Hay ocasiones en que a los padres no les queda más remedio que confiar en una persona ajena para el cuidado de sus hijos. Los motivos laborales suelen ser los principales a la hora de contratar a una niñera, bien sea por unas pocas horas o para todo el día.
Antes de decidirnos a contratar a alguien completamente desconocido, debemos indagar entre familiares y amigos, seguramente haya alguien que pueda ayudarnos o que conozca a la persona perfecta para nuestro caso.
Siempre estaremos más tranquilos si podemos contar con referencias directas y fiables.
Elegir al cuidador dependiendo de cómo sean nuestros hijos
Otro de los aspectos a tener en cuenta es qué tipo de cuidador queremos, dependerá mucho de la edad de nuestro hijo. Seguramente no sea buena idea elegir a una persona mayor para encargarse de nuestros inquietos hijos de 7 y 9 años, aunque esta sí podría ser una buena elección para un bebé. Habrá que pensar si la persona tiene que estar con nuestros hijos cuando hagan los deberes y por tanto, si será capaz de ayudarles cuando sea necesario. Si debe hacer la cena o la comida deberá tener las nociones para ello. Muchos padres querrán también que sea una persona divertida con la que nuestros hijos puedan pasar buenos ratos en nuestra ausencia.
Para encontrar a la persona que reúna todas estas cualidades se puede acudir a una agencia. Por lo general son fiables y aportan referencias contrastadas, asímismo permiten a los padres tener un lugar al que acudir en caso de que surja algún problema. Elijamos a la persona responsable mediante una agencia o por nuestra cuenta, siempre deberemos pedirle que nos muestre sus credenciales. Los estudios que tenga, si tiene algún título relacionado con primeros auxilios, la experiencia y los contactos con las personas que ha trabajado. Entrevistarnos con anteriores empleadores nos dará la tranquilidad necesaria.
Es conveniente ver en persona como interactúa con nuestros hijos
Una vez tengamos a la persona que consideremos adecuada quedará una última prueba no menos importante, la interacción con nuestros hijos. Ellos son los que van a pasar más tiempo con esa persona por lo que también debe ser de su agrado. Lo mejor es organizar una primera visita donde estaremos todos juntos, los niños conocerán a su responsable y podrán transmitirnos sus impresiones y nosotros comprobaremos qué tal se desenvuelve con nuestros hijos.
Los niños serán también los primeros a los que habrá que escuchar en caso de que surja algún problema, puede que solo busquen llamar la atención y que pasemos más tiempo con ellos, pero no estará demás hacer las comprobaciones pertinentes. Hay padres incluso que no dudan en utilizar sistemas de vigilancia para comprobar como cuidan de sus hijos, una vigilancia que en ocasiones resulta esclarecedora.
Por último no olvidar que la persona que cuida de nuestros hijos es también responsable de su educación, así que se deberá seguir una estrategia común. Las normas y pautas que se den deben ser las mismas y siempre de acuerdo con el tipo de educación que quieran dar los padres. Una relación de confianza y complicidad entre los padres y el cuidador se traducirá en una mejor atención hacia el niño.