Que las cosas nos salgan bien en la vida, a menudo depende de nosotros mismos, y no sólo porque seamos más o menos tenaces, más o menos trabajadores, más o menos eficaces…A menudo lo determinante es pensar en positivo.
Pero ¿qué es el pensamiento positivo?
El pensamiento positivo es una actitud. Es el optimismo por bandera.Pensar en positivo no es nada más, ni nada menos, que el propósito de ver las cosas con alegría.
Pensar en positivo es utilizar la risa como energía liberadora.Aprender a reírnos primero que nada de nosotros mismos.¿Quién no ha sentido alguna vez cómo se le deshace ese nudo en el pecho que nos oprime, simplemente pasando unos minutos escuchando chistes?Pensar en positivo es buscar la parte divertida de la vida, de cualquier momento de nuestra rutina diaria.
Y es que aquello de que “si las cosas pueden salir mal, saldrán mal” no es cierto. Lo que ocurre es que estamos demasiado atentos a las cosas malas que nos ocurren y dejamos que pasen desapercibidas todas las cosas buenas.
Es más, ya no es sólo que estamos demasiado atentos a las cosas malas que nos pasan a nosotros ... ¡es que encima estamos demasiado pendientes de las cosas buenas que les ocurren a los demás!
Se dice que la envidia es nuestro pecado nacional… y pecado no sé si será, pero desde luego la envidia es una emoción muy tóxica, que nos envenena a nosotros mismos; que no nos permite avanzar, seguir nuestro propio rumbo.
¿Cómo ser más positivos?
Primero, simplificando nuestras vidasEn general, lo positivo es simple, sencillo; como si fluyera por sí mismo. En cambio, lo negativo suele ser consecuencia de actos más enrevesados: envidias, rencores, celos, ambiciones personales desmedidas, mentiras, egoísmo…
Segundo, comunicándonos con los demás.Ampliando nuestro círculo de amistades. Siendo extravertidos, dialogantes, empáticos, sinceros, asertivos…
Tercero, aceptando nuestros errores. Asumiendo nuestras derrotas con deportividad. Aprendiendo de nuestros fracasos con naturalidad aunque sin resignación, para volver a levantarnos y empezar de nuevo. Olvidándonos de nuestro orgullo, de las ansias de ser siempre los mejores, de ser “los más”. Para ganar hay que arriesgar, pero si aceptamos el riesgo hemos de aceptar las dos posibilidades: ganar y perder.
Cuarto, buscando siempre un motivo, una ilusión.La palabra “motivación” proviene del latín “muovere”, mover. Y es que la motivación es precisamente eso, lo que nos pone en marcha. Esa voz interior que nos espolea y nos dice “¡venga, vamos!”Lo que nos levanta del suelo tras cada caída.
Lo que nos dice que hasta lo negativo tiene su parte positiva: aprender
póster creado por AdarvePhotocollage, retoque fotográfico
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