Como ser una buena madre

Cada día nos cruzamos con familias, niños y madres diferentes, felices. Vemos buenas madres, y ¿malas? ¿Hay malas madres? No me refiero a la moda de #malasmadres, que todas tenemos un poco de eso, lo que quiero decir es que cada una a su manera es buena madre.

Muchas veces oímos “que buen padre”, a aquel que oímos que cambia pañales, da un biberón o pasea a los niños. Pero, ¿cuántas mujeres recibimos un “Que buena madre eres”? 

Ser buena madre depende de cada familia. Seguro que cuando viste el test positivo de embarazo es una de las preguntas que te surgió.

¿Seré buena madre?

Nadie nace sabiendo. Todo se aprende, vas cogiendo experiencia, aunque la que cojas con un hijo tal vez no te sirva de mucho con otro hijo, porque cada uno es diferente y único.

Se supone que estamos “programadas”, en algo que las mujeres hemos hecho durante siglos, embarazo, parto, lactancia, crianza… Cada época de manera diferente, nunca igual, y no sabría decirte cual fue mejor para “copiar” esa manera de criar.

Olvidaros de las comparaciones

• parto natural / cesárea,
• lactancia materna / biberón,
• carrito / porteo,
• purés / baby led wenaning,
• colecho / dormir en habitaciones separadas,
• guardería / excendencia materna/ abuelos…

¿O acaso habéis visto a los niños quejarse por alguna de las opciones? Las madres vamos haciendo las cosas según vemos como reacciona nuestro hijo, según las circunstacias, según nuestras preferencias. Por eso no hay dos maneras iguales de criar a un niño, porque todo es diferente: la familia, el entorno, la situación laboral, la experiencia previa, y sobre todo, el niño. Cada uno es único.

No hay claves para ser una buena madre, pero sí creo que todas las madres somos buenas y tenemos cosas en común.

5 cosas que tienen las buenas madres

1. Queremos a nuestros hijos por encima de todo.

Por mis hijos ma-to. Los adoramos, nos encantan, nos ponen de los nervios, nos desafían, nos sacan lo mejor y lo peor de nosotros mismos, tienen todo lo bueno y lo malo nuestro, son un reflejo de nosotras mismas… Los llenamos a besos, abrazos y caricias, jugamos con ellos, leemos, inventamos historias… hacemos un sinfín de cosas por ellos, más de las que nos damos cuenta.

2. Les damos cariño, alimento, ropa y cobijo.

Aunque no sepamos que hacer un un recién nacido durante las primeras horas de vida, cuando lloran sin saber por qué, cuando la cabeza no se le sujeta… tenemos preparado para ellos un montón de amor y cariño, un hogar para que crezcan, y ropa para que no pasen frío (no os paséis poniéndoles capas, que son niños no cebollas;))

3. Los protegemos y nos asustamos por ellos

Somos buenas madres porque ese instinto de supervivencia que creíamos que no teníamos aparece y los oímos llorar por la noche aunque estemos en la otra punta de la casa, o sabemos que es su lloro entre todo el jaleo del parque… A veces somos demasiado pesados “cuidado con esto” “eso es peligroso” “no hagas” “no cojas”… necesitan explorar, pero no podemos evitarlo.

4. Queremos lo mejor de la vida para ellos

Queremos la mejor alimentación, las mejores sonrisas, los juguetes más modernos y educativos, los mejores cumpleaños, las mejores vacaciones, la mejor educación, bla bla bla. Queremos cosas también que nosotros no tuvimos, pero sobre todo les queremos a ellos, y verles feliz nos da la vida.

5. A veces estamos hartas y nos gustaría escapar.

Esto es así, así porque ser madre es muy intenso, físicamente quizá no tanto, pero mentalmente puede ser agotador a veces. Es normal querer desconectar, hacer otra cosa, estar a solas, ser “la de antes”. Ser una buena madre tantas horas, días, años… hace que acabes harta agotada. Por eso una buena madre también quiere su espacio, sus cosas, su tiempo. También es cierto que los peques te devuelven tantos amores y sonrisas que haces que tengas fuerzas inmensas.

Y es que… qué difícil y que bonito es ser madre, buena madre. Os dejo el enlace a una publicación sobre el tema que escribí hace semanas en Facebook.

En mi caso, creo que soy una de esas buenas madres y creo que VOSOTRAS TAMBIÉN SOIS BUENAS MADRES.

Antes de estar embarazada pensaba que sería de una manera, he resultado ser de otra, he cambiado de un hijo a otro, he aprendido, ellos me han enseñado… He elegido lo que creía que sería mejor para ellos, aunque no siempre ha sido lo que mejor parecía al entorno o lo más habitual. Y cada día intento no juzgar, no criticar, porque cada madre es única, cada situación es diferente.

Disfrutemos de nuestros hijos y de la vida, ¡que somos buenas madres!