Siempre hay un momento en la vida en el que nos preguntamos qué ha pasado, qué tengo que hacer para ser feliz. Cómo hemos llegado donde estamos ahora y sobre todo por qué no somos del todo felices.
Incluso puede que nos sintamos infelices y nada contentos con nuestra vida.
Tienes la sensación de que has desperdiciado gran parte de tu vida y echas la culpa a otros por no haberte avisado.
Quiero ser feliz y no puedo.
Te voy a decir algo importante.
¡Ya no sirve de nada maldecir tu mala suerte! ¡No vas a poder cambiar tu pasado! Pero hay una buena noticia. ¡Puedes cambiar tu futuro y tu presente, y puedes empezar ahora mismo!
Y es en ese punto donde necesitas saber cómo ser feliz en la vida, cómo ser feliz solo, cómo ser feliz en pareja, cómo ser feliz con problemas y cómo vivir más años de una mejor forma.
Voy a darte un montón de consejos para ser feliz.
Y es que lo primero que debes saber para mejorar tu nivel de felicidad es qué es la felicidad tanto para mi como en psicología.
Qué es la felicidad
La felicidad es un concepto totalmente subjetivo.
Esto quiere decir que en realidad la felicidad no existe como tal y es cada uno de nosotros el que identifica este concepto de felicidad y lo define.
Incluso para una misma persona lo que hoy le hace feliz en un futuro o incluso en unas horas o minutos puede no hacerle feliz.
La felicidad es por tanto un sentimiento que mide nuestro nivel de bienestar.
La felicidad son cosas de la química del cerebro y en concreto de la endorfina, serotonina, dopamina y oxitocina.
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Cómo interpretar la felicidad
Una parte muy importante de nuestra felicidad está condicionada por el entorno y por cómo lo interpretamos.
Levantarte cada mañana y que tu pareja te dé un beso de buenos días puede aumentar esa sensación de bienestar y felicidad.
Y que un día no te lo de y cómo lo interpretes tú puede condicionar si tu nivel de felicidad aumenta o disminuye considerablemente.
Es el mismo acto pero eres tú el que identifica el nivel al que te afecta.
Nos sentimos pletóricos cuando estamos enamorados, tenemos salud, tenemos ahorros en el banco y tenemos un trabajo que nos apasiona.
Pero esta alineación de astros no es normal que pase y menos que se mantenga en el tiempo.
¡La vida es cambio señores!
De hecho, lo normal es que ni siquiera valoremos como es debido esos momentos en los que por ejemplo tenemos buena salud, tengamos ahorros en el banco y un buen trabajo para latigarnos con el amor cuando no va bien.
Nos solemos centrar en ese punto negro del fólio en blanco que nos hace obsesionarnos.
Y esto es un grave error porque así prácticamente nunca vas a sentirte feliz.
Otra de las claves para ser más feliz y vivir más y mejores años está en saber valorar cada día todo lo bueno que tenemos y en dar la importancia justa a esas cosas que nos faltan.
Por tanto podemos decir que cómo interpretemos todo lo que nos pasa en la vida (tanto si es nuestra propia decisión o la de otros) afecta al nivel de tu felicidad.
Es decir, podemos decir que tenemos una especie de nivel de felicidad (limitado por nosotros mismos) que en cada momento de nuestra vida identificamos.
Este nivel de felicidad lo interpretamos gracias a varios factores.
Por tanto, es necesario no sentirse siempre feliz para poder aumentar la felicidad.
Los momentos de bajo nivel de felicidad son necesarios para detectar los niveles altos y así aumentar ese límite mental que nosotros nos ponemos y poder aumentar el recorrido.
Se puede decir que son momentos o épocas en las que nos sentimos más o menos satisfechos en varios aspectos de nuestra vida las que nos permiten hacer crecer nuestra barra de felicidad.
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Tu nivel de felicidad
Una vez sabemos qué es la felicidad, el segundo paso sería identificar el nivel de felicidad que tenemos en la actualidad.
No te voy a pedir que hagas ningún test. Tú mismo sabes cómo te sientes en este momento y si no sabes muy bien qué nivel de felicidad te encuentras es que estás en medio de tu barra. Se puede decir que te encontrarías al 50% de tu nivel de felicidad.
