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Ya sabemos que la democracia no es algo nuevo, que los griegos y los romanos ya la practicaban, y por supuesto que no era perfecta. Pero desde entonces hemos tenido más de 2000 años para mejorarla, y yo creo que en la mayoría de los sentidos la hemos empeorado aún más.

Si sólo hay un partido que tenga la mayoría absoluta (da igual que sea el PP que el PSOE, que al fin y al cabo son el mismo perro con distinto collar), no hay oposición. Cuando no hay oposición, las leyes no se proponen, se dictan, y eso no es democracia, sino dictadura.

Por supuesto podemos echarles a los cuatro años, si no nos ha gustado, pero ¿y todos los destrozos que habrán causado durante ese tiempo? Reformas laborales abusivas, reformas educativas abusivas, reformas de leyes abusivas (véase la del aborto, sin ir mí un producto 10 !!!(El esmalte de las uñas es el tono Rose Scabiosa, colección primavera YSL click)

C.C. Hunter es disléxica y cuando acaba una novela, dos personas la ayudan a identificar pequeñas palabras que se deja. Curiosamente, en la novela, hay un personaje disléxico.

Los personajes de la novela están inspirados en los amigos que tuvo cuando era adolescente, y la autora ha confesado que Kylie es un reflejo de ella misma, con algunas diferencias (¡ella no tiene poderes sobrenaturales!).

C.C. Hunter supo que quería dedicarse a escribir a los 23 años y desde entonces no ha hecho otra cosa.

Antes de dedicarse a las novelas de género Young Adult, C.C. Hunter escribía novelas románticas. Fue su editor quien le propuso hacer una saga sobre un campamento con seres sobrenaturales.

Su agente ha cerrado un trato con una productora para hacer una serie de televisión basada en los libros de Shadow Falls.

¿Qué os parece? ¿Os llama la atención? ¿Tenéis ganas de leerlo? Contadme todas vuestras impresiones y que paséis un feliz jueves.
¡Un abrazo y nos leemos! ;)Pronto... muy pronto. ♥ás lejos). Eso sin hablar de los descalabros como aeropuertos inútiles y aves llenabolsillos varios, a lo largo y ancho del territorio nacional.

Ahora les toca a los burgaleses, y a su barrio de Gamonal. Otra vergüenza más para el país. Ya no tanto por la protesta en sí, o por los motivos que llevan a ella (los parkings gratuítos que les van a quitar, los carriles que van a suprimir en la calle, una obra de carril bici que va a llenar los bolsillos de un tío que debería estar en la cárcel, relacionado con escándalos tan graves como la Gürtel…), sino por cómo se ha hecho.

Me he hartado de ver opiniones donde se condena a los manifestantes por quemar contenedores, romper escaparates, y herir a varios policías (que habían cargado contra los manifestantes, como empieza a ser lo normal en este país de mierda), hasta de comparar a los manifestantes con ETA. Se ha encarcelado a trece personas que, ole sus huevos, sólo han hecho lo que el pueblo lleva necesitando hace tiempo: usar la violencia contra la violencia.

Ojo, no se me entienda mal, que yo no estoy de acuerdo con el uso de la violencia. Yo no creo que sea necesario romper cristales, ni quemar contenedores, pero sí creo que es necesario enfrentarse a la policía, que hoy en día, en cuanto a las manifestaciones se refiere, se ha convertido en el ejército represor de nuestros políticos opresores.

Continuamente oigo que la policía no tiene la culpa, que ellos sólo hacen su trabajo, que son unos mandados…, y supongo que en muchos casos será así. Pero luego veo las imágenes, las fotos y los vídeos que graban los manifestantes, un material que no está manipulado, ni por los medios ni por el poder, y me indigno.

Pienso que si toda España saliera a la calle a la ofensiva, como lo hacen los gallegos, como lo han hecho en Burgos, como lo hacían nuestros padres, hace años, para conseguir lo que hoy se está resquebrajando, otro gallo cantaría.

Hay policías heridos, en Burgos, gente protestando y pidiendo la liberación de los detenidos. Gente dispuesta a luchar, si no se ven solos. Pero lo triste es que lo están. Los apoyamos en lo moral, pero eso no es suficiente.

Nos hemos acomodado. Tenemos una tasa de paro increíble, pero sigue siendo la minoría de este país. La mayoría seguimos trabajando, con la precariedad de la que nos quejamos, sin la visualización de un futuro claro, ni para nosotros ni para las generaciones que nos siguen. Que digo yo que luchar, aunque sea por ellos, deberíamos hacerlo.

Los políticos deberían callarse al menos, ya que no se dan por aludidos. Lo que no pueden hacer es lo que hace la alcaldesa facha de Madrid, Ana Botella, que demuestra su fascismo, y lo orgullosa que está de ello (calificando lo ocurrido de “atentado”), tratando de etarras a los manifestantes. Ana Botella, de verdad, si no fueran a multarme por hablar de tu madre en este blog, ten por seguro que lo haría.