización Mundial de la Salud (OMS), y fondos y programas, como UNICEF, que tienen presupuestos independientes.

El presupuesto ordinario de la ONU se financia con contribuciones obligatorias y se aprueba en la Asamblea General. Hasta ahora se hacía por un plazo de dos años, pero desde 2020 los presupuestos han pasado a ser anuales. Para 2020, la Asamblea General aprobó un presupuesto de más de 3.000 millones de dólares. La Comisión de Asuntos Administrativos y de Presupuesto de la Asamblea es la encargada de establecer cada tres años qué porcentaje del presupuesto general debe aportar cada Estado miembro en función a su riqueza: el país que más aporta en el periodo 2019-2021 es EE. UU., con un 22%, seguido de China, con el 12%, y Japón, con el 8,6%.

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Además del presupuesto general, la ONU gestiona dos presupuestos más: el de las misiones de mantenimiento de paz y el de los tribunales penales internacionales dependientes de la organización. Ambos se financian con contribuciones obligatorias de todos los Estados miembros, incluso aunque no participen en las misiones de cascos azules. La Asamblea General se encarga de calcular los porcentajes también en este caso, y los países miembros del Consejo de Seguridad aportan a las misiones de paz un mayor porcentaje del que normalmente les corresponde. En el periodo de julio de 2019 a junio de 2020, el presupuesto para las trece misiones de paz operativas era de más de 6.500 millones de dólares. El de los tribunales internacionales para 2020 asciende a 86 millones.

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Por último, los fondos, programas y agencias especializadas de la ONU realizan sus presupuestos de manera independiente. Los fondos y programas, como UNICEF o el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se financian a través de contribuciones voluntarias tanto de Estados como de otros donantes, como ONG, entidades privadas u otras organizaciones. Por su parte, las agencias especializadas —como la OMS o la UNESCO—, se financian con contribuciones obligatorias de los Estados miembros, calculadas de la misma forma que las del presupuesto ordinario, y aportaciones voluntarias, tanto de Estados como de otras entidades.

Dado que la ONU y sus organismos asociados dependen enteramente de aportaciones estatales y de otras entidades, su situación financiera es precaria. En un informe de mayo de 2020, el secretario general advertía a los Estados de que, hasta ese momento, solo 43 Estados habían pagado la totalidad de sus cuotas y de que “la solvencia de la Organización sigue dependiendo de que cumplan sus obligaciones financieras íntegra y puntualmente”. El déficit del presupuesto ordinario alcanzó los 520 millones de dólares en noviembre de 2019, la cifra más alta de la década, lo que pone en riesgo las actividades de la organización. Por si fuera poco, la pandemia de coronavirus puede comprometer todavía más sus presupuestos, pues es probable que los Gobiernos demoren más el pago de sus contribuciones y desciendan las aportaciones voluntarias.

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