Revista Opinión

¿Cómo se vive el Ramadán en la actualidad?

Publicado el 02 junio 2019 por Juan Juan Pérez Ventura @ElOrdenMundial

De los cuatro meses sagrados que hay en el islam, el mes de ramadán el noveno mes del calendario lunar islámico es el más especial de todos. Su característica principal, el ayuno total de comida, bebida, tabaco y actividad sexual durante las horas de luz, es uno de los cinco pilares del islam, las obligaciones más importantes para los musulmanes.  

Cada año se hace un seguimiento del ciclo lunar y se establecen las fechas del Ramadán: este comenzará con la primera visión del cuarto creciente tras la aparición de la luna nueva y finalizará con la siguiente luna nueva. Al adaptarse al ciclo lunar, los días de Ramadán no coinciden de año a año y tienen lugar ligeras variaciones de duración en distintos puntos geográficos —en los países con más horas de luz, los musulmanes experimentan ayunos más largos y, previsiblemente, más duros—. En Arabia Saudí, que acoge las ciudades santas de La Meca y Medina, las comisiones encargadas de la observación de la luna fijan cada año la fecha de comienzo del Ramadán, y esta es generalmente tomada como referencia por el resto de los países.

Al ser uno de los pilares del islam, todos los musulmanes que hayan alcanzado la pubertad están obligados a hacer ayuno. Sin embargo, los niños pequeños, las personas mayores, los enfermos cuya salud se pueda ver gravemente comprometida por el ayuno, las mujeres que hayan dado a luz recientemente y los viajeros están exentos de realizar el ayuno. Estas personas deberán recuperar los días de ayuno en otro momento por ejemplo, cuando su salud se lo permita; si esto no fuera posible, deberán compensar su falta de ayuno dando limosna a los más necesitados. Además de los exentos, hay personas que no participan en el Ramadán porque no les está permitido. Es el caso de las mujeres en período de menstruación, cuyo estado se considera impuro y, por lo tanto, inapropiado para participar en el rito.  

La importancia del Ramadán reside en su significado: se celebra el momento en que Alá, a través del arcángel Gabriel, reveló el Corán al profeta Mahoma. Es, por ello, un momento de conmemoración del descenso de la palabra de Dios a la tierra. Durante el Ramadán, las puertas del cielo están abiertas y las del infierno, cerradas. Es un tiempo de perdón de los pecados y de recompensa por los buenos actos y, por este motivo, durante este período los musulmanes buscan ser la mejor versión de sí mismos.

El islam es la segunda religión más profesada del mundo, con alrededor de 1.800 millones de creyentes repartidos por todo el mundo, el 24,1% de la población mundial. Dada su extensión e impacto sobre un número tan elevado de personas, es de gran importancia conocer las dinámicas más importantes e influyentes detrás de este rito.

¿Cómo se vive el Ramadán en la actualidad?
Países del mundo con mayor porcentaje de población musulmana. En muchos de ellos más del 90% de la población profesa el islam, con cifras cercanas al 100% en algunos casos. El país que cuenta con más habitantes musulmanes del mundo es Indonesia: más de 200 millones. Fuente: Wikimedia

El impacto social y económico del Ramadán

El Ramadán cumple una función social colectiva: el fortalecimiento de la unidad de la comunidad musulmana (umma). Por ello, busca reforzar los valores de solidaridad y sentido de comunidad.

El ayuno, aunque de gran importancia, es solo una parte del rito. Además de la abstención de comida, bebida, tabaco y actividad sexual, los musulmanes se sumergen en un período de intensa actividad espiritual durante este mes. Las mezquitas amplían los horarios de apertura y se anima a la gente a que asista con más frecuencia a recitaciones y lecturas del Corán. Además, es un tiempo de concienciación social, en el que el ayuno recuerda las dificultades de las personas más necesitadas. Uno de los objetivos de pasar hambre es sentir la dificultad para realizar actividades que normalmente no costarían ningún esfuerzo. De esta manera, se busca empatizar con los más necesitados y, como resultado, las limosnas y donativos aumentan de manera considerable en este período —el azaque constituye otro pilar del islam—. Además, mezquitas y comedores sociales dan cenas gratuitas para aquellos que no se pueden permitir pagarlo. Al mismo tiempo que el Ramadán busca incrementar la solidaridad, también insta a hacer examen de conciencia e impulsa valores como la humildad. Una vez se pone el sol, los musulmanes pueden romper el ayuno y la abstención. Este es un momento de elevada interacción social en el que grupos de amigos y familiares se reúnen para hacer el rezo de la noche y posteriormente preparar banquetes y cenar en compañía.

