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Imaginemos esta escena: un pasajero llega al aeropuerto, se encamina hacia la puerta de embarque y, sin perder tiempo en largas colas ni en tediosos controles de seguridad, se encuentra a bordo del avión en un abrir y cerrar de ojos. ¿Fantasía o realidad? Si bien hoy parece lejano eludir el trámite de pasar por el control de seguridad de un aeropuerto, una innovadora tecnología busca transformar por completo la dinámica de los desplazamientos de la terminal aérea.
Detrás de esta promesa se encuentra Micro-X, una empresa australiana que está dando forma a un sistema que podría convertir un sueño en realidad: controles de seguridad ágiles que prometen una interacción mínima con los agentes de vigilancia. A través de esta intervención los pasajeros completarán el proceso de control hasta en 30 segundos.
La compañía, pionera en este avance, está desarrollando un proceso de selección automatizado que no solo ahorra tiempo, sino que también minimiza el estrés asociado con los controles de seguridad en los aeropuertos. Su enfoque implica la implementación de una nueva tecnología que redefine los puntos de control aeroportuarios, asemejándolos a las eficientes líneas de autopago que encontramos en los supermercados.
Esta innovación, financiada por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, se basa en un sistema de reconocimiento facial que permite la identificación rápida y precisa de los pasajeros. Mediante cámaras estratégicamente ubicadas, el sistema analiza los rasgos faciales de cada viajero y los compara con las bases de datos de las autoridades de seguridad.
El objetivo de Micro-X es lograr que el costo del sistema de autocontrol sea competitivo, aunque hasta el momento vale aproximadamente el doble que los carriles de seguridad convencionales más recientes. Este enfoque podría resultar especialmente útil en aeropuertos más pequeños con menos tráfico, donde un solo módulo podría ofrecer toda la capacidad necesaria.
Cómo funcionaría este sistema. Después de verificar sus identificaciones, los viajeros ingresan a un área con cabinas, cada una lo suficientemente grande para dos adultos.
Un avatar en una pantalla les indica que coloquen sus pertenencias en el escáner que tiene un tamaño mucho más compacto que otros dispositivos en el mercado. Este escáner utiliza rayos X para crear una imagen tridimensional que se analiza automáticamente en busca de artículos prohibidos mediante un software impulsado por algoritmos de aprendizaje automático.
El escáner corporal de ondas milimétricas es un dispositivo que tiene la capacidad de tomar imágenes precisas de las personas mientras se mueven dentro de la cabina (sin necesidad de permanecer con los brazos extendidos) y brindar información rápida sobre los artículos que llevan.
Mientras tanto, un sistema de cámara y un escáner corporal electromagnético examinan al viajero para que, eventualmente, el avatar le advierta si ha olvidado vaciar sus bolsillos o si parece estar ocultando algo. Los agentes de seguridad intervienen solo si el sistema detecta un artículo sospechoso o si un viajero necesita asesoramiento.
El diseño incorpora ocho cabinas de proyección en el mismo espacio que los carriles unilineales actuales, lo que significa que si un usuario se demora o activa las alarmas, otros viajeros aún pueden pasar por las cabinas restantes.
Una vez en funcionamiento se espera que el autoservicio sea capaz de controlar a 400 pasajeros por hora por carril, con menos de 5 % que requiera la intervención de los agentes. Si los algoritmos de análisis de imágenes son lo suficientemente precisos, incluso se podría reducir a menos de un tercio la cifra de agentes atendiendo el carril en comparación con la actualidad.
Además de agilizar el proceso, el sistema también promete reducir el estrés de los agentes de seguridad. Al pasar menos tiempo realizando registros y cacheos, podrían dedicarse más a ayudar a los pasajeros y examinar de forma remota imágenes de bolsas marcadas por los algoritmos de detección.
Aunque Micro-X está en la vanguardia de esta innovación, no es la única empresa que trabaja en mejorar los controles de seguridad en los aeropuertos. Otra compañía holandesa llamada Vanderlande, también respaldada por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, está explorando soluciones.
La empresa ha integrado un sistema de acceso e instrucciones automatizadas en su punto de control de dos carriles, que utiliza una máquina convencional y un escáner corporal equipado con un asistente virtual. Si bien este proyecto está más avanzado que el de Micro-X, aun se encuentra en fase de prueba esperándose lanzar su prototipo en el Aeropuerto Internacional Harry Reid de Las Vegas.
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