En cualquier caso hay diferentes momentos buenos y malos en nuestra vida que afectan a cómo vemos nuestra realidad y la forma de afrontarlos es la clave para aumentar nuestro nivel de felicidad en mayor o menor medida y en más o menos tiempo.
Aprobar un examen, conseguir un buen trabajo, o un simple gracias aumentarán nuestro nivel de felicidad.
La muerte de una persona cercana, una ruptura sentimental, una mala noticia del médico o un despido son a priori factores externos que afectarán de forma negativa a nuestro nivel de felicidad.
Te recomiendo escuchar este episodio del podcast “Código Emprendedor” en el que mi amigo Fernando Álvarez entrevista a Pedro Rojas.
Pero no siempre esto es así.
Seguramente te hayas sentido liberado y más feliz tras haber terminado con una relación tóxica o si te han despedido por fín de tu trabajo.
En muchas ocasiones son otras personas las que toman la decisión por nosotros y esto nos ayuda.
De todas formas lo más común es que no haya grandes saltos significativos en nuestro nivel de felicidad sino que sea un proceso gradual y diario.
Es algo que debemos trabajar cada día dando pequeños pasos para conseguir esas metas que nos vayamos marcando que nos acercarán poco a poco a lo que deseemos.
Y en otras ocasiones hasta que no baje nuestro nivel de felicidad hasta un límite imaginario no saltaremos del sofá y tomaremos medidas.
El problema llega cuando no somos capaces de identificar este límite y nos mantenemos para siempre en una cuerda floja que no nos deja crecer personalmente.
Por tanto un truco es pararse cada cierto tiempo para medir nuestro nivel de felicidad y tomar decisiones al respecto, incluso aunque a veces sean tajantes y afecten a otras personas.
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Cómo identificar nuestro nivel de felicidad
Tenemos en nuestro cuerpo un indicador de felicidad y yo le llamo “El cerebro del estómago“.
Creo que ya sabes a lo que me refiero. Ese nudo en el estómago que nos indica que algo no va bien.
¡Es el mismo que nos indica que estamos enamorados!
Debemos aprender a gestionar nuestras emociones y a escuchar a nuestro estómago.
Pero no sólo el estómago nos avisa. Debemos escuchar a nuestro cuerpo.
Si estás sin hacer deporte varios días, ¿te sientes mejor o peor? A mí me pesan más las piernas cuando esto pasa y me empieza a doler la espalda si por ejemplo paso muchas horas sentado frente al ordenador.
¡Mi cuerpo me avisa!
Si como mucho chocolate antes de dormir tengo pesadillas y mi estómago se siente pesado.
Trata de detectar esos momentos, apúntalos y cámbialos.
Crea un plan y empieza a cambiar tu vida hoy mismo para identificar tu nivel de felicidad actúal y tras valorar de forma subjetiva estos puntos ponte una nota de 0 a 100.
Más tarde te desvelaré los factores más importantes que afectan a tu nivel de felicidad.
Un ejercicio interesante es valorarte de nuevo entre 0 y 100 para cada uno de estos factores.
Después de 2 o 3 semanas tras aplicar las técnicas que te comento en este post vuelve a realizar el ejercicio para comprobar la evolución de tu nivel felicidad.
Empieza ahora mismo. Deja de procrastinar y toma el control de tu vida.
Cuanto más sepamos gestionar nuestras emociones y más valoremos nuestro nivel de felicidad más y mejor viviremos.
Pero tampoco te obsesiones por tu nivel de felicidad.
Dejarte llevar por tu instinto te ahorrará muchos quebraderos de cabeza pero recuerda que en cualquier momento puedes rectificar, es natural y bueno si eres sincero con uno mismo y con el resto y cuanto antes lo hagas mejor.
Simplemente el hecho de saber que todo es relativo puede ayudarte enormemente a detectar y aumentar tu nivel de felicidad.
Los factores de la felicidad
Este sería el tercer paso para mejorar nuestro nivel de felicidad y consiste en conocer los factores principales que afectan a nuestro nivel de felicidad.
Ya comenté el principio que el entorno y cómo lo interpretamos son factores clave a la hora de manejar nuestro nivel de felicidad.
Es decir, dónde vivimos y por dónde nos movemos, la calidad del aire, con qué personas nos rodeamos, nuestro tipo de trabajo, nuestro conocimiento sobre el tema, las acciones que vayamos tomando…
Pero hay otros factores también muy importantes como por ejemplo la genética, que nos dá al nacer cierta predisposición a ser más o menos felices.
