Tú ya eres la mejor madre que tus hijos pueden tener. Y lo eres por el simple hecho de que estás leyendo esto. Has visto el título del post y tienes especial interés en ser esa madre que alguien ha dicho que DEBES SER.
¿Has leído alguna vez este post que escribí hace 9 años en el que, desde el anonimato, me abría a contarte por qué quería ser madre yo?
No esperes aquí unas palabras milagro que vayan a solucionar tus problemas de maternidad: poco tiempo para ti, rabietas de tus hijos, sentir que no los estás educando bien e incluso, asentir cuando ves ese reel que anda por Instagram de una mujer pensando si tirarse por las escaleras o no porque ve un ingreso en el hospital como unas vacaciones de sus hijos.
La realidad es que todo es cuestión de perspectiva. Una perspectiva que probablemente necesite la ayuda de un profesional para que encauces lo que verdaderamente sientes y sobre todo, que te VALIDES.
Yo también me he preguntado muchas veces si estaba siendo la mejor madre para mis hijos.
Carencias de la infancia
¿Cómo voy a ser una buena madre si yo no tuve ese ejemplo?
No vengo aquí a hacer un trabajo psicológico contigo, porque ese no es mi trabajo; pero quizás puedas darte cuenta tú misma de que hay mucho más que cavar en todo esto.
Tener en cuenta que tu madre lo hizo lo mejor que supo y tuvo con sus herramientas y recursos, va a cambiar muchísimo tu visión hacia ella y hacia esa forma de educarte y criarte que tuvo.
Ya no te digo que la perdones como tal, pero sí que intentes empatizar.
¿Cómo era la educación emocional antes? ¿Tuvo ella oportunidades de hacerlo mejor? ¿Tenía acceso a los mismos recursos que tú?
Sentir que repites patrones
Esta es otra losa que nos ponemos encima porque ya se dice que “de tal palo, tal astilla” y te ves muchas veces diciendo frases que tu madre decía y repitiendo en tu interior “mierda, yo no quiero ser como ella”.
Pero la realidad es que no lo eres, desde el minuto 0 en el que te propones cambiar las cosas.
A ver, es normal que algo tengas de ella, pero que tengas unas creencias no significa que te tengas que conformar con ellas. Tú puedes cambiarlas y tú tienes el poder de cortar esos patrones que sientes que repiten las mujeres de tu familia.
Redes sociales
He aquí el mayor motivo de tu frustración como madre que:
- no llega a todo
- no está siempre guapa
- no gana dinero en igualdad con su pareja
- no lleva a sus hijos elegantes todos los días
- no se toma tiempo para salir con sus amigas
y un largo etcétera más que no hace falta que remarque porque todas sabemos de qué hablo cuando hablo de postureo.
Ver maternidades ideales en Instagram puede gustarnos porque es a lo que todas aspiramos, pero NO ES REAL. No debemos olvidar que todo el mundo muestra lo que le interesa y que los trapos sucios se lavan en casa.
¿O acaso a ti te gustaría enseñar por redes sociales como le pegas un grito a tu hijo después de un día que te ha llevado al límite tropecientas veces, después de pasar una mala noche sin dormir y con dolor de cabeza?
Obviamente no.
Y quitarte la culpa por ser eso, va a ayudarte muchísimo. Te lo prometo.
Sé la mejor madre que tus hijos pueden tener
Y he aquí mi consejo de madre que se sintió incapaz de maternar a sus tres hijos por no sentirse empoderada, ni tener todas las herramientas suficientes, ni el mejor ejemplo que pudo tener: ámales.
Cuando se trata de amor, todo fluye.
Yo prefiero mil veces que vean la televisión mientras recojo la cocina, que fustigarme por ponerles pantallas, no hacerlo y encima acabar estresada por tener que recoger mientras están aburridos y peleándose entre ellos.
MAMÁ FELIZ, NIÑOS FELICES.
Y está mal que los niños vean pantallas, ¿verdad? O al menos que lo hagan en exceso… pues a ver, yo no les dejo ver excesivamente la tv, pero es una herramienta que uso a mi favor y he dejado de fustigarme por ello.
Palmadita en la espalda para mí.
Es importante que haya normas y límites en casa, pero a veces nos obcecamos por poner unas normas que rozan lo absurdo y que además, te provocan un conflicto tras otro. Por ejemplo, mi obsesión con que no coman azúcar.
De lunes a viernes saben que no comen azúcar, pero todo su alrededor lo hace. ¿Qué crees que hago cuando en el parque, un compañero les ofrece algo dulce? ¿Entro en cólera? Pues no.
Les recuerdo que no pueden comer dulce entre semana, pero que les dejo comer una galleta. Y me dicen GRACIAS MAMI.
Esto solo son algunos ejemplos que a mí me ha costado mucho trabajar y que obviamente, puedes no compartir conmigo. La palabra clave que quiero que te grabes a fuego es la de: RELATIVIZA.
Pregúntate si eso que te molesta es tan grave y no seas tan dura contigo misma. Dales cariño a tus hijos, háblales como te gustaría que te hablasen a ti, porque tú ya eres la mejor madre que tus hijos pueden tener.
Y si ves que ni con esas, ¡pues a terapia! Qué va genial no, lo siguiente. Pero no está todo perdido, ¡te lo prometo!
¿Qué es lo que te hace pensar que no eres la mejor madre para tus hijos?