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El centro de la celebración son las Ramblas, que se llenan de paradas vendiendo libros y rosas. No os podéis ni imaginar el intenso olor que te golpea nada más salir de la boca del metro. En la vida imaginé que un lugar con tantísima gente sudando pudiera oler tan bien, aunque no es para nada extraño si tenemos en cuenta que el año pasado se vendieron unos siete millones de rosas en Barcelona.Miles de libros, miles de rosas, miles de personas reunidas año tras año en esta celebración que es todo un icono de Catalunya y toda una tradición.¿De dónde viene la tradición?No sé si en el resto de comunidades pasa lo mismo, pero en Catalunya a los niños desde muy pequeños se les cuenta la historia de Sant Jordi, que empieza en un pueblo que puede variar de nombre pero que siempre cuenta con su dragón, que después de haber devorado a todas las ovejas y vacas del pueblo “obligó” a sus habitantes a enviar una persona elegida por sorteo para que fuera víctima de la hambruna del dragón. ¿No os suena el argumento?
Fue elegida la hija del rey. Todos los habitantes guardaron luto el día de su partida sin esperar la aparición de Sant Jordi, que mató al dragón con su espada y la salvó de una muerte segura. De la sangre de la bestia nacieron decenas de rosas, entre ellas la que el caballero regaló a la princesa.
Desde entonces los chicos regalan a las chicas una rosa cual caballero, y ellas les premian con un libro recordando el enterramiento y fallecimiento de Cervantes y Shakespeare respectivamente.
A pesar de ser un día laboral, yo recuerdo cómo de pequeño ese día en el colegio hacíamos alguna fiesta con talleres que mezclaban varias manualidades relacionadas con las rosas y los libros. Por ejemplo, recuerdo haber hecho pequeñas rosas con arcilla, y también con tela, haber hecho puntos de libro magnéticos que contaban la historia de Sant Jordi y también recuerdo algún concurso de relatos.
Uno de los puntos fuertes de este día en Barcelona es la reunión de autores que acuden a la capital para firmas ejemplares de sus libros. Desde famosos como Andreu Buenafuente, Sandra Barneda, Eduard Punset, Almudena Cid y Christian Gálvez, o Sor Lucía Caram a escritores nacionales e internacionales, entre ellos María Dueñas (El tiempo entre costuras), Albert Espinosa (El mundo azul ama tu caos), Félix J. Palma (El mapa del caos), Philip Kerr (Mercado de invierno) y el gran Ken Follet (El umbral de la eternidad), que asistía por primera vez y según los medios se mostraba impresionado por cómo la gente se volcaba en la celebración a pesar de ser un día laborable.
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Como véis, muchos de estos artistas internacionales quedan encantados con el ambiente que se respira en Barcelona, y prometen volver. Por ejemplo, Philip Kerr bromeó con los medios sobre que en Gran Bretaña solo hay "aburridos festivales de literatura", y que no hay nada tan divertido como Sant Jordi. Así que si él lo dice, ¿quién somos nosotros para contradecirle?