La química del cerebro y de nuestro cuerpo, en parte condicionada por la genética, pero también por cómo la gestionamos nosotros mismos y cómo aprendamos a gestionarla para producir distintas reacciones internas.
Por ejemplo forzándote a sonreír en momentos tristes hará que la química de tu cuerpo empiece a cambiar.
El clima del lugar en el que pases más tiempo lo podría meter en el apartado del entorno, pero creo que se merece un lugar aparte.
El Sol y la luz son factores que afectan directamente a nuestro nivel de felicidad y por tanto trata de aprovechar todo lo posible esas horas de luz o mudarte a un país con más horas de luz puede definir un nivel de felicidad mayor o menor en tu vida.
El conocimiento también es importante. Si no sabemos que podemos cambiar nunca cambiaremos. Si no sabemos distintas técnicas para cambiar tampoco sabremos cómo hacerlo aunque detectemos el problema. Si no leemos sobre ideas opuestas a las nuestras o si no sabemos cómo conseguir diferentes cosas es prácticamente imposible lograr nada.
Todo debe estar primero en nuestra mente para lograrlo.
Por tanto aprender sobre psicología, meditación, historia, salud, alimentación…, en definitiva aprender cosas nuevas cada día hace que nos sintamos más felices al activar nuestro cerebro.
El deporte. Otro factor más que seguro ya habías pensado. ¿Qué pasa cuando estás sentado en una silla con una mala postura durante mucho tiempo? ¿O cuando llevas mucho tiempo sin salir a correr o sin casi moverte?
Tus músculos se empiezan a atrofiar y todo te empieza a doler. Tu cuerpo te avisa una y otra vez y te pide que te muevas.
Además te recompensa cuando haces ejercicio de forma constante aumentando los niveles de serotonina que te hacen sentir más feliz.
Trata de sudar para limpiar tu cuerpo.
La salud. Si tenemos alguna enfermedad grave será más difícil sentirnos felices como es lógico. Pero mejorar nuestra salud está condicionado en gran parte por nuestra forma de vida y el nivel de felicidad que queramos alcanzar.
El amor. De nuevo el amor es algo muy relativo. Debemos dar todo y no ponernos límites pero también debemos saber que todo se puede acabar y debemos ser capaces de avanzar para volver a darlo todo sin mirar atrás.
Esto nos permitirá sentir más amor cada vez, aunque sea algo bastante complicado.
El amor es un punto muy importante en la felicidad pero de nuevo cada uno es el que interpreta qué es el amor y cómo le afecta en su vida.
Estro daría para otro artículo, o mejor dicho, para cientos de libros.
El amor, como se dice, mueve montañas.
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La satisfacción personal. Con tu cuerpo y con tus actos. El hecho de ser coherente con tus pensamientos. Si por ejemplo comes mucho y sabes que no deberías hacerlo. O que criticas a la gente y luego te arrepientes.
Debes ser más consciente de tus actos y alinearlos con tus pensamientos y sentimientos.
El dinero. Otro factor que seguramente esté presente en tu mente de forma constante.
Y es que necesitamos en la mayoría de los casos cubrir nuestras necesidades básicas de alojamiento y comida para poder trabajar el resto de factores.
Pero no siempre es así. Aquí entran en juego de nuevo nuestras creencias limitantes o creencias adquiridas.
Te puedo decir algo, cuanto más dinero ganes más gastas y esto se convierte en un bucle sin fin que no te deja ser feliz.
Párate a pensar cada cierto tiempo en qué te estás gastando el dinero y si realmente es algo que te hace feliz. Pero no “feliz de Instagram“, si no feliz de verdad.
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El trabajo. Es allí donde pasamos gran parte de nuestro tiempo y tener pasión en lo que hacemos para mi es indispensable si quiero que mi nivel de felicidad sea alto.
Y si estás desempleado encontrar trabajo en sí es en muchas ocasiones un trabajo más que te permite mejorar en tu vida.
Tus amistades. Con quién te relacionas y cómo lo haces es otro factor más. Somos seres que necesitamos relacionarnos para sobrevivir y trabajar este punto es crucial si quieres ser más feliz.
Acude a todos los eventos que puedas y piensa en los otros antes que en ti (aunque también debes ponerte tú primero en otras ocasiones). Interésate realmente por ellos.
