La motivación es una responsabilidad compartida entre los jefes y sus colaboradores. Requiere de voluntad por ambas partes. Y nada material la puede comprar de forma sostenida.Si tienes responsabilidad sobre equipos, tengo una noticia mala y otra buena:
- La mala: es imposible motivar a nadie; lo que sí puedes hacer es desmotivar.
- La buena: está en tu mano crear las condiciones adecuadas para que cada cual encuentre su motivación; y a partir de ese momento podrás aspirar a crear un equipo de alto rendimiento.
Solamente cada persona conoce cuáles son sus fuentes motivacionales. Desde fuera simplemente las podemos intuir, pero no conocer sus detalles. Siempre pongo el ejemplo de la temperatura al salir a la calle. A lo sumo podremos intuir el valor inferior y superior entre los cuales se encuentra la temperatura ambiente ese día, pero no sabremos los grados exactos. Con la motivación ocurre lo mismo: para cada persona podremos intuir qué es lo que más le motiva, pero nunca saberlo con certeza. Por tanto, motivar es imposible. Lo que es extremadamente sencillo es desmotivar.
Los humanos nos regimos por 3 grandes tipos de motivaciones:
- Motivación por Logro: la que nos mueve a conseguir nuestros objetivos y sentir el placer de su consecución.
- Motivación por Estatus: la que nos llama a conseguir una mejor posición social o laboral, así como sus manifestaciones externas (un mejor coche o casa, un nombre de cargo rimbombante en la tarjeta de presentación...).
- Motivación por Afiliación: la que nos impulsa a mantener buenas relaciones con los demás y ser socialmente aceptados y queridos.
Todos tenemos una motivación predominante. Es labor del responsable del equipo hacer esfuerzos por averiguar la que predomina en cada miembro. Y cuando lo consigas, confórmate... no llegarás más lejos de ahí. La motivación es una variable demasiado compleja para conocer sus claves a partir de la ubicación de cada persona en una de esas tres categorías, pero es información muy valiosa para que puedas crear el clima de trabajo adecuado en el que cada cual encuentre la suya, esos grados de temperatura exactos que desde fuera nunca conoceremos.
¿Cómo averiguar esa palanca motivacional principal de cada miembro del equipo? Tan solo existe una manera: ganándote su autoridad. Sí, sí... he dicho 'ganándote'. La 'autoridad' te la concede tu equipo, en contraposición al 'poder', que te lo concede tu cargo. Les inspirarás confianza y conseguirás que se muestren más auténticos contigo, con menos máscaras. ¿Y cómo conseguir que tu equipo te otorgue esa autoridad? Te recomiendo que sigas los siguientes 3 pasos:
1/ En primer lugar, trabaja para despojarte de tus miedos y controlar tu ego. Muéstrate tal como eres, auténtico y genuino, como un ser humano, no como Superman. Recuerda que nadie establecerá contigo una relación honesta y abierta si te comportas como un alienígena (Superman lo es). Tienes tus inseguridades y vulnerabilidades, no las tapes con conductas esquivas o autoritarias. Trabájalas. Y mientras, escucha mucho a tu equipo y sé sensible a sus necesidades -he dicho necesidades, no caprichos-. Piensa en alguien a quien respetes (respeto y autoridad son sinónimos en el ámbito empresarial): observa que existe una componente intelectual en esa atracción, pero por encima de todo primas la componente emocional porque sientes que esa persona representa valores importantes para ti.
2/ Cada ser humano necesita un trato diferente y único. Su categoría motivacional te dará pistas. Habrá quien necesite grandes retos y ser reconocido ampliamente por sus logros, y quien, en el otro extremo, preferirá trabajar como una hormiguita en asuntos más rutinarios, en la sombra. En todas las empresas hay espacio para ambos perfiles, y ambos son necesarios. Habrá quien necesitará un título rimbombante en su tarjeta y quien por el contrario no le otorgue ninguna importancia. Habrá quien necesitará ser querido por los que le rodean, y quien mantendrá una actitud más distante en el grupo. La forma en que ve el mundo cada perfil motivacional es diferente, y ahí radica la riqueza personal e intelectual de un equipo y de una empresa. Los que somos padres sabemos bien el valor y la necesidad del trato diferencial. En mi caso ya hace tiempo que dejé atrás la falacia de que a los hijos hay que tratarlos por igual. Las características genéticas y/o ambientales de cada persona reclaman un trato diferente. Para que al final del camino todos se hayan sentido igualmente bien tratados, hay que tratar a cada uno de manera diferente.
3/ Sé donante de Confianza, Exigencia y Feedback, según lo expuesto en el capítulo 7 de ' El dilema del directivo' ( eldilemadeldirectivo.com).
¿Has oído alguna vez la expresión 'la motivación se trae puesta de casa'? Tiene mucha razón, si bien me parece más acertada 'la predisposición a la motivación se trae puesta de casa'. No podrás ejercer ninguna influencia sobre aquellas personas que no tengan esa predisposición, estarán cerradas a cualquier estímulo externo y todos tus esfuerzos caerán en saco roto. No se puede contentar a quien nunca estará contento. Tenlo en cuenta y céntrate en los miembros que lo valorarán.
Si quieres motivar a tu equipo un rato, gástate tu dinero e invítales a comer o a salir de fiesta una noche. Si lo que quieres es una motivación duradera, gástate tu esfuerzo personal.
Te deseo lo mejor.
Fuente: Daniel Sánchez Reina, autor de El dilema del directivo, LID Editorial 2014.