En el sector empresarial, mantener el ritmo de los negocios durante el mes de ramadán puede ser una tarea ardua. Por ello, en países de mayoría musulmana, cada negocio lleva a cabo los ajustes que cree más apropiados con el fin de conciliar trabajo y religión. Aunque las Administraciones Públicas mantienen la jornada continua, lo que supone un esfuerzo físico para los trabajadores, en algunos países, como los del Golfo, las jornadas laborales se reducen por ley, generalmente a 36 horas por semana. Otros sectores, como el hostelero, encuentran más margen de maniobra, por ejemplo, permitiendo cambios de turnos y pausas. Debido al alto consumo de alimentos en los hogares pasadas las horas de ayuno, las compras en los días previos al Ramadán se disparan, y, en consecuencia, también lo hacen los precios de los alimentos

¿Cómo se vive el Ramadán en la actualidad?
El consumo de alimentos aumenta en países en Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí durante el Ramadán. Fuente: Nielsen

Otra industria que se ve claramente beneficiada es la cinematográfica y televisiva. Ramadán es el mes en el que se estrenan las principales producciones de ficción, el momento de mayor consumo televisivo de todo el año y cuando más se factura por publicidad. En Egipto, se calcula que alrededor de 50 millones de personas —más de la mitad de la población— se sientan ante la televisión después de romper el ayuno. Aunque está permitido ver la televisión durante el día, se debe tener cuidado con lo que se ve, pues no debe ir en contra de las leyes del islam. Los picos de audiencia tienen lugar una vez se ha puesto el sol, ya que ver la televisión mientras se rompe el ayuno forma parte de la tradición. Por este motivo, actores de renombre en estos países a menudo rechazan aparecer en series o películas que se estrenen en otros momentos del año.

Si bien no se puede negar el impacto social y económico positivo que el Ramadán tiene sobre las sociedades mayoritariamente musulmanas, también es importante comentar los aspectos negativos, comúnmente empleados como crítica en esta época por los musulmanes más devotos. Aunque el objetivo de romper el ayuno sea precisamente alimentarse, nunca se debe perder el valor de la moderación, aspecto en el que se trabaja a lo largo del mes. Sin embargo, en la práctica, los banquetes nocturnos durante Ramadán se caracterizan por ser momentos de atiborramiento, lo cual no está bien visto entre los más religiosos. Directamente relacionado con esto están los empachos de televisión y películas, igualmente vistos como algo que se aleja del verdadero significado del Ramadán y de la práctica de la abstención. Otro aspecto negativo es el aprovechamiento del aumento de los donativos y las limosnas para fingir mendicidad; en Arabia Saudí, por ejemplo, se calcula que el número de habitantes en la calle aumenta un 50% durante ramadán en comparación con el resto del año.

Ramadán en Occidente

¿Cómo se vive el Ramadán en la actualidad?
Países europeos con mayor porcentaje de población musulmana y una posible proyección para 2050. Fuente: Pew Research Center

Mientras que el mes de ramadán es un mes de fiesta en países con mayoría de población musulmana y su ambiente se puede sentir en todas partes, en el mundo occidental la situación es bastante diferente. En Europa únicamente el 5% de la población es musulmana, por lo que cuesta encontrar espacios públicos dedicados o que hagan referencia a este mes. Las comunidades musulmanas de los distintos países organizan durante este período actividades en grupo y también se reúnen en las mezquitas por la noche para romper el ayuno y comer juntos. Además, distintas instituciones participan en la celebración de conferencias o reuniones cuyo objetivo es el diálogo interreligioso, como Arco Forum y la Casa Turca en Madrid. En el ámbito laboral, adaptar el ritmo de trabajo ayuda en estas fechas. En las empresas es común cambiar turnos y períodos vacacionales para facilitarles la situación a aquellos que participan en el Ramadán; así, por ejemplo, un musulmán no trabajará en Ramadán, pero después cubrirá a un compañero en las vacaciones de Navidad.