Tu barra de la felicidad. Aquí entra en juego tu nivel de exigencia. Tu barra de felicidad puede ser demasiado grande o demasiado pequeña y rellenarla puede resultar un reto ilusionante o un reto imposible.
Por tanto exígete ser feliz pero sin sobrepasar ciertos límites con los que se consigue el efecto contrario.
Y en este punto entra tu nivel de felicidad actual. Hay momentos en los que aumentar tu nivel de felicidad es más complicado y otros en los que parece que es algo exponencial tanto para bien como para mal.
El punto en el que estés ahora también afectará a tu felicidad venidera.
Y el último gran factor sería la alimentación. En este punto, y como ya te he comentado en más de una ocasión, trata de comer alimentos “sin etiquetas“, es decir, productos naturales que no tengan “ingredientes” como la fruta, verduras, carnes y pescados naturales, huevos ecológicos, frutos secos…
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Y todos estos factores podemos mejorarlos una vez los conocemos.
Pero sobre todo vuelvo a lo importante. La clave está en cómo nos enfrentemos de una forma positiva a cada unos de estos factores y saber apreciar los pequeños detalles de la vida como sentir la lluvia en tus manos, el roce de los rayos de sol en tu mejilla, ver las estrellas de una noche de verano, las nubes en el cielo o sentir una simple caricia.
La decisión está en nuestras manos en un porcentaje muy alto.
Piensa en esos momentos que te hacen sentir feliz y trata de replicarlos y repetirlos el mayor número de veces posible.
Por eso el optimismo también debía incluirlo en este listado.
La combinación de todos estos factores afectan directamente a nuestro nivel de felicidad.
¡Pero si nos centramos sólo en uno o dos de ellos descartaremos el resto, y por tanto no apreciaremos todo lo que hemos conseguido!
Trata de poner orden en tu vida y para eso hay que empezar poniendo orden a nuestro alrededor.
Nuestra casa, nuestra ropa, nuestra mesa de trabajo… Trata de ordenarlo todo.
Y respira. Respira profundo. Muy profundo.
Alcanzar la felicidad plena
La felicidad no tiene una meta. La clave está en saber identificar esas pequeñas cosas de la vida que nos hacen o nos pueden hacer más felices sólo por saber identificarlas.
La meditación por ejemplo nos enseña a prestar atención al presente y no dejar que nuestro cerebro se centre sólo en el pasado o en el futuro.
Te recomiendo que pruebes la app Petit Bambou para aprender a meditar paso a paso.
Muchos problemas de ansiedad pueden solucionarse con este tipo de sesiones que hacen situarte en el presente.
Y otras veces es cuestión de hacerte una sola pregunta que lo cambia todo. ¿Qué puedo hacer ahora mismo para sentirme más feliz? Puede ser un gran cambio o algo pequeño.
Y pregúntate también si eso que creo que me hará más feliz es realmente así.
Cambiar nuestro concepto de felicidad es difícil ya que una gran parte ha sido condicionado durante años por la sociedad, nuestro padres, amigos, la televisión…
Y ahora es donde ver que menos es más puede ayudarnos enormemente.
No necesitar tanto nos permitirá liberarnos de un gran peso.
Empieza a investigar sobre el minimalismo.
El experimento sobre la felicidad
En mi cuenta de Instagram realicé un sencillo experimento.
Pregunté en una historia cuál era el nivel de felicidad de cada uno de mis seguidores para que lo puntuaran entre 0 y 100.
El 95% situó su nivel de felicidad en torno al 80%.
La mayoría de la gente se siente bastante feliz.
Incluso en otra historia pregunté a mis seguidores si se sentían felices en tu trabajo y trabajaban en sus pasiones.
De nuevo la gran mayoría respondió que sí.
Esto no quiere decir que podamos extrapolar los resultados a nivel mundial.
De hecho hay estudios que indican que más del 80% de los trabajadores del primer mundo no se sienten realizados en sus respectivos trabajos.
Las conclusiones que saqué con mi humilde estudio son que todo el mundo tiene un nivel de felicidad elevado dependiendo de cómo enfoques las preguntas.
Por tanto, la felicidad ya está dentro de nosotros y hay que empezar a sacarla.
El negocio de la felicidad
¿Qué piensas al leer los siguientes titulares?
