Revista Sociedad
Por Luis Herasme
Un análisis.
Con el retorno a la presidencia de Donald Trump, a partir del mes de enero del año 2025, Estados Unidos no registrará cambios importantes en su condición intrínseca de principal imperio del planeta.
No obstante, dentro del margen de acciones permitidas a un inquilino de la Casa Blanca, es indudable que el ganador republicano marcará una diferencia notable que el mundo no pasaría por alto.
Trump reforzará las medidas proteccionistas a favor de altos productores nacionales y en consecuencia procurará aplicar nuevos aranceles a productos que entran al país.
En política de defensa, evitará al máximo no implicar a Estados Unidos en conflictos militares directos con otros países y recortará presupuestos destinados a respaldar guerras de países aliados contra terceros. Ahí entra Ucrania.
Con Trump, Estados Unidos entraría más a guerras comerciales que a guerras militares, en las condiciones que la maquinaria imperial se lo permita.
En muchos momentos, Trump daría la impresión de estar dispuesto a tomar la peor medida, la más enérgica y decidida contra China, Rusia, Irán, Corea del Norte, Cuba o Venezuela, por citar algunos ejemplos, pero todo podría ser parte de su conocido estilo atípico de "actor" que mediante un verbo "incendiario" buscaría ablandar o disuadir, en busca de lograr sus propósitos.
Esto no descartaría que Estados Unidos entre en guerra abierta o que apoye a un aliado en una confrontación armada, porque puede llegar el momento que una determinada decisión provenga del imperio mismo y no exactamente del gobierno ni de su presidente que visiblemente la ejecutan.Editado en Neiba, Cabecera de la Provincia Bahoruco, República Dominicana. Contacto: [email protected]