Revista En Femenino

¿Cómo se transmite optimismo a los niños?

Por Patricia Patricia Manzano Gómez @lavidaentrebibe

La palabra optimismo proviene del latín, "optimum"; lo mejor. Se define como la tendencia a generar la expectativa de que las cosas irán bien, a pesar de los inconvenientes. Es un tipo de pensamiento que impide caer en la desmotivación o la depresión ante las adversidades, algo muy necesario en la vida.

El optimismo es una actitud, una forma de reaccionar ante los sucesos que nos ocurren.

Una misma situación adversa, por ejemplo, una ruptura sentimental, puede interpretarse de forma diferente, así alguien puede vivirla cómo algo terrible cayendo en un estado depresivo y otro puede sentir cierta tristeza pero entender que es una oportunidad para buscar un camino mejor. La diferencia entre ambos radica en ser capaz de ver el lado positivo del acontecimiento o no hacerlo.

Una actitud optimista es muy beneficiosa para los niños

Uno de los deberes como padres, es conseguir inculcar en los hijos, ciertos valores que les sirvan para desarrollarse adecuadamente en su vida. La transmisión de la actitud optimista es una de las tareas más enriquecedoras para padres e hijos.

Los beneficios del optimismo son muchos:

- Nos permite ver lo positivo de lo que nos rodea.

- Aporta seguridad y confianza ante los fracasos.

- Ayuda a percibir los errores como oportunidades de aprendizaje.

- Evita el decaimiento y favorece la solución de conflictos.

Los niños que viven en un ambiente optimista, suelen desarrollar esa misma actitud ante la vida y gozar de una mejor salud física mental. El optimismo está asociado con un mayor logro de éxitos a nivel personal y laboral así como con un mayor nivel de satisfacción vital.

¿Cómo se puede transmitir optimismo a los niños?

El optimismo es un hábito de pensamiento positivo que se puede aprender:

Mostrar una conducta optimista ante la vida:

El mayor aprendizaje para un niño, es aquel que se obtiene del reflejo paterno. Todo aquello que se vivencia en el hogar, se interioriza, sea positivo o negativo.

Los padres han de intentar focalizar en los aspectos positivos de las situaciones adversas, no dramatizar ni dejarse llevar por el malestar y mostrar una actitud resolutiva ante los problemas.

Cuidar mucho la forma en que corregimos a los niños:

Debemos intentar ver los problemas de nuestros hijos como oportunidades de crecimiento y fortalecimiento de la relación, en lugar de como situaciones desesperantes.

Gestionar un conflicto con optimismo supone una serie de pasos:

1. Definir el problema de forma concreta sin cargar culpa en el niño

ej: te has olvidado el almuerzo de nuevo

2. Dar la oportunidad al niño para que lo reconozca, ayudarle a revisar la situación, sin críticas ni cargas molestas, consiguiendo que lleguen nuestros deseos de ayudar

3. Ofrecer una salida adecuada para que el niño resuelva por sí mismo la situación

Ej: ¿qué recordatorio puedes ponerte para que no se te vuelva a olvidar?

Cuando el niño se exprese en términos pesimistas corregirle para que busque una perspectiva más enriquecedora de la situación:

Por último, conviene inculcar en los niños, que la felicidad no se encuentra en los acontecimientos que nos suceden, es cierto que algunos de ellos son desagradables para cualquiera, pero podemos elegir cómo los gestionamos.


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