El porcentaje de empleados infelices en su trabajo es el más alto desde el año 2011. Ver noticia.
Ocho de cada diez españoles son infelices en el trabajo. Ver noticia.
¿Feliz en el trabajo? Una dicha de muy pocos. Ver noticia.
Es increíble porque diversos estudios muestran resultados completamente opuestos.
Pero lo más curioso es el que el primer titular se basa en un estudio en el que se indica que “el 76,6% de los encuestados afirma que es feliz en su trabajo“.
¡Y aún así los medios son capaces de centrarse en los que no son felices que son la gran minoría!
Es como si a los medios no les gustara que la gente sea feliz.
O mejor dicho, las buenas noticias no venden.
Por tanto ten mucho cuidado con lo que lees, escuchas y ves ya que un día tras otro puede hacernos ver un mundo que realmente no existe.
Yo de hecho dejé de ver la TV y leer periódicos casi por completo hace unos años para mejorar mi productividad y ser más feliz.
Conclusiones
“Era lunes, el despertador sonó como cada mañana las [7:10]. María se despertó sobresaltada y alargó su mano para acabar con ese sufrimiento.
La noche anterior se había quedado hasta tarde viendo su serie favorita y ya empezaba a notar esas horas de sueño que le iban a faltar durante el día.
Se levantó de la cama y se dió un golpe en el dedo meñique con una pata de la cama. Maldijo su mala suerte.
Llegó a la cocina, cogió una taza y se preparó un café. Sin darse cuenta al soltarlo en la mesa lo golpeó con el codo cayéndose al suelo y dejando la cocina llena de cristales y café.
Chilló y maldijo ese día que se torcía cada vez más.
Al llegar a su trabajo se acordó que no había preparado una reunión que tenían a primera hora y que finalmente fue un desastre.
El jefe se lo recriminó ya que hicieron perder el tiempo a un gran número de personas y tuvieron que aplazar la reunión para el día siguiente.
El resto del día no mejoró mucho.
Por fin, se hizo de noche pero había tomado mucho más café de lo normal y ahora no podía dormirse. De nuevo sabía que el día siguiente iba a ser otro mal día.
No entendía porque todo le salía mal y sentía que sus días se repetían sin que pudiera hacer nada para cambiarlo.”
En esta historia, el mal día no se había presentado por el azar, sino por las pequeñas decisiones que había ido tomando a lo lardo del día anterior y que iban a condicionar su día siguiente.
De lo que no se había dado cuenta es que además de esas pequeñas decisiones que condicionaban el resto de sus días, la forma de afrontar lo que le pasaba a su alrededor le metía aún más en esa espiral de odio y rencor en la que se encontraba.
No creo que tengamos un propósito en la vida y de hecho tratar de buscarlo, al igual que buscar una meta en la felicidad puede ser un grave error.
El propósito en la vida debe verse en nuestro día a día, en nuestras emociones, en nuestros actos y en cómo nos sentimos.
Por eso pararse a analizar qué está pasando en nuestra vida, qué estamos haciendo bien y qué debemos cambiar hoy mismo es un ejercicio que nos ayudará enormemente a ser más felices.
Cuanto mayor sea tu nivel de felicidad menos te afectarán las cosas negativas que suceden a tu alrededor.
Recuerda que todos los extremos son malos.
Empieza a ver tu pasado como un gran aprendizaje necesario y a agradecer que has llegado hasta este artículo porque muchas otras personas jamás lo descubrirán.
Debes empezar por mentalizarte de la importancia de todo esto. Yo por lo menos prefiero ser feliz y que las personas que están a mi alrededor también lo sean.
Esto es algo contagioso con lo que debemos infectar a todas las personas posibles.
Y para hacerlo nada mejor que practicar con el ejemplo. Y para ello sólo tenemos que empezar a sonreír más a las personas y dar más abrazos.
Creo que es algo bastante sencillo para empezar a hacer ahora mismo levantándote de la silla y abrazando a la personas que tengas más cerca, ¿te atreves o no quieres ser realmente feliz?.
Y justo después vuelve para compartir este post en tus redes sociales para ayudar a más personas.
¡Quiero saber tu opinión!
¿Te ha gustado el artículo sobre la felicidad? ¿Conoces algunas otras técnicas para ser más feliz? ¿Estás aplicando algunas de estas técnicas? ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?
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