Revista Psicología

Cómo ser una mierda…y tener autoestima (II)

Por Saval

Publicado por Álvaro Saval

(Que escribo muy poco en el blog pero bastante en la página de Facebook)

Es muy habitual la proliferación de terapias hoy en día. Existe una disputa bastante amena, en el plano de la discusión, sobre la validez de cada una. Creo en la libertad de elección de cada persona para escoger aquella opción que más suponga que le va a ayudar. A veces, incluso, que simplemente le va a entretener. Desde mi punto de vista voy a ofrecer otra clasificación, inútil evidentemente. 1) Aquellas terapias que sirven para construir realidades paralelas. 2) Aquellas que sirven para confrontar la realidad. Que yo me incline por la segunda no implica nada, es por gusto simplemente. Considero igual de válida la primera. De hecho, la considero más práctica. "Esto es una mierda así que vamos a imaginar algo mejor como si fuese esto". Aunque en realidad no lo es pero...si te lo crees muy fuerte, el autoengaño pasa. Y si pasa, dura, y si dura, sirve.

Es por tanto una forma de generar la autoestima la construcción de una realidad sobre el sujeto, sobre el "sí mismo/a" en base a falsedades, a mediasverdades y, especialmente, a lugares comunes. Frases que en realidad sirven para todo el mundo pero que la gente se las toma como únicas, les hace sentir especiales. Cool readings. Tenemos por tanto ese mecanismo. Que sirve para reformular ideales de belleza, inteligencia, habilidades sociales...cualquier cosa se puede cambiar creando una mentira paralela. Una mentira bonita eso sí. La otra forma, que es la mía y da título a esta serie de posts, es aceptar lo que hay. Es decir, dentro de esta sociedad, ¿en qué medida me ajusto a los patrones de x?. Una vez sabido eso, y sin olvidar evidentemente que hay patrones sociales que hay que destruir (digo destruir y no digo cambiar por otros), podemos empezar a valorar desde dónde salimos. Evidentemente en algunas cosas se estará por debajo de la media, en otras por encima, en la mayoría, lógicamente, en la propia media. Y en esa asunción del punto de partida podemos ver qué cosas evolucionar, qué cosas dar por imposibles y qué cosas dar por superadas y no preocuparse.

No partimos (no parto) por tanto de la construcción de la autoestima en base a fantasías sobre ser especial, original, irrepetible o la puta maravilla del universo. Parto de que hay que quererse porque somos sujetos con dignidad y merecemos, al menos, amor y respeto de nosotras mismas. Parto de una exigencia mínima. Parto, en definitiva, de un punto de partida. No de un fin. El fin, desde una perspectiva más nihilista, freudiana o marxista o todas en su área de influencia, es superar los condicionamientos sociales. Pero mientras existan, pelear por destruirlos. No negarlos.

Cómo ser una mierda…y tener autoestima (II)

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