Revista Diario

Cómo ser la perfecta madre viajera

Por Desmadreando @desmadreando

Sigo riéndome. De risa o de pena. No sé si podré contener la respiración hasta el final del post pero hay cosas que no pueden esperar.

Amo viajar. De toda la vida. Y de siempre ¡odio hacer maletas! pero ahora “al ser madre” creo que lo que más odio es que el viaje “vuela” literalmente y en ningún momento me senté a disfrutar ¡ni a respirar!¿Qué se le va a hacer? Soy una sacrificada y prefiero viajar.

En éste viaje he aprendido a reírme de mi “condición de madre” ¡y mucho!

Ahora que Critter es “mayorcita” hay menos miedos, soy mucho más práctica y me he convertido en la “madre viajera perfecta”. ¡Ay queridas mías! ¡Si ustedes me vieran!

Cómo ser la perfecta madre viajera

                    Amelia me la pela

La madre viajera perfecta…Ha dejado atrás el babero. Da de comer como sea-dónde sea- y- o-que-sea. Si hay manchas ¡mejor! un souvenir del pan tumacat.

La madre viajera perfecta ha dejado de esterilizar a los 20 meses y de hecho el biberón le da sólo una enjuagada que así hay mayor regusto a Nesquick.

La madre viajera perfecta lleva potitos pero si la niña descubre que el mejillón es su nuevo amigo ¡a enmejillonarla!

La madre viajera perfecta al empezar a llover pone la burbuja al cochecito de paseo del bebé pero si ve que su bestia saca la cabeza porque odia la claustrofobia y el hedor de su propio aliento ¡deja que vaya doblada sacando la cabeza y mojándose todo el paseo! Se imaginarán que al sacar a Critter del coche ¡no podía tenerse de pie! seguramente se le dormiría toda la cadera de estar 40 minutos doblada.

La madre viajera perfecta lleva folios y lápices para colorear pero si su artista Critteriana decide seducir con “ojitos y beso de nariz” al concierge para conseguir un boli ¡nada como dejar el autógrafo en la mesa minimalista blanca del recibidor del hotel! ¡Arte instantáneo!

La madre viajera perfecta inmortaliza el momento en que su heredera dice nuevas palabras: Yo chiquita, mamá gande…gashias y nada como el momento cuando dice el primer nombre propio. En esta ocasión se trato del mejor amigo de Mickey Mouse y por ende se aplica a todo perro andante. ¡Imaginen a mi tesoro gritando por toda la Barceloneta: putoooooo, putoooooo….! a todos los guauguaus. ¡Para comérsela!

La madre viajera perfecta se receta a sí misma unas cuantas jeringuillas del Dalsy para la migraña resacosa, para soportar los gritos, para saber que viajar es placentero y para adormecer el deseo de volver a casa cuanto antes ¡si son vacaciones mujeeeer! 0_0

La madre viajera perfecta pasa de todo ¡hasta de si misma! ¿Y esto como se comprueba?

El día que llegas al hotel a las tantas de la madrugada sola- porque el resto se quedaron al último gintonic- con un ser dormido en calidad de bulto, un pelo al estilo freezeadohúmedoplayero, un paquete de pañales gigante de la farmacia bajo la mano y una mantita de bebé enrollada como bufanda que se cae justo al entrar en la puerta giratoria haciendo que se trabe la puerta y encontrándote en un bucle de giros sin salida¡sabes que das pena ajena!

Ves llegar a los de seguridad prestos y tú ilusamente crees que es para socorrer a una madre con su pobre hija dormida atoradas en una rueda de hamsters de cristal pero ¡nooo! era solamente para pedirnos “la llave del hotel” para comprobar que fuésemos distinguidas huéspedes ¡Ese día es cuando sabes que llevas pinta de madre! ¡Y no cualquiera si no de madre viajera! 

Jamás me habían pedido mi identificación para asegurar que fuese yo misma ¡esta bien que han pasado unos cuantos años desde que me saqué el carnet de conducir pero no es para tanto oiga! 

El no va más fue cuando me avisaron sútilmente por teléfono que habría un cargo extra por daños colaterales. La razón del cargo era porque el cocodrilo artesanal de murano- de esos hechos con cristal del bueno bueno-se había encontrado roto.

-¿Roto? ¡De qué me hablan! Ese cocodrilo está en la mesilla de la entrada de la habitación.- les dije a los del Front Desk por teléfono girando el rabillo del ojo hacía la mesilla de la entrada.

Estaba.

Critter siendo muy fan del Cantajuegos sabía que  ”el cocodrilo se metió en la cueva de pronto asomó la cabeza miró para una lado y al otro y ¿qué pasó?, y ¿y qué pasó? se sorprendió ¡aaah” ¡Critter lo tiró de lleno en el WC! Y ahí el cocodirlo hecho añicos se ahogó.

El cocodrilo ha sido y será mi único “shopping”.

Todavía queda un día de “vacaciones”. Temo lo peor.

 


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