Sin embargo, no todo es tan fácil ni la aceptación tan amplia. En los últimos años, el Ramadán ha recibido una cobertura mediática amplia en medios europeos, lo que demuestra un creciente interés por el islam en los países occidentales. Igualmente, en distintos países europeos han surgido populismos de izquierda y derecha que se han posicionado respecto al Ramadán. Los defensores del multiculturalismo se han pronunciado a favor de la festividad, mientras que otros políticos se han posicionado en contra subrayando, entre otras cosas, los efectos adversos que pueden tener largos períodos de ayuno, sobre todo en niños.

En el contexto de la crisis de identidad de Occidente, cuyos valores y creencias están cada vez menos definidos, el desconocimiento del islam se hace más evidente. Este desconocimiento puede dar lugar a desconfianza o simplemente a no saber cómo actuar frente una situación como la celebración del Ramadán. En este aspecto, hay pequeños gestos que los que no ayunan pueden tener con los que sí participan en el ayuno; felicitar el Ramadán con la fórmula “Ramadan Mubarak” o “Ramadan Kareem” e intentar no comer delante de alguien que está ayunando son algunos de ellos.

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Europa es la cuarta región del mundo con más población musulmana, que apenas suma el 3% del total mundial. Fuente: Pew Research Center

Cuando surgen los extremismos

El mes de ramadán es un tiempo para realizar buenos actos que a ojos de Dios sean merecedores de la vida eterna y, por lo tanto, del cielo tras la muerte. Este discurso lo han adoptado y manipulado grupos terroristas que predican que la yihad, un pilar del islam más para ellos, debe llevarse a cabo contra los infieles. Los que lleven a cabo esta labor serán especialmente recompensados si se hace en momentos especiales del año, como el Ramadán. Por este motivo, cada año los líderes de los distintos grupos extremistas, principalmente Al Qaeda y Dáesh, llaman a la yihad al comienzo del mes sagrado. Como consecuencia, la probabilidad de que se perpetren ataques terroristas en este momento del año es mayor. Para grupos terroristas como Dáesh, los infieles no son únicamente aquellas personas que no profesan el islam identificadas generalmente con Europa y Estados Unidos, sino también los musulmanes chiíes. Así, la población chií de Irak, mayoritaria en el país, es un blanco más del grupo; un ejemplo es el ataque de 2016 contra Bagdag, en el que murieron 140 personas. En un audio difundido por Twitter, el portavoz del Dáesh, Abu Muhamad al Adnani, urgía a los musulmanes radicalizados a no viajar a Oriente Próximo, sino quedarse en Occidente para llevar a cabo ataques allí y “prepararse para que ramadán sea un mes de desastre por todas partes para los no creyentes”.

Combatir estas ideologías extremistas es uno de los retos más importantes del presente. El Ramadán es uno de los momentos más importantes del año para los musulmanes y, al mismo tiempo que tiene la capacidad de movilizar a millones de personas cada año, también se ve con regularidad sometido a influencias de distintas clases, desde la extremista de los grupos terroristas hasta la de la industria del marketing, que busca vender sus productos e introducir nuevas costumbres en la sociedad durante este periodo, como es la presentación de series y películas nuevas o los anuncios publicitarios. Como uno de los pilares del islam, el Ramadán sigue uniendo a millones de personas y para la mayoría de los musulmanes su importancia y respeto deben ser absolutos. Vivimos en un mundo cada vez más globalizado y, por lo tanto, este rito tendrá que adaptarse a distintas interpretaciones sobre lo que está permitido y lo que no y a distintos retos de estos tiempos, como la radicalización y el terrorismo. Para lograr estos objetivos, la unión deberá ser más fuerte que la división.

¿Cómo se vive el Ramadán en la actualidad? fue publicado en El Orden Mundial - EOM.


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