Revista Historia

¿cómo se financió el alzamiento de 1936? primera parte.

Por Gonzalo

En una monografía sobre esta página de la guerra civil (The Journal of Modern History, 1953),  Jonh R. Hubbard enumera, entre otras fuentes de financiación del alzamiento, las “grandes sumas entregadas voluntariamente por acaudalados españoles, muchos de los cuales, desde el establecimiento de la República, habían situado sus capitales en el extranjero, en Bancos franceses, ingleses, suizos y holandeses.

Se dijo que Juan March había entregado 15 millones de libras en metálico antes de que comenzase la guerra y se citó que la infanta Eulalia había dicho que la familia real aportó cuanto tenía, comprendiendo diez millones de dólares de Alfonso XIII. Se informó de que los simpatizantes de Franco en Sudamérica, Estados Unidos y Londres contribuyeron con un millón de libras esterlinas….”.

Deben inscribirse en el conjunto de antecedentes británicos del alzamiento las voluntades y el dinero que, sin duda, movieron en Inglaterra los empresarios de Jerez, muchos de ellos entroncados familiarmente con aquel país. Además de sus propios resortes personales, los vinateros jerezanos y los naranjeros andaluces vendieron en Inglaterra entre el alzamiento y enero de 1937 sus productos por valor de 1.300.000 libras, que fueron manejadas por el gobierno de Burgos.

Con el tono de quien conoce ya el desenlace del drama antes de que se levante el telón, el Times decía, en fecha tan temprana como el 5 de agosto de 1936, que era más ventajoso para los ingleses tratar con los puertos de la zona franquista que con los de la republicana.

G. Jackson especifica: “Durante generaciones, Inglaterra había sido el mercado más importante de los vinos españoles de calidad. Capitales ingleses y españoles compartían el control de muchas empresas mineras y siderúrgicas en el País Vasco. Los españoles adinerados se codeaban con los residentes veraniegos ingleses en San Sebastián y Biarritz. Hacia el 25 de julio, Juan March y Gil Robles establecieron sus cuarteles generales en Lisboa. El primero era propietario de intereses que controlaban el  Kleinworth Bank, en Londres, a través del cual financió las compras de material de guerra para el ejército insurgente”.

A este mismo nivel de contactos personales puede atribuirse que desde 1933 actuase en Londres un grupo derechista angloespañol adverso a la República.

La capital británica aparece de nuevo implicada en la conspiración contra el régimen de Madrid cuando se repasa que fue en Londres, y no en otra parte, donde Luis Bolín, que actuaba allí contra la República, alquiló a la Olley Company el avión que trasladaría a Franco de Canarias a Marruecos. El 11 de julio de 1936, Bolín contrató como piloto al capitán Bebb, y solicitó al mayor Hugh Pollard, su hija Diana y la amiga de ésta Dorotthy Watson, que fueran a bordo para dar aspecto turístico al viaje.

No es probable que Portugal se hubiera puesto al lado de Franco, desde el primer momento, sin contar con la aprobación de Londres. De no haberse dado este benepláctio, Salazar tampoco hubiera representado y defendido los intereses de Burgos en la Sociedad de Naciones, el Comité de No Intervención, el gobierno de Tánger y otras corporaciones donde Franco no tenía entrada, por no hablar ya de intervenciones mucho más concretas del “más antiguo aliado d Inglaterra” en favor de aquél, como fueron la recluta de voluntarios, el envío de mercancías y el uso amigable de sus puertos.

¿Más apuntes acerca de la benevolencia británica respecto a Franco? Sí, los hay. No está muy estudiada, que yo sepa, la actitud de Gibraltar respecto de los decisivos hechos de armas que ocurrieron en su área al comenzar el alzamiento, y también en relación con la guerra en el mar, pero lo poco que consta de la conducta de marinos y militares ingleses es benévolo para la causa de Franco.

Aparte de las instrucciones que pudiera recibir de Londres, es seguro que la guarnición de Gibraltar no vio con simpatía que fueran muertos los oficiales de la Armada española en Cartagena. En suma, el peñón estaba rodeado de territorio franquista y no ganaba nada aislándose de él con hostilidad.

A finales de 1937 Londres envió a Sir Robert Hodgson como agente diplomático a Burgos y Franco designó al duque de Alba como representante suyo ante aquel gobierno.

Por la misma época, Inglaterra presionó a la Francia de Léon Blum para que se abstuviera de ayudar a la República, y tuvo éxito, puesto que Blum evolucionó rápidamente hacia el neutralismo. Por estas mismas fechas, los ingleses pactaban con Franco la continuidad de los envíos de las extracciones de Riotinto, que serían recompensados en libras esterlinas, con las obvias consecuencias favorables al cambio de la peseta de Burgos y la disponibilidad franquista de divisas. A este regimen se agregaron meses despues las remesas de hierro vizcaino.


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¿CÓMO SE FINANCIÓ EL ALZAMIENTO DE 1936?  PRIMERA PARTE.
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